Luego de que Liz se fuera limpie el pequeño charco de café que dejó en el suelo, al terminar subo al cuarto de baño y me doy una rápida ducha. Al salir me pongo ropa de casa y bajo a la sala de nuevo.
Ya por la tarde recibo una llamada de Liz diciéndome el lugar al que iremos, al enterarme que iríamos a un bar ya estaba comenzando a buscar ropa adecuada para ponerme, ella me sugirió que me pusiera el vestido que compramos ayer, aunque lo veo demasiado formal creo que es lo más decente que tengo en mi guardarropa.
Fui a mi habitación para comenzar a arreglarme, primero me alisé el pelo y luego comienzo a maquillarme, no me pongo demasiado maquillaje por la simple razón de que no quiero tapar los lunares que tengo por la cara.
Tanto a mis padres como a mí siempre nos gustaron mis lunares, mi cuerpo está rodeado de esos puntitos negros de diferentes tamaños, principalmente mi cara y espalda.
Cuando termino de ponerme la base, el rímel y el labial de un color carmín no muy exagerado, me pongo el vestido, según Liz esto no necesita que lleve sostén, no me hace mucha gracia no llevarlo pero me siento más cómoda sin él; por ultimo van mis zapatos negros de plataforma plana, pero alta. Voy al espejo de cuerpo completo a ver como quedó mi trabajo de horas, ahora que me veo con los zapatos y maquillada, el vestido me queda muchísimo mejor que antes.
A medida que las agujas del reloj avanzan comienzo a sentirme nerviosa y mi mano comienza a picar, es la primera vez que iré a un bar, siempre tuve esos pensamientos de que si algún día iba algo malo me pasaría y es lo mismo que siento ahora, aunque creo que solo estoy paranoica.
Me vibra el celular que está en el bolso indicándome que tengo un mensaje, como era de esperarse era de Liz, diciéndome que está en la puerta. Aun no sé de dónde carajo sacó mi número celular, supuestamente ella dijo que lo consiguió de los registros del hospital.
Bajo hasta la puerta y cuando la abro me encuentro con Liz, tiene el pelo lacio, maquillada exageradamente, tiene sus típicos zapatos de punta alta y lleva puesto el vestido plateado que vimos ayer.
-Eres un fuego nena –me mira a cuerpo completo y me guiña un ojo- ¿Estas lista para esta noche?
Respiro hondo.
-No –digo tontamente haciendo notar mi nerviosismo.
Pone los ojos en blanco y luego tira de mi muñeca sacándome del departamento.
-Te la pasaras genial, créeme –dice contagiándome un poco su entusiasmo.
Bajamos de su auto descapotable frente a un edificio de varios pisos, Liz me lleva arrastrando hasta la entrada donde de por medio se interpone una cinta roja y alado está un hombre bastante alto y corpulento.
Llegamos hasta donde está él pasando por una larga fila de personas esperando a entrar a este bar, cuando el tipo nos ve, su vista va de Liz, a mí y luego de nuevo a ella.
-Viene conmigo –dice casi gritando ya que la música que viene del edificio se escucha hasta afuera.
El solo le sonríe y luego asiente, quita la cinta roja y no tardamos en entrar, se puede escuchar como las demás personas que hacían la fila comienzan a quejarse de que nos hayan hecho pasar primero, supongo que el que tengas dinero te da privilegios ¿No es así?
La música retumba en mis oídos y las luces de neón me dejan ciega, algunas personas ya están en la pista de baile con una bebida en la mano.
-Nuestra mesa es aquella –apunta a un extremo del lugar. Estiro un poco la cabeza para ver mejor y en una mesa están todos sus amigos: Max, Travis, Chloe y Zack.
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UNIDOS. ©
Teen FictionAlly Marín una joven-adulta de 24 años después de pasar 4 años en Florida regresara a su ciudad natal para nuevas oportunidades en la vida con la esperanza de poder volver a comenzar de cero y superar las pérdidas que sufrió. Allí conocerá a Zack Co...