¿Quién soy?

70 1 0
                                    

Escribo desde la impotencia. Desde el odio. Desde aquello que no se sabe qué es, ni dónde está, pero que duele como cualquier verso cuyas sílabas te quiebran los huesos y te erizan la piel. Escribo palabras con intención de que estas desprendan la misma fuerza que desprenderían mis nudillos contra la pared; impotentes, odiables.

Desde la impotencia de no saber por qué no. De no tener ni idea de por qué. Por qué cojones siempre es "no". Por qué cojones nunca digo "no".

Desde el odio. El odio que me tengo. Desde el odio a hablar conmigo de mí y no tener ni idea de con quién estoy hablando.

¿He dicho que me odio?

Sí, así es. Hace mucho que no me quiero. Mucho más de lo que quizá yo me atrevo a imaginar. Por qué. ¡Por qué! Por qué no encuentro la mejor versión de mí. ¿Acaso no existe? Por qué no río como los demás, por qué no disfruto como los demás, por qué no miro a los ojos como los demás. Joder, por qué me comparo. Las comparaciones son odiosas. Pero el odio es parte de mí. Supongo que por eso me comparo. Al menos he encontrado el por qué de algo. Sonrío. Menuda incoherencia; sonriendo por odiarme. Por haber encontrado una respuesta a algo que, sinceramente, preferiría no responderme.

No me considero mala persona. Tampoco buena. Soy yo. ¿Yo? No. Llevo mucho tiempo no siendo yo. De hecho no sé si alguna vez he sido yo. Sin embargo, me recuerdo. A mí me gusta reír. Me gusta disfrutar. Me gusta mirar a los ojos. Me gusta todo eso que ahora no soy, todo eso que ahora desconozco.

Me miro y no me veo y, por ello, me aterro. Me tengo pánico. Sé, de más, que las palabras destruyen más que cualquier arma y, sin embargo, escribo. Me disparo balazos sin parar. Lloro, respiro y sigo. Soy consciente de que me estoy jodiendo, pero sigo. Sigo porque así me reconozco. Vuelvo a sonreír. Esta vez, creo, que por algo que sí merece una sonrisa. O no. ¿Conocerme vale la pena? ¿Quién va a responder a eso si ni siquiera yo me conozco?

¿Quién eres? Me pregunto en el espejo. "¿Por qué te maquillas? ¿Así te ves mejor? No, ¿verdad? Jajajajaja, sabes que no, zorra. De dónde no hay, no se puede sacar. Nadie te va a querer, por mucho que quieras tú que, por cierto, no tienes ni idea de querer. Solo eres un polvo. Una diversión. Nadie confía en ti." He marcado con ritmo las frases. Es un ritmo lento, pero fuerte. Un ritmo que hace que me retumbe la cabeza. Quizás tengas razón, ¿quién va a confiar en alguien que no confía en sí mismo?

El principio de un adiósWhere stories live. Discover now