Una mágica velada

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El inicio de un día maravilloso, algo fuera de lo normal para el clima común de Londres, ese día era cálido, con una brisa fresca y despejado, los rayos del sol golpeaban suavemente los pétalos de las flores que tenían un tenue rocío por la lluvia que hubo durante la noche.

La luz entraba por el inmenso ventanal que se encontraba en la oficina de Sir Integra; eran apenas las ocho y cuarto y la regente ya se encontraba despierta con su taza de té en su escritorio, un pequeño tazón de fruta y su puro encendido el cual se encontraba en sus labios. Sus orbes tan azules y claros como el mismo hielo estaban clavados en unos cuantos papeles que estaban regados por aquella mesa de finas maderas mientras un mayordomo se encontraba parado a su lado para rellenar su taza con una infusión de té negro. Había un silencio sepulcral y el único que de vez en cuando lo rompía era aquél reloj de piso con un péndulo gigante que se movía constantemente, Eron en un momento desesperado por querer amenizar el momento decidió abrir las puertas que daban hacia el balcón para que el aire fresco entrara, así fue que se acercó con paso decidido y las abrió despacio para no sacar a su ama del ensimismamiento en el que se encontraba; el aire fresco entró inmediatamente y llenaron la habitación con un dulce aroma de las flores del jardín recién bañadas, en ese instante la dama de hierro levantó sus ojos y observó a su mano derecha con esa mirada gélida e impacible, por un segundo pensó Eron que le reprimiría por abrir las puertas pero no fue así, en un instante su mirada se suavizó y con aquel tono más dulce le dijo.

-¿De verdad crees que esté bien? - comentó con ese tono algo confundido como si se encontrara aturdida a causa de la duda.

-¿Qué está bien? No comprendo, una disculpa... - musitó bastante confundido y extrañado, la pregunta lo sacaba completamente de contexto, era algo que no podía comprender a menos que fuera alguna indirecta o tal vez no escuchó algún comentario de su líder por estar distraído en asuntos pendientes, algo que lo asustaba pues podía ser reprimido por no prestar atención.

-El asistir a ese evento cuyo hombre desconocido nos ha invitado - contestó algo preocupada pero mostrando ese rostro serio y tranquilo característico de la regente de la organización.

-Comprendo su sospecha  y duda a la perfección pero, la misma reina a dicho que irá y nos espera ahí y usted mejor que nadie sabe que no podemos ignorar una invitación directa de la reina...- argumentó con seriedad mientras se acercaba lentamente al escritorio de la mujer de rubios cabellos.

-Es que me es tan raro el hecho de que un hombre cuya existencia desconocíamos hace años, una noche aparezca y diga tantas cosas y sea conocido de la misma reina - comentó duditativa con ese tono de voz frío y ese mirar propio de la dama de hierro.

-Entiendo su preocupación, sin embargo no podemos faltar a nuestra palabra. Tal vez sea un completo desconocido pero podríamos llegar a sacar algo de información si vamos, si así lo desea puedo meterme a investigar documentos o cosas de ese estilo mientras todos se encuentran en el evento. - musitó con cierto dejo de malicia y ese rostro como el de un pequeño niño que planea una travesura.

-Me parece más que perfecto... - comentó con ese tono frío y calculador propio de ella, la idea era cuanto menos peculiar pero podría ayudarle a entender un poco sobre esa organización fantasma, ese plan le iluminaba el rostro.

Tanto la mañana como la tarde habían trascurrido de manera rápida, como el agua entre las manos, hacía un clima más que maravilloso, una brisa fresca acompañada por los pétalos de las flores y las hojas de los árboles, aunque muchos de ellos bailaban con elegancia al son del las melodías de los grillos y los búhos, el cielo estaba despejado y el frío no era casi notorio para ser octubre, la noche era demasiado perfecta y dulce.

MIS DEMONIOS (AxS) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora