Introducción

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Hay momentos en los que vemos al pasado para poder avanzar. Quizás no es del todo incorrecto, es un vistazo, no volvemos para quedarnos, volvemos para aprender, soltarlo y avanzar. El futuro es incierto, no hay que desesperar por él, él sabrá cuándo aparecer. Sin embargo, para caminar al futuro se deben de soltar las pesas llamadas "pasado". El futuro no se encuentra cargando al pasado, tampoco ignorándolo o huyendo de él, se encuentra enfrentándolo y aceptándolo.

Un quizás es mínimo, un tal vez nos da una esperanza, por eso solemos decir: "tal vez". Porque queremos ver nuestro futuro o nuestra vida como un tal vez o, incluso, como un "será". Nos aferramos desesperadamente a un futuro soñado y usarlo como el escalón llamado "día a día". Es divertido cuando los adultos dicen que no hay que pensar en el futuro, cuando el futuro es lo que buscamos y, al mismo tiempo, nuestro impulso para seguir. ¿Qué haríamos sin esperar por ese anhelado futuro?

Una gota.

Pensar que unos años atrás yo mismo les habría sugerido a los niños que no miren al futuro, que disfruten los juguetes que tienen hoy en sus manos y rían de las cosas que no puedan entender hasta entenderlas. Ahora pienso que buscar el futuro es algo propiamente de quienes sentimos miedo al desconocerlo y una gran excitación por enfrentarlo.

Dos gotas.

Un paso en falso, un paso mal dado, es todo lo que necesitamos para tener cambios abismales en nuestras vidas. Así que, ¿Cuántos pasos en falso hemos dado? ¿Cuántos pasos en falso me han llevado a este punto de mi vida? No es tan malo, no puede serlo, después de todo no me siento infeliz, o quizás...

Tres gotas.

Hay una foto en el escritorio. La foto es reciente, el portarretratos ya olvidé qué tan viejo es. En la fotografía se ven dos rostros sonrientes, pero una sonrisa es falsa. Eso lo sé, porque es la mía. ¿En qué momento los rostros infantiles en el desgastado portarretratos, fueron reemplazados por los de dos adultos? ¿Cuándo fue que cambió la persona a mi lado?

Una gota. Dos gotas. Tres gotas y la lluvia empiezan a caer. Me levanto de mi cama a buscar la fotografía que antes se encontraba en mi escritorio, quizás debí de guardarla mejor. Al tomarla sentí un gran peso en el corazón. La felicidad también es tristeza.

Caen más y más gotas, pero dentro de la habitación no llueve. Una sonrisa mezclada con lágrimas es la reacción que provoca una simple fotografía, mi corazón se niega a superar los sentimientos mostrados en esa foto, aún después de tantos años. ¿Por qué aun estando dormido, me veía más feliz de lo que soy?

El pasado puede ser un demonio, pero un demonio que nos brinda algo de lo que el futuro carece.

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⏰ Last updated: Mar 30, 2019 ⏰

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