CAPITULO 3

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Cuando llegué a casa, mis padres estaban haciendo la cena mientras mi hermana pequeña miraba "Hora de aventuras" por la televisión.

-Ya estoy en casa! -dije sacando la cabeza por la puerta de la cocina para luego subir a mi cuarto.

Me estiré en la cama y cerré los ojos. Esta sensación de felicidad nunca la había sentido. Era una sensación mágica. Miré detalladamente mi cuarto. Había muchas fotos de mí desde que era pequeña hasta ahora, un inmenso poster de Micheal Jackson, uno de Amy Winehouse y otro de Ariana Grande. Mis estanterías estaban llenas de películas como Grease, West Side Story o Chicago. También había algunos libros, y un peluche de un osito que iba vestido de prostituta (no preguntéis).

De repente mi teléfono móvil vibró en mi teta. Lo saqué y vi que tenía un mensaje de Rachel en el Whatsapp. Lo abrí y era una foto de Megan Fox que le habían hecho cuando no estaba maquillada y con una mueca muy fea. Ponía "estoy al 1000% segura de que tú eres más sexy que Megan Fox". A medida que iba leyendo el mensaje, se me iba formando una sonrisa tonta en los labios. Iba a contestar cuando mi padre abrió la puerta para decirme que era hora de cenar. Bajé las escaleras corriendo al oler los macarrones.

-Que tal el día, Santana? -preguntó mi madre ya sentados todos en la mesa.

-Muy bien -contesté felizmente.

-Y esa sonrisa? Siempre estás de mal humor, que raro verte así! -bromeó mi padre.

-No es nada -dije secamente intentando esconder toda la felicidad que sentía.

-Es por algún chico? -dijo mi padre dándome un golpecito en el hombro.

Realmente odiaba cuando me preguntaban si me gustaba algún CHICO, si estaba saliendo con algún CHICO, etc. No podrían tener en cuenta de que a lo mejor no me gustan los malditos chicos?!

-No, no es por ningún chico... -dije harta.

-Seguro? No estarás enamorada de ningún chico? -"ya estamos otra vez..."

-No papá, no estoy enamorada de ningún chico, no salgo con ningún chico, ni nada de eso. Sabes qué, creo que ya no tengo hambre. Me voy a dormir porqué mañana tengo que pasar por la casa de Rachel muy temprano, si me disculpáis.

Me levanté de la mesa y no escuché nada de lo que decían. Me encerré en mi cuarto muy cabreada con el universo. Pero en seguida se me pasó al pensar que la mañana siguiente vería a Rachel. Me puse una camiseta de tirantes y unas braguitas muy sexis, y después de ver el nuevo episodio de Pretty Little Liars me quedé dormida.

"Riiing, riiiing"

-Maldito despertador -grité tapándome la cabeza con el colchón.

-Santana! Son las siete y cuarto, que haces en la cama aún! -gritó mi madre desde el baño.

"Las 7:15?!" Me había quedado dormida! Corrí al baño donde meé, me hice una coleta alta y me maquillé un poco. Me puse una camiseta negra ajustada para marcar pecho, unos shorts tejanos muy cortos y unas converse negras. Cogí mi mochila, me la colgué sobre un hombro y marché rápido a buscar a Rachel. Las clases empezaban a las 8:30, pero quería llevarla al Starbucks para pasar más tiempo con ella y además despertarme antes de entrar en la clase de mates medio zombi, como la mayoría de alumnos.

Cuando llegué me estaba esperando en la puerta.

-Hey -dije dándole un beso en la mejilla.

-Hola, Santana. A dónde vamos? Aún tenemos una hora.

-Podemos ir al Starbucks, si quieres.

-Sí, claro.

Durante el trayecto ninguna de las dos dijo mucha cosa. Yo la miraba de reojo, y cuando ella me miraba apartaba la mirada. No sabía si notaba que yo la miraba, pero tampoco me importaba. Ella era muy bonita, me encantaba mirarla. Llegamos al Starbucks y allí nos topamos con Noah Puckerman, mi mejor amigo, con Finn Hudson. Odiaba a Finn, odiaba la forma en como miraba a Rachel.

-Hola chicas! -dijo Finn.

-Hola Finn, Puck -saludé.

Finn y Rachel se pusieron a hablar, y Puck me tomó del brazo para apartarme y dejarlos solos.

-Puckerman qué haces? -pregunté soltándole el brazo.

-Darles intimidad.

-A ellos?! -dije un poco molesta.

-Claro. A Finn le gusta Berry, y ella le dijo que también le gusta él. Míralos.

Giré la cabeza y clavé la mirada en esa panceta gorda y fea. Le dediqué mi mirada asesina y, antes de que pudiera ir hacia allí para interrumpir su conversación, vi como Finn acercaba su cabeza para besarla. A medida que sus labios se acercaban, mi corazón se rompía a pedacitos. Y cuando sus labios conectaron, tuve que apartar la cabeza. Que me pasaba? Estaba... celosa? Dolida? Destrozada? Creo que todas esas cosas a la vez. Mis pensamientos eran como un huracán. Se me pasaron por la cabeza todos los métodos para torturar a ese mamarracho. Pero no pude hacer nada más que correr hacia el lavabo. Me encerré y empezó a llorar. Las lágrimas caían y aunque las intentara parar, no podía.

-Santana, estas aquí? -Dijo Puck, sin obtener respuesta-. Que sepas que estas en el baño de chicos.

Me sequé los ojos y salí.

-Qué te pasa? Estas... llorando? -preguntó sorprendido-. Lloras por ellos, verdad?

-Cómo lo sabes?

-Porqué se besaron, y antes de que pasara un segundo tú ya estabas llorando en el baño. Es por Finn?

-No. Por qué te preocupas por mí?

-Soy tu amigo, vamos, me lo puedes contar. Es por Finn?

-Que ya te he dicho que no! -dije malhumorada.

-Entonces... n-no será qué... -dijo con los ojos muy abiertos mirándome como su fuera una marciana o algo parecido.

-Qué?! Me puedes dejar de mirarme como si tuviera un mono en la cara?!

-Ay Dios... T-te gusta... Rachel? -dijo flipando por lo que acababa de preguntar.

No contesté. Me quedé mirando al suelo, pensativa. Quería contarle todo, pero tenía miedo. Si lo decía en voz alta, que era lesbiana, significaría que sí que lo era. Pero por otra parte, quería contar a alguien todo el huracán de sentimientos que sentía. Iba a hablar cuando sentí sus brazos rodeándome y abrazándome con fuerza. No hizo falta decir nada más.

-Santana, sabes que puedes confiar en mí.

Me aparté un poco mientras me secaba una lágrima rebelde.

-Puck, no sé qué cojones me pasa... -dije llorando otra vez.

-Nada. Que Satan Lespez está enamorada! Pensé que era imposible, pero por fin pasó -dijo para animarme.

-El amor es una mierda... por qué no puedo enamorarme de alguien que me quiera también? -Dije abrazándole de nuevo-. Espera... qué me has llamado?

Salió corriendo del baño y yo le perseguí simulando que estaba cabreada.

Al salir nos encontramos con Rachel y Finn, que nos miraban sorprendidos pensando que estábamos en el mismo baño para hacer otra cosa... Nadie decía nada, así que fui yo la que rompió el silencio.

-Rachel, nos vamos ya? Se me han pasado las ganas de tomar un café... -dije cogiéndole el brazo y llevándomela hacia fuera.

La fuerza del amor (Brittana)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora