Capítulo 2

2 0 0
                                    

Recuerdo en una ocasión cuando una de mis compañeras del colegio por casualidad rompió uno de mis juguetes, la odie tanto en ese momento que le pedí a mi demonio que la hiciera pagar.
El siempre obediente le provocó una caída en donde la pobre niña se quebró un par de dientes.

Si me gustaba algún chico y este no me correspondía, también obtenía un castigo. Así como le sucedió a Aldo, el chico más lindo del colegio, le confesé mi atracción por él, pero este se río de mi, junto con sus amigos, fue por eso que mi demonio lo hizo pagar haciendo que en una clase de química le explotará un experimento en la cara, quedando totalmente desfigurado, en ese momento fui yo quien rió.

Después fue el turno de Marcelo un chico tímido, pensé que no habría problemas con él y que me aceptaría, pero estaba equivocada, él solo tenía ojos para Tania, la perfecta Tania.

La odiaba tanto, solo quería verla muerta y mi demonio escucho mi deseo, al otro día fue arrollada por un camión frente a todo el colegio, quedando hecha solo una masa de carne y hueso esparcida por el pavimento.

De esa manera vivía mi vida, llena de odios y venganzas  alimentadas por mi demonio de la guarda, incluso perdí la cuenta de cuantas personas resultaron dañanas o muertas por mi causa, en realidad ni me importaba, solo importaban mis deseos.

Ya de adulta deje de pensar en una relación romántica, solo me enfoque en adquirir éxitos profesionales y dinero, lo cual era muy fácil de obtener.

Mi demonio de la guardaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora