-No te olvides de apagar el aire cuando te vayas a ir.- Me dice Kaien a modo de advertencia cuando se larga.- Ya van dos noches que lo dejas puesto.
-Que si, que si, pesado.- Le digo echandolo con la mano.
En cuanto se larga, me echo hacia atras en mi silla y suspiro restregandome los ojos. Bueno, otro día más. Mi vida, ahora que Byakuya no está en ella, vuelve a reducirse al gimnasio y poco más. Si pienso en los meses que pasé con Byakuya ayudandolo con su recuperacion, ahora tan solo parecen un sueño lejano. Pensar en él me duele, porque no lo tengo a mi lado, porque no logré ayudarlo y salvarlo aunque Sen me ha contado que en la clinica a la que se fue, está mejorando mucho. Eso es lo unico que realmente debería importarme. Él por fin está bien.
-Ah... estoy muerto.- Me digo a mi mismo sintiendo que las ultimas clases han sido demasiado duras.
He ampliado mi horario de trabajo a todo el dia. Exacto. No tengo vida fuera de estas cuatro paredes y algunos de mis clientes, estan encantados con que vuelva a estar de vuelta machacandolos con las bicicletas. Pero en realidad, yo... siento que no sé cuanto podré aguantar así.
-Dios, creo que apesto demasiado.- Digo cuando me levanto y voy a coger mis cosas para irme a casa.
Miro a mi alrededor y vuelvo a suspirar. Estuve tan cerca. Tan cerca de volver a tenerlo que ese simple recuerdo me hace apretar los dientes y los puños. Al final, ese lado oscuro tenia razon. Me dejo saborearlo para luego arrebatarmelo. Perdí. Solo espero que él tampoco haya ganado. La semana pasada llegué a estar en el anden de la estación, con el billete y todo en la mano para presentarme donde está él pero, no tuve el valor de hacerlo. No por cobardía en realidad, sino porque me prometi que si la mejor forma de ayudarlo era alejandome de él, lo haría. Por él.
Al final he decido a ducharme aqui mismo para no tener que hacerlo en casa cuando llegue. Hace una semana me mudé a un piso pequeño que comparto con una chica a la que le van las tias. Asi no hay riesgo de que termine complicandome la vida. La verdad es que no me apetece nada estar con nadie que no sea Byakuya. Se que mi forma de ver la vida cuando nos semparamos por aquel mal entendido fue lo que hizo que todo empeorara... para ambos... Asi que he decidido ser algo más responsable de mis actos y no actuar de forma... irracional.
Nova se sintió algo mál cuando les dije que me iba pero aunque ver a mi hermano feliz con Mugetsu era algo genial, me dolía demasiado. Todas las personas que conozcos, han alcanzado una felicidad que yo no podré saborear nunca más. Tuve mi momento y fue genial pero... dudo que pueda volver a darse.
El agua fria me despeja al instante. Es finales de Agosto por lo que ducharse con agua fria es un autentico placer. Apoyo las manos en las frias baldosas y dejo que el agua corra por mi cuerpo, pegando mi pelo a mis musculos mientras cierro los ojos e imagino que vuelvo a estar con él. Dioses, lo hemos hecho tantas veces bajo el agua que casi siento como si volviera a estar con él.
-Veo que ya no tienes marcas de mordiscos.- En cuanto escucho esa voz a mi espalda me vuelvo viendo atonito como esos ojos azules que tanto he añorado me miran directamente... ¡desde mi altura!
-Byakuya... tu... estas...
-Si.- Dice caminando con ayuda de un baston, aunque no es que tenga mucha cojera. Dios, es como aquella primera vez que nos vimos en la entrada del hospital solo que esta vez, me habla sin ese rencor en la mirada.- Aun me queda algo de rehabilitacion que hacer pero, estoy mejor.
Yo sonrío sintiendo cierta tristeza y añoranza pero tambien paz interior por que, en el fondo, sé que yo fui parte de esa recuperacion. Veo como deja el baston a un lado y tambien una bolsa de viaje que traia en la otra mano. Cuando sus ojos conectan de nuevo con los mios siento la falta de aire por la intensidad con que lo hacen. Entonces caigo en mi situacion. Estoy totalmente desnudo, expuesto ante él pero por extraño que parezca, eso no me molesta, solo me hace sentir un poco avergonzado y excitado.
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Apartamento Compartido II
Hayran KurguLa vida está llena de altibajos, desengaños, nuevos amores y asuntos sin resolver. Han pasado tres años desde lo sucedido en Apartamento compartido y nuestros chicos han tenido que seguir con sus vidas. Algunos mejor que otros, pero cada cual con s...