No te puedes engañar

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Miro la direccion donde me ha dejado el taxi y la zona no es demasiado de mi estilo pero si es cierto lo que me dijo uno de mis clientes, aqui podré encontrar un lugar bastante interesante. Despues de la negativa de Ugaki tenia que buscar como fuera un lugar para llevar a cabo lo que tengo en mente. Dios... no veo el momento de volver a tener a Stark abierto de piernas para mi, mientras sus ojos azules echan fuego y lagrimas.

Camino por la calle hasta encontrar la puerta pintada en azul que me dijo. Golpeo cuatro veces espero y golpeo dos mas. Cuando se abre veo un tipo enorme mirarme tras sus gafas oscuras dudando que realmente sea capaz de verme bien a traves de esos cristales ahumados.

Alargo la tarjeta que me dio mi cliente junto con un par de billetes de los grandes y se aparta dejandome pasar. El sonido de la musica me va llegando conforme camino y en cuanto entro en la sala principal puedo ver como este lugar es tal como me comentó mi cliente.

-Bienvenido señor.- Me dice un jovencito que no creo que supere la quincena.- ¿Desea una mesa o un reservado?

-De momento me gustaría ver al dueño.- Le digo sorprendiendolo.

-¿No será...?

-No soy policía.- Le digo sonriendo ante la inocencia del chico.- Pero quiero ver a tu jefe antes de hacer negocios aqui.

A los pocos minutos veo aparecer a alguien que me sorprende volver a ver frente a mi.

-Vaya...- Le digo viendo como él tambien parece reconocerme.- Asi que a pesar de todas las advertencias que te hicieron... has vuelto.

-¿Has venido a espiar?- Dice molesto.

-Ginjo, ¿verdad?- Le digo viendo como asiente y como mi memoria no ha perdido facultades para recordar datos interesantes.- No he venido a espiar. He venido en calidad de cliente.- Eso parece sorprenderlo.- Lo que Yhwach tenga contra ti, no es asunto mio... mientras no me pague por ello.

-Tu fuiste quien defendió a mi hermano en ese juicio ¿no?- Dice tomando asiento a mi lado en la barra.

-Si. Un caso complicado pero con final feliz.

-Si, claro. Sin duda en la carcel le dieron muchos finales felices a Ichinose.- Se ríe maliciosamente.

-¿Tanto odiabas a tu hermano?

-No era mi preferido. Siempre teniendo la atencion de todos. El niño de la casa. El mejor estudiante, etcetera, etcetera...

-Los celos no son buenos.- Digo viendo como de nuevo me mira serio.- En fin, no he venido a hablar de tu hermano, de hecho, ni siquiera sabía que tu regentaras este lugar.

-Estoy prosperando.

-Mientras no sepan que has vuelto.- Le digo a modo de advertencia pero cuando me mira serio de nuevo, incluso algo amenazante, alzo las manos sonriedo.- Hey... ya te he dicho que mientras no me digan nada... yo solo he venido a hacer negocios.

-¿Negocios?¿Un chupatintas como tu?

-Todo chupatintas tiene sus secretitos.- Digo sonriendole.

-Mmmm, ya veo. ¿Es que te gustan los niños? Aqui los tenemos tiernos y jugosos pero son adolescentes.

-Noooo, que va. Me gustan algo mas... maduritos...- Digo provocando que me mire entornando los ojos.- Lo que quería proponerte es algo más... personal...

-Habla.

-Necesito un lugar, discreto, donde llevar a cabo ciertas aficiones que he adquirido.

-¿Aficiones?

-Si.

-¿Ilegales?

-Demasiado.- Digo viendo como sonríe.

Apartamento Compartido IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora