La clase continuó normal, la pregunta no salía de mi cabeza, mi móvil marcaba las 12:15 me siento abrumado, pienso variadas cosas cada una con un sentimiento en especifico.
Hey, ¿estas bien? -laisa me pregunta al notar que no le ponía atención-
Si, perfectamente -le enseñó una sonrisa con calma-
Lamento lo que dije allá abajo, solo... -su móvil la calla- dame un momento.Asiento mientras la veo alejarse hacia las puertas del casino, mira cada mueca de su rostro recomiendolas a la perfección, veo como corta la llamada sin necesidad de querer saber algo más, palabras dichas me tocaron el corazón, algo debió de ocurrir para que sus ojos fueran remplazados de aquel brillo cálido, su mirada cae devastada mente.
Debo retirarme... Lo siento daemian te lo compensare lo prometo -me da un cálido abrazo a pesar de las obvias ganas de no dejarme solo.-
No te preocupes, te estaré llamando en la noche como siempre. -le digo sonriendo-Ella me da una cálida sonrisa hasta de correr hacia la sala para poder buscar sus cosas, aun falta bastante tiempo, pienso en que hacer mientras paseo por lo pasillos repetidamente incomodo por ver a todos con sus amigos o hasta con uno, repentinamente me paro en seco escuchando unos gritos provinientes del casino, trato de ignorar los gritos o "charla", a pesar de hacerse cada vez más fuertes, varias personas se an asomado a ver que sucedía, pero la verdad quize cerrar los ojos y simplemente ignorarlo hasta que lo vi delante de mi, el chico del libro...
Observó su labio partido por el cual aún brotaba un poco de sangre y su ojo entrecerrado tornando un color morado, sus ojos tienen un brillo intenso como si pudiera ver a través de ellos, como si quisiera traspasar tu alma a través de un simple color, me perdí en su brillo tratando de descifrar algo que era completamente nuevo para mi, trataba de ver su alma a través de estos como dicen, pero no vi nada.
Permiso -su voz ronca y a la vez suave me pone los pelos de punta, me muevo permitiéndole el paso continuo-
Las personas expectantes observa como se va, sin tener el privilegio de ver sus ojos como yo aunque fue por unos segundos, observe su espalda con silencio nadie se atrevió a decir nada por unos largos segundos que se volvieron minutos hasta que unas risas lo cesaron abrupta mente, todos voltearon por instinto, mi miedo y angustia creció al verlos allí tan calmados como si no fuera nada de la vida, empujó a algunas personas a mi paso sin poder controlar el tiritar de mis manos, mis ojos comienzan a brillar de angustia, me sujeto mi mano con la otra, a pesar de agitar más los movimientos, tomo mi pulso, subiendo las escaleras rápidamente sin percatar me de mi alrededor, busco el espacio libre de dos salas casi juntas caigo de golpe apoyando mi espalda en la pared, sonrió nostálgico mientras junto mis manos esperando que se calmen, aun sigo siendo un niño.
Es como si mi mente fuera una librería y un temblor ocurriera ella todos los libros caen, abrumandome de golpe, se siente como si volviera a esos lugares donde me encerré, donde sonreí y llore, mi mente es como una librería, sus libros son los momentos que vive, un torbellino de emociones que debes de sentí para ver, deberás sentir las lágrimas del autor cuando escribía con su tinta en ella, la angustia de cada palabra, la alegría de cada oración, la tristeza de cada página, el te querrá transmitir un sentimiento, el querrá que sientas lo que es estar en el lugar del protagonista, aunque duela, el quiere que lo sientas.
Inhalo y exalo varias veces hasta detenerme sabiendo que no llegare a nada con aquello pero el intento es lo que cuenta ¿no?, la campana anuncia su vuelta, golpeó, me suelto hacia delante, mi barbilla con la cerámica mientras veo varios zapatos rebotando por el suelo, casi ninguno formal o "escolar" mi angustia crece al ver que algunos de detienen al frente de la separación, mis brazos tiritan haciéndome imposible sujertarme firmente, mi vista se comienza a tornar negra asustado y atrapado ellos solo se quedaron allí de pie como si supieran que estaría acá dentro.
Mis manos tiritaban aun más sin poder controlarse, saco mi móvil evitando que este se caiga o ocurra algún incidente con el, intentando mantener la calma con un tono bajo de mi voz marco a laisa.
Un pitido, dos, tres, cuatro...
¡Hola!, seguramente en estos momentos este ocupada, deja tu mensaje por favor. -el pitido anuncia la aparicion-
Laisa, tengo miedo... Es patético, tu siempre me dijiste que era un niño a pesar de la edad que tenia, lamento si mi voz se escucha extraña, de verdad estoy asustado... -cuelgo el móvilCon un poco de suerte laisa me llamaría pero vamos... ¿Cuando la vida a estado a mi favor?, bajo mi vista aun viéndolos allí, la curiosidad, intriga, angustia, me creo un torbellino en el estómago y en la biblioteca de mi cabeza, todo se desordeno tratando de volver a su sitio por su cuenta, ¿el error? Es un simple libre el cual tu deberás de ordenar.
Unos risas rechillan cada vez más fuerte, me levanto sacudiendo mis pantalones y camisa, ellos al sentir lo movimientos se acercaron como si de una manada se tratase.
Hey, pero si es el chico lindo ¿te maquillaste hoy? -dijo dándome un codazo-
Un chico mete la mano a su bolso sacando un pequeño libro que reconozco a la perfección, por favor no.
¿Es tuyo? -asentí temiendo lo peor cuando el lo extiende lo deja caer de golpe al suelo, soltando un sonido de algo roto.-
Lo encontré en la basura agradece que lo recoji -dijo cerrando su bolso-Sólo puedo mantener la vista en aquel pequeño libro, era lo único que tenía ¿si ellos hubieran sabido lo especial que era para mi, lo habrían hecho igual? Escucho unos murmullos, mientras estos solo me miran en silencio absorto sin nada que añadir esperando una respuesta de mi parte, mis mejillas se tornan rojas y mis ojos comienzan a aguarse, bajo aún más la cabeza evitando todo contacto con ellos.
Eh que te ocurre -me toca el hombro, de un manoton se lo quito-
No me toques. -dije con la voz temblando-
¿Que dijiste? -hablo otro de los chicos posicionándose frente a mi-Guardó silencio cuando su mano me empuja de un hombro moviéndome a la derecha.
No me toques. -repito levantando la mirada sin importar que me vieran llorar.-
El se balancea un poco antes de oscurecer su mirada, sus amigos sólo se cruzan de brazos esperando a ver que hará ante empujón que lo descolocó del "chico lindo".
Me observa unos segundos pensando en sus movimientos y en que respuestas tendrían los míos, me quedo estático viendo ya su puño levantado y a mi cerca de su rostro notando lo oscuro de sus ojos, una oscuridad que te atraparia y no te dejaría escapar, ignoro el hecho de que el esta tratando de quemarme con sus ojos como si de rayos láser se tratasen, un golpe se estrella en mi mejilla mientras yo solo me tambaleo y me toco la zona afectada, escucho unos silbidos que vienen detrás de él, más gente se acerco a ver lo sucedido, unos reían, otros estaban asustados, otros murmuraban, una chica en particular capta mi atención a pesar de estar desvaneciendome, tenía unos ojos oscuros y grandes, como los de un ciervo, un ciervo que estaba rodeado de leones.
Noto como sus manos tiritan y lleva su mano a su boca repetidas veces sin saber que decir o hacer pero al final será tarde, si quieren hacerme algo que lo hagan ahora, la vida nunca a estado de mi favor, ¿porque pensé que las cosas podían cambiar? Siempre e sido un peon en el juego del ajedrez una pieza que avanza de a poco y para por largo tiempo, que solo sirve de defensa, que no llegará al final del tablero sin ser comido.
¡Dejalo en paz! -desperté de mi trance viendo su puño a unos pocos centímetros de mi rostro-
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Ceguera nocturna.
Novela Juvenilme aterraba la oscuridad, me aterraba no poder mas allá de ella, me aterraba que todo se volviera oscuro sin previó aviso, hasta que llego él, él me enseño a ver las estrellas, me enseño a ver el cielo por más oscuro que estuviera, me enseño que hay...