"Hay que vivir la vida sin preocupaciones, viaja por donde quieras sin importarte lo que digan los demás, ya que lo importante es que hagas las cosas que te hagan feliz."
Jamás había tenido tan en cuenta dichas palabras. Normalmente este tipo de frases que me suelen decir luego se me olvidan pero, desde aquella última tarde que pase contigo, se me quedó grabada a fuego en mi mente.
Llevo tiempo anclada en aquella última noche que te vi, viendo pasar las horas, los días, los meses y sin darnos cuenta ya hace 1 año... 365 días sin tenerte a nuestro lado, sin nuestras conversaciones de fútbol (que quien diría que tus dos equipos favoritos ganarían la pasada temporada). Sin tus: "Primi, dile a tu hermano que mire el móvil", de las risas a la hora de hacernos fotos, de los sábados de gordis, de tus "estás empanada" o "vaya crack" y de la cantidad de recuerdos que nos has ido dejando a través de los años.
Nos enseñaste a reír y de no dar importancia a cosas insignificantes, a pelear por lo que realmente queremos y hacernos valer. No fuiste un primo, fuiste un hermano que nos has ido cuidando uno a uno desde que nacimos.
No puedo evitar estar triste, pero tampoco puedo evitar soltar una sonrisa cuando hablo de ti. Al igual que tampoco puedo evitar mirar a mi alrededor cuando estamos en familia, pensando en que aunque no estés en cuerpo, puedas estar en alma con nosotros. Puede que lo haga para aferrarme a una insólita y desesperada idea de que puedas disfrutar con nosotros del momento, pero lo que sí sé con claridad es que lo hago con todo el corazón y que a pesar de todo, aunque tu fueras uno de los pilares importantes de los primos, ahora nos toca a nosotros mantenernos unidos por ti.
En este año han pasado tantas cosas que me hubiera gustado contarte y que seguro que te hubieras reído del gusto, pero te aseguro que si algún día nos vemos, te prometo que te contaré todo. También me gustaría que supieras que seguí tus consejos, es algo difícil pero lo voy consiguiendo poco a poco... Viajar, arriesgar, vivir el momento... tu mismo lo dijiste: Nadie te puede impedir hacer tu vida porque es tuya.
Doy gracias de haber crecido contigo y de haber aprendido tanto gracias a ti, te quiero A.
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Una Carta Al Cielo
EspiritualUna carta dirigida a alguien especial que está en el cielo y del cual no espero respuesta.