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Clases, como las odiaba; también odiaba la escuela con todos esos alumnos típicos de una película de adolescentes, a las típicas clases y los típicos exámenes que te dejan un trasnocho en la espalda. Detestaba todo eso y, tal vez por eso su tía lo llamaba vago, pero ¿Cuál es la ciencia de quedarse hasta tarde leyendo un libro de biología, si al final terminaría sacando la misma baja nota de siempre?

Menos mal y no era el único que se sentía de esa forma, también se podía encontrar en su círculo de amistad a otros tres vagos que pensaban lo mismo que él, como por ejemplo su mejor amiga Katherine –Kat‒, su primo Walter -él sin duda era el peor de todos- y Daniel -que un poco más apartado, pero seguía siendo parte del grupo-. En su grupo de amigos también estaba su prima Jodie, una mujercita de tamaño reducido a un muy gracioso -pero peligroso- 1.50; quién era la única en obtener un sobresaliente en el grupo. Bueno, una vez Kat logró sacar un sobresaliente, pero fue en arte, la asignatura más fácil de todo el instituto.

Con su mochila al hombro y su mejor amiga hablando con su prima a un lado de él, entró al instituto que estaba casi colapsado de adolescentes sudorosos, bañados en colonia y pendientes únicamente en llegar a sus clases a tiempo, sin importarles derrumbar, golpear o tropezarse con alguien en el camino. Sí, eso también lo odiaba.

Ese día a primera hora tenía historia. Suspiró. La asignatura en sí no era un problema, el problema estaba en la persona que daba la asignatura. Todos los años anteriores experimentó con todo lo que pudo encontrar para no terminar dormido en plena clase, pero ¡con la voz de ese señor era I-M-P-O-S-I-B-L-E! Nunca en su vida conoció a un hombre con una voz tan suave y lenta como la tenía el señor Finn. Ninguno de los presentes en la clase podía evitar caer en un profundo sueño después de los primeros cinco minutos. Era un total milagro que esa materia fuera la más alta en su lista de asignaturas, realmente no sabía cómo le hacía.

—No sé qué es más injusto: ver química a primera hora o, ver química con galartoFelix. — Su amiga no pudo contener una estrepitosa carcajada cuando Jodie mencionó el nuevo apodo que le tenía al maestro de química, un señor tan físicamente viejo que parecía más a un lagarto (sin ofender a los lagartos del mundo) que a un señor de 65 años.

Sin dudas era peor ver clases con lagartoFelix a primera hora que, historia a primera hora con el señor Finn.

—Jodie, dijiste: galarto —, advirtió Kat, con una sonrisa burlona.

—Le sigue resultando el nombre. — Su prima movió la mano, quitándole la importancia a su pequeño error.

Ambas mujeres lo miraron, como si estuvieran esperando a que dijera algo o agregara algo relacionado con el tema.

—Yo tengo con el señor Finn. — Se encogió de hombros.

Ahora ambas se reían a carcajadas.

—¡Eso es peor que ver clases con galartoFelix! —, dijo su mejor amiga. Jodie solo le dirigió lo que todos conocían como la mirada a Kat cuando escuchó el tono burlón en galarto.

Él frunció su frente, dispuesto a opinar lo contrario sobre aquello cuando apareció su primo Walter, el hermano menor de Jodie.

—Hermosa dama y... Jodie. — La pelinegra le asestó un puño en el brazo de su hermano, provocando una pequeña risita de parte de Walter —Golpeas como niña.

Ella lo volvió a golpear, pero con más fuerza que la vez anterior. —Soy una niña, tarado.

—Pensé que ustedes dejaban de ser niñas cuando les llegaba la regl...

—¡Walter! —, corearon los otros tres a la vez.

Él de cabello rizado solo se carcajeo y comenzó a caminar a su lado, por fin cerrando su boca. Esa frase de "es un grano en el culo" le quedaba corta a Walter, porque él era todo un acné en el culo.

El fantasma del pájaro  || PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora