Un cachorro en excursión

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Se imaginan extraviar a un dragón de mil toneladas... Eso solo me puede pasar a mi.

Por qué tenía que aceptar el trabajo?! Quién me mandó a ser tan bueno con el drudismo?! Ahhhhh! Pero ahí estaba el orgulloso Bandred convencido de que era muy poderoso y suficientemente sabio como para manejar un bosque místico.

Garabus llevaba una semana sin dar señales de vida. Creyendo que estaba deprimido en el fondo de la tierra fuí a ver por mi mismo que no fuera a causar terremotos o erupciones por despecho.

No lo encontré, nadie sabía de él.

La ninfa está muy preocupada, se culpa así misma por el dragón irresponsable.

--Tranquila, escucha Heles, tengo reportes de que en la ciudad Praderow verdew han visto a un mago de fuego de cabello largo y negro que se la pasa causando problemas en las posadas. No estoy muy seguro, pero podría ser él.

--Es él, estoy segura!

--Bien iré por él...

--Yo también voy!

--Miuuu!

La ninfa y el cachorro se pegan a mis brazos, en qué momento estos dos son tan similares?!

--No! Primer lugar, el cachorro no puede arriesgarse a salir, segundo tu tienes que cuidarlo. Además a donde voy es una ciudad humana, un dios y una ninfa llamarían mucho la atención.

Miuuuuu! No es justo! miumiu! Yo también tengo que ir MIUUU!

Ahhhhh!

Los dos me atacan, que hago?!

--Ya basta! --Emano algo de mi energía druida y se escucha un sonoro eco en mi ronca voz, los dos se quedan callados con ojos redondos como platos --Que proponen?

.

.

.

Desconozco el origen de muchas pertenencias de las ninfas, pero Heles sigue sorprendiendo incluso a un druida tan antiguo como yo. De su denso cabello de suave hierba verde extraje unas hojas de transformación de dioses orientales, si las pegamos en nuestra frente nos transformamos en lo que tengamos en mente o lo que uno desee. Yo no necesito una, pero la ninfa ahora parece una linda humana y el cachorro un niño pequeño.

El cachorro esta sentado en mis hombros con su cabeza apoyada en mi cabeza, no difiere mucho de su pose habitual. Mordisqueando uno de sus puños cerrados y de vez en cuando me jala el cabello sacándome un gruñido y una lágrima furtiva.

--Juajajaja! Que te parece Bandred! Vamos de una vez!

La ninfa flota a la entrada emocionada, se muerde los labios de la ansiedad, parece ser que sufre de algún síndrome de abstinencia...

--Un momento.

Detengo su marcha celestial tomándola de un brazo.

--Heles, tú te quedas.

Sentencio firmemente mi última oración, no es mi intención ser severo, pero hay un pequeño problema con su disfraz.

Ella gira su rostro estupefacto, el disfraz oculta por completo su mística apariencia, más no así su brillante estela de magia a sus espaldas.

--Yo me quedo con ella!

Jojana me empuja a la entrada, entró como si fuera su casa y ahora me está sacando prácticamente a patadas.

--Que?! Un momento pero...

La puerta se cierra en mis narices, la Vodnik se asoma por la ventana y me da la mochila que había preparado para el viaje, veo que incluso se tomó las molestias de agregar las cosas del cachorro. Pues bien, viendo el estado en el que quedó la desdichada ninfa no pensaba dejar al bebé con ella.

--Estas más seguro a mi lado, no queremos que pase lo de la vez pasada o si?

Miuuuuu!

El bebé palmea mi cabeza y señala el sendero que conduce a la ciudad destino. Realmente siento que este cachorro es extremadamente inteligente cada día más...

Me tomé la libertad de llamar a Saurun, el corcel negro de Boscow miticaw.

--Saurun, crees que noten tu ausencia?

--Hiiii hiiii grff (A quien le importa! Vámonos!)

Por lo que supe Saurun es toda una celebridad en la ciudad, pero su impetuoso comportamiento me indica que está cansado de esas atenciones.

El corcel y el cachorro están ansiosos, más que yo por salir de excursión, comienzo a experimentar esa sensación nostálgica de emoción por la aventura... Cielos, yo solía hacer este tipo de viajes muy a menudo e el pasado... Claro que no involucraban problemas se amoríos entre dragones y ninfas.

Al galope más veloz sobre un corcel imbuido con magia, salimos del bosque místico, la silueta de la ciudad a orillas de una inmensa pradera se hace visible mientras la noche llega con su velo indigo fundiéndose en el infinito ultramar.

Miuuuuu!

El cachorro entre mis brazos señala el cielo moteado de estrellas y las montañas a medida que nos alejamos del bosque y nos aproximamos a la pradera.

Su tierna carita no tiene precio! Pero esto tampoco es suficiente para perdonar a Garabus por su irresponsabilidad.

Miuuuuuuuuu!

El cachorro casi salta de mis brazos cuando una enorme estela de fuego ilumina el cielo. Como si un sol ardiente surgiera de entre la oscuridad y se extinguiera tras anunciar su agonico estallido vemos cómo el fuego desaparece dejando su cadáver de humo y lluvia de ollin.

A la pata gansa madre! Ese debe ser el maldito lagarto!



Criando a una bestia mítica ancestralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora