El día tan esperado por Murron y Alice para que Lovise se casara había llegado por fin. Murron y Alice la habían acompañado a comprar el vestido, a cotizar el maquillaje y el peinado. Lovise se probó varias opciones, distintos cortes y estilos, pero finalmente tanto sus amigas como ella misma coincidieron que la mejor opción era un vestido con corte de princesa que creara ilusión de curvas más marcadas y que le diera un poco más de enfoque en el escote. Lovise era baja, delgada y no era particularmente voluptuosa, por lo que un vestido que la hiciera lucir un poco más adulta iba a irle de maravilla, tal como le había comentado Murron. El vestido fue comprado y guardado y minutos después fueron a ver los zapatos, cuyo tacón era lo suficientemente alto como para no desentonar demasiado al lado de Mathias que tenía una contextura vikinga demasiado evidente, pero que también le brindara la comodidad suficiente para poder estar de pie en la ceremonia y en la posterior celebración. Las tres amigas acabaron el día en un café que las hizo conversar de temas varios y los últimos detalles del evento.
Murron llevaba cuatro fines de semana seguidos con Allistor, haciendo vida en pareja, o casi, porque no podía evitar sentirse como si evadiera la ley con lo que estaba haciendo. Siempre había pensado que esa premisa de que los hermanos de las amigas son sagrados era una soberana tontería, pero ahora, por algún motivo, se le hacía más justificada que nunca, y aunque sabe que fue ella la que le dijo a Allistor que sería él quien no se aguantaría, lo cierto es que Murron también dudaba de sí misma si podría pasarse una semana entera sin él, y hacer caso omiso del fin de semana.
Así que ese sábado, Murron se arregló lo mejor que pudo, pero sin dejar de lado la formalidad de la ceremonia. Se puso un pantalón ajustado de tela, una blusa de satín y un blazer verde agua, zapatos formales de tacón y su cabello lo amarró en una coleta baja inclinada hacia su hombro izquierdo, haciendo que el largo le resbalara por el pecho. Le había insistido a Allistor que se iría sola, que por ningún motivo la fuera a buscar porque Alice no podía sospechar nada más de lo que ya lo hacía y él coincidió absolutamente con ella. Llegó al lugar de la ceremonia, una iglesia presbiteriana pequeña, pues no había mucha gente invitada y ni la celebración ni la ceremonia serían masivas, pese a que tanto Mathias como Lovise habían ahorrado bien.
Alice llegó con Francis, Allistor lo hizo minutos después y la última fue Murron. Su amiga, bromista, le dijo que necesitaba aprender algo de puntualidad inglesa y en eso ella podía ayudarla. La irlandesa sonrió y negó con la cabeza, entrando a la iglesia detrás de Alice. Allistor, aprovechando la oportunidad, la siguió y le dijo al oído que se moría por llevársela a su casa después de la ceremonia y Murron giró violentamente hacia él y le ordenó que se comportara, pese a que la sonrisa no se la podía borrar de la cara.
A los diez minutos llegó Mathias, y la novia, como era la costumbre, se hizo esperar. Lovise bajó acompañada del brazo de su padre y después de las palabras del sacerdote presbiteriano, Mathias y Lovise eran marido y mujer y la novia insistió que nadie podía irse porque una celebración modesta los esperaba en casa de sus padres. Murron necesitó mirar la cara de Allistor ante eso, que no expresó nada ni remotamente relacionado al entusiasmo, y ella sonrió divertida. Él no lo notó.
La comida en casa de los padres de Lovise fue sencilla, con las atenciones precisas y las felicitaciones pertinentes a los novios. Murron permaneció en todo momento al lado de Alice, como si quisiera colgarse del brazo de su amiga para prohibirse a sí misma cometer una locura. Allistor, que le importaba un bledo todo, la miraba con insistencia durante la cena, después de ésta y cuando los novios bailaron el vals, donde toda la gente se concentró en círculo alrededor de la improvisada pista de baile. Murron estaba de pie, muy atrás, mirando a su amiga y lo sonriente que se veía. Allistor se le acercó por detrás con cierto disimulo porque había aprovechado que Alice también estaba pendiente del baile y le susurró suavemente que lo acompañara afuera porque quería fumar un poco.
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APH: El ritmo de tus ojos | EscociaxNyo!Irlanda
FanficLuego de dos años trabajando para los Kirkland, Murron Mackay experimenta una sensación extraña cuando todo a su alrededor se vuelca hacia Allistor, el hijo de su jefe, haciendo que incluso su sola presencia la divida en dos: por un lado, un aleteo...