Capítulo 24

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Él hombre me arrastra, pero algo pasa, un disparo que me deja sorda, solo escucho como un pitido que no me deja escuchar lo demás. Solo siento como el agarre del hombre desaparece.

Me quedo pérdida unos minutos hasta que veo como Alec viene hacia mi. Tengo miedo de voltear y encontrarme con lo único que no quiero, pero la realidad es la realidad.

El hombre está tirado en el suelo con un hoyo en su frente mientras que un charco de sangre se va extendiendo a su alrededor. La escena me da asco, tanto, que no puedo contener las ganas vomitar lo poco que he comido hoy.

Esto es asquerosamente asqueroso.

Nunca creí que podría pasar por esta situación, que otra vez estuviera frente a la muerte, que alguien me buscara y yo no supiera para que. También que alguien le hiciera daño a las pocas personas que están a mi lado.

Sentí los brazos de la única persona que estaba conmigo ahora, rodeó mi cintura para ayudarme a poner de pie. Quizás el me está hablando pero no lo escucho, estoy en un estado donde quiero desaparecer.

Nos subimos en el auto, el cual no tiene ventanas pero eso es lo de menos, solo quiero irme de este lugar.

— Llévame hacia el cementerio — dije bajo y audible para que lo escuchara.

— ¿Quieres hacerle tu misma el hoyo al muerto? —una risa burlona salió de sus labios y fue lo suficiente para hacer que no pueda más.

— ¡Eres un idiota! —exploté, sintiendo que la sangre ya no corría por mis venas—. ¡No tienes corazón! acabas de matar a una persona y actúas como si nada pasó... ¿que clase de persona eres? —parece un matón que no tiene conciencia alguna, alguien que disfruta asesinar.

— ¡¿Qué demonios querías que hiciera?! Deberías de darme las gracias por salvarte de las manos de esos desgraciados —quizás deba de dar las gracias pero ahora solo quiero procesar esto.

Quizás soy una malagradecida, alguien que no merece ser salvada de las garras de un hombre malo, pero no soporto una muerte más. Quedaré traumada el resto de mi vida.

No respondo, no me siento en condiciones de discutir por algo que el tiene razón, porque se que ese hombre no me hubiera dejado ir y la única forma seria matándolo. Al principio creí que Alec me dejaría y yo moriría pero no, fue todo lo contrario. El me salvó y tengo que agradecerlo.

Al llegar al departamento me metí al baño, primero lloré para sacar todo lo que tenía contenido y después me desnudé para meterme a la bañera. El agua cae mientras los recuerdos de hace algunas horas pasan como flashes en mi cabeza, ver a ese hombre muerto me hace ver a mi de esa forma, porque no puedo ser ignorante.

Todo esto se debe a los tratos que mi padre hizo con ese narco, quizás quiere cobrarme a mi o matarme, no puedo descartar ninguna opción.

Seco todo mi cuerpo y luego me puse la pijama que consiste en unos shorts y una blusa larga que los tapa. Lavo mis dientes ya que tengo el sabor a vómito en ellos y después salgo con todo mi cabello mojado y una cara de los mil demonios.

Henry se encuentra en la cama con la mano en su cabello para revolvérselo y después se pone de pie dando unas vueltas hasta que me ve. No sé si llorar de emoción por verlo o llorar por lo qué pasó y desahogar un poco más con el.

Me inclino más por la primera y sin esperar un minuto más solo voy a sus brazos y este me recibe gustoso. Los dos nos apretamos como si nos fuéramos a ir, mi mano toca su cabello mientras que la de él se enreda en los míos y la otra en mi cintura.

Que bueno que no salí en toalla.

— Lo siento, lo siento... —lo repite un par de veces más en mi oído y me estremecí. No sé porque lo siente y si la que lo debe de sentir soy yo.

— ¿Porqué? No me hiciste nada malo —me aparté un poco para mirarle a los ojos y encontrarme con esos hermosos ojos tan cautivadores. Sin aguantarlo más llevo mis manos a cada lado de su cara y lo acaricio, él me ve expectante.

— Te dije que te protegeré y es como si todo está en contra. Te prometo...

— No me prometas nada, ni siquiera tienes porque pasar por esto... —una lágrima resbaló por mi mejilla y Henry la quito rápidamente.

— Shh, calla —, su dedo se posa en mis labios para callar cualquier palabra que salga de ellos— pasaría por eso y más, incluso doy mi vida por ti. Solo por ti y nadie más —quita algunos mechones para dejarlo detrás de mi oreja.

Me quedo estática, sus palabras llegan en lo más profundo de mi y de alguna u otra manera me alegra saber que justamente él, pueda dar su vida por la mía, me alegra saber que le importo así como él lo hace para mi.

— ¿Porqué... harías algo así? —tengo que preguntar, quiero escucharlo de sus labios. Acerca su boca a la mía pero solo las roza.

— Te quiero demasiado. No sabes las ganas que tengo de... quitarte la ropa cada vez que te veo, enloqueceré, Cassandra — este hombre me dejará sin corazón.

Estoy segura de que quiero a Henry, que él es con el único hombre que yo querré estar porque me hace sentir amada. Me hace ver que una rosa en el desierto puede florecer.

— Entonces hazlo —dije segura, a la vez que mis piernas tiemblan y mi corazón comienza a latir más rápido.

En El Olvido ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora