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La música resonaba como nunca en aquella habitación de estilo moderno y clásico en uno, en la cama se encontraba un chico de pelo rojo descansando con el libro "el sabueso de los BaskerVille" en su rostro, logrando cubrir este. Un pequeño gatito blanco ronroneaba ante el relajante olor que este hombre desprendía con una calma impresionante, un café amargo puro, podría decirse.

La madre de este apuesto chico que resultaba ser alfa, se encontraba cocinando mientras su esposo veía un partido de basketball; el deporte que raramente el hijo de este señor jugaba en su escuela, en el equipo.

— ¡Jungkook, baja a comer, cariño!— Llamo la suave voz de la peli negra con su cabello tomado en una coleta, mientras colocaba unos platos llenos de comida en la mesa junto un vaso de jugo, bueno, solo dos; ya que su esposo y alfa tomaba café a la hora de desayuno. El chico de cabello rojo, llamado Jungkook, bajo medio adormilado después de haber pausado su música; apenas llego abajo fue recibido por sus padres quienes le sonrieron con acogida, él devolvió la sonrisa un poco torcida.

Hijo mío, deberías sonreír más, como cuando eras un pequeño cachorro curioso — Comentó en nostalgia el padre de Jungkook, ya sentado en la mesa tomando de su vaso relleno con cerveza.

Papá, no empieces, no es necesario recordarme cómo era de pequeño del cómo soy ahora, tengo 17 años...—Respondió el joven sentándose frente a su madre, quien solo mantenía una suave sonrisa observando a su único hijo.

Tu padre tiene razón, pero no negaré que maduraste más rápido de lo que yo quería —Sin poder evitarlo la mujer hizo un puchero mirando su plato de comida— pero las cosas pasan...Vamos, coman los dos, que tú tienes clases y tú trabajo — Ordeno como buena ama de casa sonriente, alegrando todo en la casa. Los tres empezaron a comer, el primero en acabar fue Jungkook, quien se levantó pidiendo permiso, lavo las cosas que llego a usar y fue a su habitación con baño propio; cepillo sus dientes, vistió de forma correcta, aunque no tanto; él solía vestir cosas ajustadas y de cuero, con suerte una sudadera suelta era lo que usaba o un pantalón chandal. Peino su cabello, se aplicó un poco de maquilla y colonia para luego tomar su mochila encontrando ya a su padre esperándolo. La apuesta mujer se encaminó a ambos hombres despidiéndose con un beso en la mejilla de su hijo y uno en los labios de su marido.

Cuídense, y Kookie, por favor has algún amigo en ves de estudiar en los recesos —Pidió la madre a su querido hijo con ojos de cachorro; el contrario solo Rio negando suavemente. Se dieron un abrazo y ambos hombres; alfas, subieron al coche empezando su camino a la escuela del joven.

Ellos nunca hablan en los caminos hacia sus respectivos deberes, y esta no era una ocasión diferente. El joven miraba por la ventana mientras tenía sus audífonos puestos y el padre solo manejaba manteniendo aquel tranquilo silencio. Cuando llegaron al destino; que era la escuela del menor, recién rompieron el silencio para despedirse con un simple "Adiós" y que el de pelo rojo bajara del auto adentrándose al establecimiento sin quitarse en ningún momento los audífonos.

Jungkook no era un chico ignorado ni mucho menos sufría burlas o algo por el estilo, más que nada por que una ves; la primera y última, que alguien lo llegó a molestar terminó con su hombro salido...pero eso no es importante ahora. En si, él era muy observado, no tocado ni hablado, pero muy observado; su cuerpo y en si, todo de él, era digno de ser apreciado. Por así decirlo era el "Alfa soñado" de todo omega o beta, e incluso algún que otro Alfa que no le importaba mucho la jerarquía; al llegar a su casillero sonrió levemente al escuchar en sus audífonos "YoungBlood" resonar con calma en estos, en su mente empezó a cantar mientras guardaba y sacaba las cosas necesarias. Un estereotipo muy tocado del Alfa es que son irresponsables, estaban apenas pasando el año, follan con cada omega, son malos y golpean a medio mundo, más si son deportistas; pero Jungkook no entraba en ese estereotipo, era lo contrario, tranquilo, virgen; sin contar alguna masturbada, sobresalía, era el mejor en su equipo de baloncesto junto a Min Yoongi; el lider, no iba a fiestas y con los que daba ciertas palabras eran solo lo de su círculo de deporte, nada más.

Camino con calma a su aula chocando hombros con los que si cumplían ese estereotipo de Alfa, y también eran el vil significado de "Horrible" en carne y hueso. Uno de los chicos, el líder cabeza hueca, nombrado por Jungkook, lo tomó por el brazo y bruscamente lo hizo que se diera vuelta.

¿Acaso no respetas los espacio,Niño? — Dijo el Niño cabeza hueca hacia Jeon, quien solo empujó su lengua contra su mejilla; tomó la mano ajena y la empujó por ahí, continuando su camino; ignorando olímpicamente a ese chico egocéntrico.

Se sentó en su lugar empezando a dibujar en su libreta especial para ello, a él le gustaba hacer cómics, era un pasatiempo si se hallaba aburrido, repaso un poco de Biología; que le tocaba ahora, y cuando terminó tocaron el timbre iniciando la hora. Montones de betas, alfas y omegas entraban al salón, con sus novios, amigos, etc; pero con caras largas de no querer clases.

Jungkook guardó sus audífonos y celular en la mochila, y cuando levantó la mirada vio el rostro nuevo de un chico rubio de ojos miel, omega por su aroma obvio adentrarse al aula. Ladeó la cabeza levemente y escuchó un "Uh, Jeon se enamoró parece"; el solo frunció el entrecejo y miró al frente ignorando al chico y a sus horribles e irritantes compañeros. Él llevaba en esa escuela desde primer año, desde ahí no a conseguido novio/novia hasta ahora, en sus celos toma supresores o se da alguna masturbada...de ahí nada más.

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E͞l͞ o͞m͞e͞g͞a͞ i͞m͞p͞e͞r͞f͞e͞c͞t͞o͞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora