Lisa 02

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Hace dos días.

—¡Vamos Lalisa!¿Crees que así vas sacar 10?—gritaba el profesor de deporte.

Lalisa Manoban, una chica que no soportaba la presión estaba haciendo ejercicio hasta el cansancio, cuando ya varias veces se le había repetido a la directiva de la escuela su deficiencia. Estaba sudando a mares mientras que para sus débiles músculos era difícil mantenerse.

—¡Son 5 flexiones más!—Gritó nuevamente.

Bajó una vez más soltando un quejido, ya no podía más, necesitaba agua en ese instante o no pasaría el día fuera, sus amigas estudiaban en otra escuela así que ahí estaba prácticamente sola. Su pecho comenzaba a doler y sabía que era hora de parar, con dificultad se detuvo.

—¡Lalisa! ¡No pa...!—levantó su mano para que callara mientras ella misma intentaba darse golpecitos en el pecho.

—Con todo respeto profesor, por hoy no voy a poder continuar con el entrenamiento físico, debido a que mi estado ha sido muy deteriorado por el día de hoy.—hizo una reverencia y se retiró dejando a aquel grasoso señor impactado.

—Lalisa ¿Otra vez aquí?—asintió.—Siéntate linda.—sacó varias cosas.—Déjame adivinar, nuevamente el profesor Han.—asintió por segunda vez.

—No importa cuantas veces le diga, sigue haciendo lo mismo.—aun tenía la respiración agitada, tomó una toalla y empezó a secar el sudor.

—El brazo linda.—lo pidió y envolvió algo a su alrededor.—Seguramente tengas la tensión baja, igualmente te tomarás tus pastillas.—se dió la vuelta y le dio un frasco.—¿Las has estado tomando, cierto?

—Si, gracias enfermera Yong.

—Por Ahora puedes irte, y no vuelvas a hacer ejercicio, ni si quiero te quiero ver corriendo.—la regañó y rieron, apenas salió su sonrisa se borró, sabía lo que venía y tenía que aguantarlo.

—Mírala, ahí va la rarita.—escuchó.

—Alejate, te pede pegar la enfermedad.—otro susurro presente.

—El cancer mata, ¡supéralo!

—Cada día más cerca de la muerte.—escuchó risas.

—¡Bu!—la susto de forma burlesca una chica.

—¡Ahí estás Manoban!—El profesor Han la sorprendió tomándola de la muñeca y la arrastró a paso rápido hacia la oficina de dirección lanzándola a una silla.

Su respiración se había acelerado y estaba cansada, sentía miedo y junto con eso las rápidas palpitaciones de su corazón.

—¡Ella se salió de mi clase sin razón aparente y además me mandó a callar!—aun gritaba aturdiendo la pz que había hace minutos, sin importarle la poca distancia siguió.—¡Eso es una falta de respeto y no lo tolerare en mi clases!

—Disculpen...—no la escucharon.

—Profesor Han, debería cal.

—¡No, no lo haré! ¡Por que esa niñ.—fue interrumpido por el sonido de un golpe.

Lalisa se había desmayado.

Había empezado a sentir mucho calor y sus pulsaciones al máximo, como también dejó de escuchar la conversación y simplemente lo latidos pudieron más que ella logrando que desfallecera.

—¡Lalisa!—pudo escuchar.

Cuando recuperó algo de conciencia estaba acostada y sentía que iba a toda velocidad, más que todo por el frío que el viento provocaba y porque no conseguía ver bien el techo, asimismo llego a una conclusión, estaba en el hospital nuevamente. No era sorpresa para ella, pasaba casi la mayoría del tiempo por la estricta escuela en la que estaba, cansada terminó por cerrar sus ojos nuevamente.

—Su corazón no se ha detenido, comiencen reanimación manual.—ordenó un doctor, vio que alguien se acercaba con el electro shock y automáticamente lo regañó.—Ella no puede recibir shocks eléctricos, es más de lo que puede soportar.

—El corazón aun sigue funcionando, pero cada vez es más débil.—comentó una enfermera viendo la pantalla.

—Esto es como siempre equipo, ella siempre responde a la reanimación, vamos.—comentó el doctor y comenzó con su trabajo.


—Lalisa, Lalisa, Lalisa.—reiteró su doctor viendo unos documentos, entrando a su habitación para charlar con su madre.

—Doctor.—se sorprendió por su llegada, rápido saludó con una reverencia.

—Parece que su visita se va a prolongar con el estado que llegó.—comentó sin ver a la mujer.

—No la dejaron salir de deporte.

—¿Le doy un consejo señora?—asintió dudosa.—Sáquela de esa escuela, hágala estudiar en casa, o en una escuela más tranquila si quiere que siga en contacto con personas, en esa preparatoria prácticamente la están matando y si sigue a este ritmo puede que no dure mucho.

—Lo que pasa...

—Si necesita apoyo económico no se preocupe, puedo ocuparme, pero no me gusta verla de esta manera, sabiendo que no es la primera vez.

En ese momento entraron tres chicas en uniforme muy preocupadas, el doctor decidió que era el mejor momento de retirarse, despidiéndose de la señora así lo hizo. Aquellas chicas estaban alrededor de Lalisa, ellas siempre iban en situaciones similares, esta vez comenzaron a pintar sus uñas y a cuidar muy bien de ella, sacándole una risa a la señora.

—Hoy llegaron temprano.—comentó la madre acercándose.

—¡Hola señora!—saludaron las tres animadas.

—¿Jisoo, compraste las flores?

—Si, Rosé, ten.—las sacó de una bolsa y se las dio.—Moradas, las favoritas de Lis.

—No griten, no despierten a Lisa.—comentó tapándole los oídos.

—Jennie, déjala, no nos escucha.—refutó su mayor.

—Chicas,¿En que escuela estudian?—preguntó la señora curiosa.

"La vida no es más una continua sucesión de oportunidades" Gabriel García Marquez 1927-2014

Heartbeat »Lizkook«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora