RARITO

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Tweek era lo que podía conocerse como una persona segura de si misma.
Ejercía su sexualidad sin temor alguno y en realidad quienes no lo hacían le provocaban cierta pena y compasión.
Debía ser aburrido pasar su vida tratando de hacerse los santos cuando en realidad todos disfrutan de algo de cariño.
Eso claro no significaba que no fuera selectivo.
Era atractivo y lo sabía, eso le daba cierto privilegio de escoger con quien si y con quien no.
Chicos, chicas, mayores que el o de su edad.
La cuestion era pasarlo bien y ser bastante atrevido y divertido.
Había algo que lo había dejado sorprendido con anterioridad.
El chico nerd de la fiesta, había visto que coincidían en algunas clases y eso lo llenaba de curiosidad.
No había sido rechazado antes y eso era suficiente incentivo para estar tras la pista de aquel tonto.
Iba los ratos libres que tenía a la biblioteca a leer, a los clubes de ovnis y conspiraciones, incluso jugaba bobas partidas de rol con el papel de Feldpar el ladrón.
Usualmente si se tratara de otra persona se burlaria sin reservas pero ese chico le daba ternura.
Era un perfecto fracaso pero era SU perfecto fracaso.
Miraba como hacía sus proyectos de ciencia o como hablaba de los agujeros negros y como la revelación de una invasión de alienigenas estaba cerca.
Craig era raro de cojones, usaba brackets y sus dientes de lata junto a su ya de por si ronca e inusual voz lo hacían hablar extraño.
Usaba chaquetas con muchos parches alusivos al espacio y la NASA.
Tenia un bizarro gusto por las películas malisimas y los dibujos animados.
De todo tipo.
Craig era un ferviente amante de los animales, la comida rápida y la ausencia de luz del sol, su piel pálida y casi cadavérica delataba su aversión al astro rey.
Y la cosa que despertaba más su curiosidad era lo indiferente que todo le era al muchacho.
Quería acercarse, pero sabía de antemano que no tenía las de ganar, Craig era hetero... O eso quería hacerse creer.
Pero el rubio no se rendía... no había nadie que fuera hetero si Tweek estaba en una habitación.
Mucho menos si usaba unos jeans ceñidos a sus piernas y una camiseta negra que se ajustaba a su figura.
Todos los presentes le miraron con adoración y Tweek saboteo la victoria.
Sólo para atragantarse con la bilis del fracaso cuando noto al chico de los aliens jugando en su teléfono móvil emocionado en un mil por ciento.
Se mordió las mejillas desde el interior y se sentó indignado.
Estúpido hijo de perra.

Sin sentido [ C R E E K ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora