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Capítulo doce:

—¿Dónde están los demás? —lo observé sentarse sobre mi cama.

Había caído en cuenta de que a penas eran las doce de la noche, pero sinceramente no recuerdo a que hora habían llegado todos aquí.

—Algunos están abajo, un doctor ha venido y ha visto a Mika, pero lo ha mandado al hospital, tienen que hacerle exámenes.

Mierda.

Sin decir una palabra, y tratando de procesarlo todo, me senté a su lado sobre mi cómoda. A pesar de todo, su presencia me brindaba tranquilidad y seguridad.

Aunque no dejaba de sentirme mal por el ataque de ansiedad, nadie que no fuera de mi familia me había visto así.

—¿Puedo preguntarte algo?

No respondí, pero asentí. Sabía por donde iría todo eso.

—¿Porqué te dan ataques de ansiedad? —supongo que ya era de esperarse esa pregunta, sin embargo, eso no evitó que me desencajara.

¿Debería responder?

Lo pensé un momento, pero algo en mi me decía que debía sacarlo, que este era el momento para que yo me abriera a él.

Y lo hice.

—Cuando era pequeña, algunos chicos me molestaban. Ya sabes... diciéndome apodos o cosas así. —cerré los ojos. Este era un tema muy delicado para mi, pero sentía la necesidad de contárselo a él. Sabía que me entendería. —para ellos era motivo de burla el que yo tuviera sobrepeso, así que les gustaba burlarse de mi. Sophie y Jayden siempre me defendían, pero yo sabía que esos niños tenían razón.

—Claro que no tenían razón.

Lo ignoré.

—Todos esos sentimientos acumulados me abrumaban, me sentía triste, luego furiosa, de pronto me odiaba u odiaba a los demás. Era cansado no tener un espacio para mí misma, y siendo una niña dejé de disfrutar la vida, así que mis padres decidieron llevarme al psicólogo. Iba y me ayudó, no mentiré, fue un proceso largo. Pero mientras más confianza tenía en mí misma, más fuertes se volvían las burlas, hasta el punto en que un día unos chicos decidieron ir más lejos, y unas niñas de mi clase de educación física me golpearon en los vestidores.

Sentí su cuerpo tensarse, pero el mío se relajaba cada vez más, al fin me estaba liberando. No le contaba mi historia a nadie, precisamente por que los que la sabían, la habían vivido conmigo. Pero quizás algún día me guste compartirla y ayudar a personas que sufren lo mismo.

—Desde ese momento sufrí ataques de ansiedad, algunos días recordaba esa golpiza, otros simplemente era por acumular tanto dolor en mi, y a mis trece años ya había pasado la peor etapa de mi vida. Había experimentado la depresión y un desorden alimenticio leve. Luego fuimos creciendo, maduraron, yo también. No se, supongo que se cansaron de molestarme y yo me volví una persona bastante fuerte, superé todo aquello y seguí con mi vida. Aprendí a defenderme, dejé el psicólogo, todo mejoró, en cierto sentido. Algunas de esas personas dejaron la secundaria, a otras las veo diariamente, pero fue hace mucho, posiblemente ya ni lo recuerden.

Suspiré con algo de alivio por que a pesar de todo, esa etapa me hizo madurar y crecer como persona. Y había aprendido a verlo como lo que era, un mal recuerdo. Ya todo había pasado y estaba en otro momento de mi vida, mucho mejor.

Me dolía hablarlo, claro que si, pero ya no lloraba.

—Esos malditos... —Colton se levantó de mi lado y un sentimiento de vacío me invadió. —¿Cómo se atrevieron a hacerte todo eso? ¿Es que a caso ellos no...

23:15 [LHC #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora