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Capítulo dieciséis:

Maratón 3/3

Cerré los ojos deseando que la tierra me tragara. De todas las personas que me podían ver, me tenía que encontrar a Holly ¿en serio?

—¿Necesitas ayuda con eso? —su tono burlón me hizo hervir la sangre. Ya bastante tenía con todo esto para tener que soportar su horrible tono de voz y su presencia tan irritante.

Mi nivel de cordura estaba llegando a su máximo.

—Déjame en paz, Holly, vete a molestar a alguien más.

—¿Y perderme esta increíble escena? No lo creo.

—¿No tienes nada más importante que hacer?

Sacó sus gafas de color rosado y sonrió de esa manera que te hela la sangre por que sabes que dirá algo malo.

Perra.

—Tienes razón, pero te diré algo antes de irme.

—No, gracias.

—Uhm... ¿Williams, eh? —la ignoré. —aléjate de él.

La miré estupefacta.

—Oh pobre niña, ¿crees que no lo sé? Hija mía, soy parte del grupo de tu hermano desde hace mucho más tiempo que tu, lo conozco, los conozco a todos y se que en cuanto se acabe todo esto con los chicos de BASIS, tú seguirás siendo la misma nula de siempre, así que no te hagas ilusiones que ellos no serán tus amigos, ah, ¿y Colton? Tampoco creas en su labia barata, que mientras te da señales se acuesta conmigo.

Y antes de que pudiera refutarle algo, aceleró por la calle dejando un sonido que me chirrió en los oídos.

Todo lo que me había dicho lo estaba procesando con lentitud, ¿Cómo sabía lo de los chicos de BASIS? Que yo sepa, solo lo sabemos los que estábamos en la reunión.

Es algo que le debes preguntar a Jayden.

Y sobre lo demás... bueno, supongo que no me tomó por sorpresa, pero eso no evitó que me doliera como una estaca en el corazón.

Y se que Colton jamás se fijaría en mi, pero que lo recalquen sigue doliendo, no es necesario.

El pitido de una camioneta me sacó de mis pensamientos, el Wrangler negro de Colton se acercó a mi con una velocidad promedio, al estacionarse junto a mi se bajó y me dejó verlo de arriba-abajo. Llevaba puesto un mono deportivo negro y una camiseta negra también, pero sin importar que fuera tan sencillo, se veía espléndido. El panorama de él junto a su auto usando esa ropa y los lentes de sol que llevaba puestos harían derretir a cualquiera. Seguramente le llovían las bragas.

Parecía que venía del mismo cielo.

—¿Estás bien? ¿Porqué estabas llorando? —se acercó a mi a paso rápido y observó el auto, pero volvió su mirada a mi.

No me había dado cuenta de que las lágrimas seguían bajando por mis mejillas, así que las sequé con rapidez.

—Estoy bien, hagamos esto rápido por favor. —desvié la atención y abrí el maletero para sacar mis herramientas y la llanta de repuesto, pero Colton me detuvo.

—¿Alguien te ha hecho algo? ¿Te hiciste daño? —tomó mi hombro con una mano, y por la forma en que me miró supe que él también sintió esa corriente eléctrica.

O quizás yo lo electrocuté.

—Estoy bien, solo estoy cansada y estresada por todo lo que está pasando, es muy abrumador.

23:15 [LHC #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora