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Para Sana el querer llegar al lugar se hacía cada vez más deseado para sus pupilas dilatadas.

Estaba ansiosa, ¿qué será?
Caminaban hasta el final de las mesas de ping-pong, esa esquina oscura que podría ocultar cualquier lágrima.

Tomadas de las manos se sentaron en el suelo. El par de chiquillas mirándose, menos sus ojos brillantes.
Sana tenía tanto miedo, tanto miedo de que todo fuese mentira, de que se iría al tocar la campana.

Sakura suspiró y sonrió coquetamente, tomó sus mejillas, acercó sus labios y la besó. Besó cada parte de ellos, con deseo y con delicadesa.

La bulla de los demás estudiantes acallaban sus jadeos deseados.

¿Y qué pasa ahora?. Dijo Sana tan ilusionada como el primer día que la miró, esa cabellera lisa, inteligencia y elegancia la caracterizaban.
Deseando tenerla, cuidarla y quererla como nadie pudo hacerlo jamás.
¿Esto es real?...
Tenía los ojos cerrados, esperando algo más, pero no sucedió.

Ella ya no estaba.

Sana se levantó, sonrió, salió como si su compañera no le dio un besó que quitó todo su brillo labial.
Sus manos y mejillas palpitaban al recordar lo sucedido.
Caminó por los pasillos para llegar a su clase, pues la campana había sonado.

Pasó por muchos salones admirando parejas tomadas de la mano, riendo o sólo mirándose hermosamente.
Se preguntó si algún día podría llegar a tener algo así.

Bajó la mirada, llegó a su salón.

Pensó en su profesor; ¿seguiría dándole regalos cada día? ¿Seguiría dándole sus sueños cada noche?
...¿Seguiría dándole su amor?.

Hoy había examen, para Ella era muy fácil, matemáticas.

Sana estudió toda la noche, esperando hacérselo saber a él.
No lo hizo por ella misma, lo hizo por él, para que él se de cuenta.

Se sentó en su pupitre, esperando a los demás.
Vio cómo Sakura le daba chocolates a su profesor, sonriendo.
Sana se preguntó si eso significaba algo. ¿Todo seguiría igual?.
Se sintió humillada, dolida y juró por lo que fuera que ganaría el corazón de su profesor antes que nadie.

Pero...Sana no era mala persona, alomejor nadie...pero ahí estaba, en su cuarto llorando.

No entendía por qué. Sus padres se alejaban cada día más, de ella y entre ellos.
Todos los días ya estaba cansada de tanta rutina, cansada de no estar correspondida, cansada de sus sentimientos.

Cada día era más pesado...uno...tras otro.
Pero con la cabeza en alto y la esperanza de ver a su profesor con sus ojos brillando a la luz del día, la animaban.

Los desayunos se hacían cada vez más silenciosos, las risas ya desaparecían, sonrisas, juegos, amor...como si nunca hubieran estado todos ahí. Es esa casa, en la que ya nada era igual.

Tomó su labial olor fresas, su mochila llena de curiosidad y partió a su escuela.
En el camino compró un bombón gusto a cereza. Para su profesor, sólo para él.

Se sentía sola, Dios...sola, muy sola.
Todas fingen, todas.
Fingen ser buenas personas, amigas. En verdad, sólo le dan la espalda...mientras todas ríen, todas juntas.
En verdad a nadie le importa.

"no seas tonta, Sana."

Sonríe en su pupitre, como si de verdad nada importara, como si de verdad estuviera bien.

Topa su mirada con el único ser que le demostró que esforzarse estaba bien, y que en el fondo lograría su cometido.

"Su mirada, gentíl como mil estrellas.
Agelicales como si no existiera ningún Dios.
Toma mi mano, muéstrame lo que es correcto.
Guíame. Hacia el oscuro valle
Donde me darás tu amor. Tic tac. La gota revalsa, ya es tiempo, ya es mucho tiempo.
Dime que me amas. "

-Profesor.- Ella se acercó con du bombón casi derretido por el amoroso y ansioso calor de sus manos.

-Oh, Sana. ¿Necesitas algo?- guardando sus cosas, le dio una sonrisa.

-Ehm.Yo...pues, tengo un chocolate.- miró hacia la ventana, tratando disimular su deseo por aquellos ojos brillosos.

-¿Es...para mi?- "para quién más" 

-Sí, bueno...si usted lo quiere.- sonrió, ocultando sus rosadas mejillas.

-Claro,claro. Ay, muchísimas gracias, Sana. En serio, gracias.- tomó el chocolate de sus pequeñas manos, se lo llevó a la boca.
Esos rosados labios probaron un dulce sabor a cereza.

-Gracias, profesor.- limpió sus manos. Creyendo estar a su lado sin nadie más en el universo.

-Gracias a ti, por alegrarme el día.- "Oh...Dios mío."  su mirada se perdió en un punto invisible...casi hermoso, tan fantástico que quería gritar y llorar al mismo tiempo.

Su esperanza era tan fuerte que nisiquiera los problemas de su hogar, personales, el mundo, todo...pudieron quitarle esa emoción y amor que siente cuando su profesor la mira con esos ojitos oscuros y sonríe...




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⏰ Última actualización: Aug 24, 2019 ⏰

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ℬlush . SanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora