DOS

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- Muy bien Santander, otro sobresaliente - comentó la profesora mientras me entregaba una hoja de papel. Le sonreí y me dirigí a mi lugar.

- ¿Cuánto sacaste? - preguntó mi mejor amiga al notar que traía mi prueba y se la acerqué un poco más para que viera el resultado - Buf. Siempre sacas lo mismo, ¿qué queda para los demás? - dijo mientras se tiraba en el respaldo de la silla y cruzaba los brazos fingiendo enfado.

- Vaaale, en la próxima fallaré para que no te sientas mal - reí -. Ya lo sabes, sólo debes ponerle un poco más de esfuerzo.

- Eso intento - se incorporó en su silla mientras hacía una mueca y miró hacia otro lado -. ¿Ya viste como te mira Rubén?

- ¿De qué hablas? - dije nerviosa.

- Rubén. Rubén Doblas. No ha dejado de mirarte en toda la clase - fruncí el ceño al no comprender nada -. Compruébalo por ti misma.

Me giré en mi asiento localizando al moreno, y al cruzar mi mirada con la suya, automatica y fugazmente se dio vuelta.

- ¿Ves?

- Es verdad - dije curvando levemente mis labios, esperando que mi amiga no lo notara. Pero la expresión en su cara me dijo otra cosa -. ¿Qué?

- ¿Por qué sonríes? No me digas que te gu... ¡AAAAAHHHH! - dio un salto en su silla y me miró entusiasmada.

- ¡Cállate! - susurré al notar como todos habían girado sus cabezas en dirección a nuestro banco - ¿y ahora por que gritas?

- ¡Te gusta Doblas!

- No me gusta - respondí -. Es lindo, pero simplemente no lo conozco lo suficiente.

- Me da igual. Te gusta y punto - bufé mientras Lucía reía -. ¿Quieres que le pregunte si quiere salir contigo? - abrí mis ojos como platos.

- ¡Estás loca!

- A ver, no me refiero a ir a hablarle a él. Sabes que tengo una buena amistad con Miguel Ángel, su mejor amigo - asentí -. Seguro que algo me dice. Además, no sólo Ruben te observa a cada rato. Todo el grupo lo hace, y luego lo miran a él. En mi opinión traman algo - apoyó su cabeza sobre la palma de su mano mientras ponía el codo en la mesa -. ¿Voy o no?

- Vale, ve - señalé disimuladamente con la cabeza el grupo de chicos, entre ellos, Rubén -. No hagas tonterías por favor.

- ¡Claro! - dijo mientras caminaba al fondo del curso.

Mientras esperaba la respuesta, adelanté algunos deberes que tenía pendientes para la siguiente clase. Al rato, mi amiga volvió a sentarse en su silla, bastante emocionada.

- ¿Qué crees?

La miré sin entender para que me diga lo que había averiguado y procedió.

- Miguel no me ha querido decir nada, pero lo noté muy nervioso cuando se lo pregunté. Lo conozco, y sé cuando trata de ocultar algo. Y esta vez lo hizo.

La verdad no sabía bien que pensar. No conozco a Rubén como para que me guste, sin embargo, he de decir que es bastante atractivo. Pero siempre pensé que es de esos chicos malos que rompen los corazones de todas las chicas y que sólo están con las más populares.

- Y... ¿sabes algo? Si vamos a la fiesta de primavera en casa de Delfina, podemos averiguar aún más. Es el sábado, y estamos a Martes, así que tienes... - comenzó a contar con sus dedos - 10 días para hablar con Rubén y ver si pasa algo.

Bien, 10 días son suficientes.

Suficientes para aclarar lo que siento por Rubén.

- ¡No quiero!

- ¡Pero yo sí! - gritaba mi amiga - ¡No te vas a morir por pedirle el número!

- ¡Yo no se lo voy a ir a pedir! ¡Está con sus amigos y no conozco a ninguno!

- ¿Y cómo pretendes gustarle si no tienes su número?

- ¡Nunca te dije que quería gustarle!

- Vale, pero yo si quiero que le gustes y que él te guste. Iré yo - se dio la vuelta y fue caminando en dirección a una de las mesas del patio. Ni siquiera tuve tiempo de detenerla. Cuando pude reaccionar, la vi hablando con Miguel.

Sin embargo, el receso no era muy extenso y mi estómago exigía comida urgente, por lo que me senté en una banca a comer un sándwich de queso que había preparado antes de venir.

La verdad es que desde ese lugar tenía vistas bastante amplias. Podía ver todas las aulas, los baños y hasta la recepción. Las dos plantas del colegio eran muy acogedoras con sus tonos amarillos y blancos. Habían flores de variados tipos decorando algunas ventanas, con sus hojas colgando de la maceta y algunas abejas a su alrededor. Hasta podía ver la discusión entre un alumno de un curso anterior y su profesora, quien por poco no se lo lleva de los pelos a preceptoría.

- ¿Fran?

Una voz poco conocida para mí me desconcentró de mis pensamientos. Cuando volteé, casi se hiela la sangre.

- ¿R... Rubén?

- El mismo - sonrió -. Sabes, la profesora de la siguiente clase nos dijo que para hoy había que armar grupos de a dos, y te quería preguntar si quisieras ser... ¿conmigo?

Rápidamente busqué a Lucía, y la encontré sentada al lado de Miguel Ángel, mirándonos.

- Pues... no veo porqué no - respondí con una sonrisa -. ¿Te sientas conmigo en clase?

- Vale - dijo con cierto brillo en sus peculiares ojos, con una mezcla entre verde y marrón.

Nos quedamos mirándonos por un par de segundos, en los que me dediqué a recorrer detalladamente su rostro. Una hilera de dientes perfectamente alineados, un tierno hoyuelo asomando en su mejilla y una afilada mandíbula bien marcada lo adornaban. Y podríamos haber permanecido así por mucho tiempo si la campana que indicaba la finalización del receso no hubiera interrumpido.

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P. xx💕

Polos opuestos - Rubén Doblas ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora