Capítulo 4

3 0 0
                                    

Recurrí a mi demonio, le pedí que hiciera que él se enamorara de mí. Pero descubrí que ni los demonios pueden obligar a alguien a amar.
Me ofreció a cambio dominarlo pero yo así no lo quería.

Deseaba que me amara con un amor legítimo, por primera vez sentía que no era un capricho quería ganarme su amor y así lo hice.
Comence por preocuparme por las mismas cosas que se interesaba él.

Me llevo a conocer lugares que jamás me imagine que existieran, el dolor de un padre que no tenía que darle de comer a sus hijos, ancianos abandonados por sus familias, orfanatos llenos de niños viviendo en forma precaria, refugios de animales maltratados.

Sentía tristeza y empatía por aquellos seres y quería hacer algo por ellos.
Veía a Esteban tan feliz de ayudarlos y darles un momento de alegría, que quise sentir lo mismo, así fue que comencé a ayudar a esas personas, pero no quería hacerlo con la ayuda de mi demonio, quería hacerlo por mi misma.

Así me despoje de la mayoría de mis bienes y me aleje de mi demonio.
A pesar que me quede con lo básico para vivir, jamás había sido tan feliz en mi vida, comprendí que la felicidad no estaba en conseguir las cosas de manera fácil.
Me esforzaba en mi trabajo y cada cosa adquirida con mi esfuerzo era un motivo de orgullo.

Mi demonio de la guardaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora