Un día no tan malo.

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...Acababa de salir del infierno (colegio) con 2 nuevas notas de castigo. No era mi culpa que la reina abeja (Stephanie) volcara todo su almuerzo sobre su perfecta y rosada blusa de diseñando cuando la que se interpuso en mi camino para resaltarme una vez mas que era mejor que yo fue ella. Tampoco era mi culpa que la tonta de Tamara se golpeara contra la puerta de mi casillero mientras me alababa con sus hermosos insultos y tiraba mis libros al suelo. Pero a la directora Brown no era de esas personas por las que se ocupan de escuchar los dos lados de la historia a la hora de hacer "justicia".

Para colmo en casa me esperaba un infierno mayor. Mis padres otra vez me meterian en medio de sus discucuiones interminables, tal como hacian ya hace 2 años, y cuando se enteren de los castigos seria peor aun. (Oh esperen, no puede ser peor ya que esta palabra le queda chica a mi vida entera desde hace rato). Y tendria que lidiar tambien con Derek... Derek. Ahh, acaso la vida no podia verme feliz por lo menos un instante?. Conozco a Derek desde el tercer grado y siempre me a gustado. Pero a pesar de ser muy buenos amigos, la semana pasada no se dignó a responderme despues de que le confesara mi amor a el desde pequeños. Me senti y me sigo sientiendo una estupida fracasada sin nada de suerte y una vida desastroza. El lo sabe todo de mi. Lo que ocurre en mi casa, en el colegio, hasta mis pensamientos! Era el mejor amigo que podia existir. Pero soy tan idiota que como todo en mi vida, lo tuve que arruinar.

Este dia no podia ser peor...

Llegue a casa. Hice oidos sordos a mi madre gritandome porqué habia llegado tan tarde. Hice oidos sordos a mi padre gritandole a mi madre porqué gritaba todo el dia. Me cocine, y comi enserrada en mi cuarto, mi fortaleza contra el exterior. Con la musica al tope en mis auriculares e de ignorando a mis padres dicutiendo en la cocina, trataba de concentrarme en estudiar para el estupido examen de aptitud de mitad de año cuando un mensaje me llegó.

Derek. -"Nos vemos hoy en la plaza a las 17 hs. Necesito hablar contigo"-

¿Porqué el universo siempre se las arreglaba para hacer lo dificil aun mas dificil y lo malo, peor aun? No le contestaria. No iria a la estupida palza para encontrarme con el estupido de Derek y escuchar un estupido monologo de "Solo te quiero como amiga" para luego seguir llorando y lamentandome sobre mi horrible vida y mala suerte.

Pero el destino se ocupó de que cumpliera con el mensaje...

-Hija, necesito que vayas a comprar unas cosas al mercado de la avenida- Cuando mi madre no estaba discutiendo con mi padre, podia ser bastante buena en su oficio de ama de casa, pero nunca dejaria de mandar a los demas como si todos fueramos sus siervientes.

-Mama, afuera esta lloviedo a torrentales!- Le conteste, viendo por la ventana cómo la gruesa corina de agua inundaba las calles.

-Pero realmente necesito estas cosas. Ademas, es un poco de agua, no te hara nada!- Dijo elevando un poco su todo de voz. Nunca ganaria contra mi madre en esta mini discucion, asi que resongando para mis adentros, tome mi paragüas y poniendome mis botas de lluvia, me dirigi hacia el agüasero del exterior.

Habia mucho viento y apenas se podia caminar con la lluvia sin empaparse. Mala convinacion climatica. Llegando a la avenida una fuerte rafaga de viento hizo que se me volara el paragüas hacia el otro lado de la calle. En direccion a la plaza. No pidia seguir sin el paragüas, me estaba empapando, asi que tratando de cubrirme con mi campera, corri hasta el otro lado de la calle esquivando el trafico alterado por la lluvia.

En la plaza no habia nadie. Como si la gente gustara de ir a la plaza con este clima. Tratando de encontrar mi paragüas, pude visualizar una silueta sentada en una banca con un paragüas azul. Un persona, y estaba observandome. Trate de no darle importancia, debia de ser alguna persona que disfrutaba de ver como la gente se empapaba en busca de sus paragüas que el viento hacia desaraecer. Segui buscando y alli lo encontré, junto a las hamacas, el lugar donde Derek y yo soliamos disfrutar juntos en el verano charlando sobre lo injustos que son los profesores y que comidas deberian de servir en la cafeteria. Ya no seria nunca mas asi. Ya no mas salidas, ni helados, ni mucho menos quedarse hasta tarde hablando de mi mala suerte en todo.

Una lagriama traviesa resvalo por mi mejilla. Malditas emociones, no podia llorar. Yo no lloraba, jamas lo hacia, pero el saber que habia perdido la unica persona que me mantenia en pie y me daba animo para no terminar con mi vida, me ignora y me hacia a un lado de su vida, me hacia sentir terrible. El era la razon por la que iva al colegio, por la que salia de mi cuarto, y por la que me permitia senti algo mas que repulcion. Pero nada importaba importaba ahora ya que lo habia arruinado todo en un estupido intento en dar a conocer mis sentimientos.

Trate de oprimir el deseo de llorar. Tome el paragüas y comenze a dirigirme nuevamente hacia el mercado cuando la persona del paragüas azul se acerco a mi. Camine mas rapido, uno nunca sabe cuando puede tratarse de algun loco suelto por alli, pero mas vale prevenirse que lamentarse. Oi sus pisadas mas fuertes detras de mi y luego mi nombre salio de la boca del extraño.

Esa voz. Me di media vuelta y lo mire a los ojos. Para ese entonces el habia corrido hacia mi y estabamos a escasos centimetros. Esos hermosos ojos verdes que tanto me embobaban y me hacian comportar como una niña estaban alli, y eran reales.

-Viniste- Me dijo con una sonrisa acariciandome el brazo.

-Derek, no quiero oir tu sermon. Por lo que mas quieras, dejame en paz.- Le respondi seca y soltandome de su agarre. Su contacto era caliente y reconfortante, pero no podia permitirmelo.

-Oye, no te envie ese mensaje para darte un sermon- Lo dijo serio, como si realmente le importara que no piense asi.

-Entonces para que? Pensabas humillarme delante de todos en la plaza? Pues te salio mal!- Respondi esfusiba. Habia heredado el caracter de mi madre.

De un momento a otro, todas mis respuestas que habia formulado para dejarle en claro que no me importaban los 12 años de amistad que llevabamos juntos o el hecho de que el me habia convencido de no suicidarme. Todo se desvanecio en el momento en que el colocó sus manos en mis mejillas y me atrajo hacia el fundiendo muestros labios en un intenso beso. No se porqué, pero deje caer mi paragüas y me quede rigida con los ojos abiertos tratando de comprender. Despues de unos segundo él se separo de mi y senti como el frio me abrumaba. Una sonrisa en su rostro me infundio seguridad, haciendo que compreda todo y tambien sonrei. Esta vez fui yo quien lo besó. Me sentia bien, feliz, y la vida ya no era tan mala ahora. No me importaba que nunca llegara a casa con el pedido de mama, que me regañaran por estar toda mojada o que me castigaran por los casigos en el colegio y las malas notas. Nada me importaba ahora, porque lo unico que necesitaba para vivir, estaba aqui, conmigo, compartiendo el sentimiento que tanto tiempo me habia guardado.

Despues de todo, este no fue un dia tan malo...

Los relatos de mis lágrimas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora