Capítulo VII: You Can Tell Me Anything Do You Want

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Semanas habían pasado desde que Izuku se fue a vivir con Katsuki. Realmente no les costó nada el traslado de Izuku hacia la residencia de Katsuki, y tal como éste le prometió, al día siguiente de su llegada se dirigieron a comprar algo de ropa para Izuku.

Katsuki miraba con gracia la ropa que habían comprado siempre que la lavaban. Izuku ahora tenía dos docenas de camisetas con los mensajes "Camisa" "Camisetas" "Camisones" entre otros que fueran alusivos al tipo de camiseta que fueran. En el instante en que las vio, Izuku se "enamoró" de aquellas prendas. Además que iban perfectas con su personalidad.

Compraron shorts y pantalones para cualquier ocasión, y el dolor de cabeza de esas compras fueron los zapatos.

Katsuki quería complacer a Izuku así que le preguntó si quería un estilo específico de zapatos a lo que él respondió que quería unos tenis color rojo, ya que le recordaba los momentos más dulces de su infancia ya que su madre siempre le compraba ese estilo de zapatos. Izuku había olvidado la sensación de anhelar algo con toda su alma.

Entraban a todo tipo de tienda buscando ese tipo de zapatos. Si no los encontraban en una se iban hacia otra con la esperanza de poder encontrarlos, hasta que Izuku, aburrido y fatigado, le dijo a Katsuki que sería mejor idea simplemente comprar cualquier tipo de zapatos, a lo que éste se negó.

Finalmente llegaron a una tienda donde los encontraron y Katsuki compró cuatro pares de esos zapatos, para que cuando a Izuku se le arruinaran unos ya tuviera el repuesto. Izuku lo vió como algo innecesario ya que ha comprobado que un sólo par de zapatos le cuesta de uno y medio a un año el gastarlos completamente pues aprendió a darle un buen uso para no tener que estar comprando zapatos a cada instante, sin embargo Katsuki era muy precavido.

Llegados a la casa Izuku estaba un tanto inquieto. Unas simples palabras tenía que transmitirle a Katsuki pero no hallaba el valor de decírselo. Y así pasaron los días e Izuku seguía sin poder decirle nada. Katsuki notó la inquietud del pecoso, y el verlo de esa manera hacía que también se inquietara.

–Deku, hace días que te veo un tanto preocupado. ¿Sucede algo? –Dijo intentando pegar más sus cuerpos de su agarre mientras veían una película.

–N-no, ¿Q-qué te hace pensar que estoy preocupado? –Izuku era terrible mintiendo, y eso Katsuki lo sabía perfectamente.

–Te has estado comportando un poco raro últimamente.

–C-claro que no. Estoy perfectamente bien.

–Deku. Dime la verdad. Algo te inquieta, ¿No es así? Puedes decirme lo que sea. No me molestaré. –Dijo pausando la película.

–B-bueno... ¿C-cómo decirlo? –Susurró.

–Deku... Deja de hacer eso. Das miedo. –Ese hábito parecía que nunca se iba a esfumar de la personalidad del pecoso: el murmurar.

–L-lo siento, Kacchan.

–Ahora, dime.

–B-bien. –El pecoso comenzó a jugar con sus pulgares en señal de nerviosismo. –M-mi celo... Está cerca... –Katsuki se quedó sin habla.

Sí, Katsuki había salido con varias Betas, e incluso, él mismo se consideraba como un maestro cuando de éstas se trataban, pero sin embargo, nunca había estado con un Omega, y menos en su etapa de celo.

No podía simplemente dejar que Izuku deambule de un lado hacía otro mientras pasaba todo así que en su mente iba procesando toda la información sobre esta etapa en la vida de los Omegas.

–Kacchan, ahora me doy cuenta... Realmente hacer eso da miedo. –Sin saberlo Katsuki había comenzado a murmurar al igual que Izuku. Guardó silencio un momento para luego hablar un poco más tranquilo sobre el tema con Izuku.

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