¿Enamorado?

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—Harry, ¿estás listo? —preguntó ______ tocando la puerta de mi habitación.
—Dame unos minutos, espérame en el auto. Debo hacer algo antes —le dije y ella asintió.

Habían pasado ya un par de semanas desde que Marie y Mitch no se veían cerca de casa. 
Las noches eran infernales, me daba insomnio y vomitaba muchas veces al día. Estaba sufriendo, y ______ no lograba explicarse por sí sola la razón de verme tan decaído. 

Mi esposa me rogaba que fuese al médico, aunque sus cuidados fuesen suficientes para que ningún hombre de la tierra deseara separarse de ella. Me cuidaba como si fuese su propio hijo, y me apoyaba de una manera increíble.

No me había levantado de cama de días antes, porque tenía una serie de preocupaciones en la cabeza y estaba casi seguro de que Mitch se estaba encargando de mis compromisos económicos.

______ llamaba a mis clientes, y me ayudaba a organizar mi agenda, a contestar mi teléfono y pagar mis cuentas. Cierta parte me hacía agradecerle de que estuviese allí, pero era demasiado orgulloso para hacerlo.

Esa tarde me había obligado a ir al doctor, porque decía que le preocupaba demasiado mi bienestar.
Antes de salir de la habitación, llamé por última vez a Marie… pero esta no contestó, nuevamente.
¿Por qué se habían ido cuando más las necesitaba?.

— ¿Todo listo? —preguntó mirando al asiento trasero, verificando que llevásemos todo.
—Sí —sonreí y ella me imitó.
—Estarás bien Cariño, lo sé —me dijo. No, ella no lo sabía.

Al salir de casa me encontré con algunos periodistas, seguramente esperando por una noticia o una razón de mi repentina desaparición ante los medios.

Miré por la ventana todo el camino, tal vez buscando respuestas, mientras ______ tarareaba una canción que pasaba en la radio. Giré la mirada hacia ella, levemente por sí ella hacía lo mismo, y sentí que mis pelos se ponían de punta… era tan hermosa, algo que ya sabía, pero esa tarde se veía asquerosamente perfecta. Sus labios tan bien moldeados y su nariz arrugada hacían la perfecta combinación con su cabello y sus entonados hombros a penas cubiertos por un par de tirantes.
Me fascinaba.
— ¿Por qué me miras así? —preguntó, sacando mi estúpida atención de mis pensamientos.
—Estás hermosa —le dije, haciendo notar un leve color rojo en sus morenas mejías. “¿Qué estás haciendo idiota?”.
—Gracias Cariño —sonrió.
Un impulso extraño me hizo tomar de su mano, la cual se posaba sobre la palanca antes, y algo aún más fuerte besar el dorso de esta. Podía ver la hermosa sonrisa en el rostro de mi acompañante, haciéndome sentir culpable por no saber la razón de mi actuar, pero en verdad no me importaba.
— Te quiero Harry —me dijo y yo besé una vez más su mano.

Me ayudó a bajar del auto, a pesar de que podía hacerlo solo, pero era la excusa perfecta para tenerla cerca de mí. Me estaba volviendo adicto al rozar de su piel, únicamente porque ella me incitaba a hacerlo.

Nos sentamos en la sala de espera, pues ______ había hecho una cita con el Dr. Colemann, 
mi médico.
—Harry Styles —mencionó el altoparlante y ambos nos pusimos de pie.
—Te acompañaré —me dijo.
—No ______ —tomé de sus manos, uno frente al otro y la miré —. No quiero que estés allí si son malas noticias…
—No es problema, porque no serán malas noticias —sonrió, ya muy cerca de mis labios.
—Iré solo —afirmé. Ella se acercó rápidamente y me estampó un beso cálido en mis fríos labios, haciendo que por obra de inercia yo cerrara los ojos y la adjuntara a mi cuerpo.
Me encantaban sus besos.
—Pase lo que pase, estaré aquí esperando —me dijo, mientras acariciaba mi mejía con sus dedos y yo asentí. 
Besé su frente y luego caminé al consultorio.
—Sr. Styles —me saludó el Dr. Colemann con un estrechón de manos y me invitó a tomar asiento —. ¿Enamorado? —preguntó y no logré escuchar el resto.
— ¿Perdón? —pregunté confundido y él sonrió ampliamente.
—Te pregunté que si estás enamorado…
— ¿De quién? —pregunté.
—De la chica con la que viene —dijo con una sonrisa.
— ¿Por qué lo pregunta?
—Porque se veía enamorado —me dijo —. Al igual que ella. Hacen una gran pareja, Señor Styles —sonrió.
— ¿Eso cree? —pregunté, desviando la mirada a mis zapatos.
—No lo puedo creer —mencionó y yo elevé la vista a la suya —. No lo negó… está enamorado —dijo.
—No es algo que deba responderle a usted, señor, si me lo permite —le dije y él se encogió levemente de hombros.
—… ¿Por qué viene a consulta? —preguntó, revisando mi expediente.
—Porque…
— Sr. Styles —interrumpió y elevó la vista —, usted es el que negó el tratamiento, ya lo recordé. ¿Cuál es la razón de su visita entonces?
—Deseo saber si aún puedo tomar el tratamiento —dije, claro y directo.
— ¿Hay alguna razón para que haya cambiado tan drásticamente de opinión? —preguntó, mientras anotaba.
“¿Una razón? Tú sabes la razón Harry” pensaba.
—Eh —emití, con la vista a la puerta, en donde veía a _______ esperar —… no —mentí.
—No quiero arruinar los planes que tenga para una vida futura, pero para este entonces su enfermedad ha aumentado y el cáncer se está comiendo todo lo que puede. Sr. Styles —me miró —, tomar el tratamiento le alargará la vida, sí, pero sufrirá el doble… si usted lo desea, podemos hacerlo de todas formas —me dijo.
— ¿Cuánto tiempo de vida me queda aún? —pregunté. Estaba aterrado de su respuesta.
—Unos meses, señor —dijo.
— ¿Cuántos? —pregunté atento, aun con la vista hacia _______, quien tomaba un café.
—Bueno, analizando los últimos exámenes que le hicimos y descartando el tiempo que ha pasado desde entonces, seis como máximo —se limitó a decir.
Tomé mi chaqueta, me puse de pie y lo miré.
— ¿Qué otros síntomas tendré? —le pregunté.
—Vómitos, fiebres, sudor, sangrado anal, contracciones en el estómago, dificultades para defecar y dolor intestinal —dijo.
— ¿Puedo pedirle un último favor? —dije mientras me colocaba la chaqueta.
— ¿En qué puedo ayudarle? —preguntó, poniéndose de pie.
— Mi esposa aún no sabe del cáncer —suspiré —, y no quiero que se dé por enterada.
—Entiendo. Si ella me llama le diré que tiene…
—Infección estomacal —interrumpí y el asintió.
—Lo lamento mucho Sr. Styles —dijo, pero sus lamentos no harían que la enfermedad parara.
Llegué a la sala de espera, en donde estaba ______ y al verme se puso de pie, estaba nerviosa.
— ¿Qué te dijeron? —preguntó, tomando mis manos.
—Mañana envían los resultados —mentí, y ella suspiró — ¿Quieres salir a cenar conmigo? —pregunté.
— ¿Cuándo? —preguntó de vuelta, tan sonriente como nunca.
—Hoy —dije y ella me abrazó fuerte.
“______. _______. _______”, era lo único que lograba pensar.

Estaba enfermo, moriría, y ¿Para qué?, ¿Para dejarla con el corazón roto por ser el idiota que aceptó un plan? 
Yo debía hacer algo, y lo sabía, pero no podía descifrar qué.

(…)

— ¿Sabes por qué salimos hoy? —pregunté, luego de tomar asiento.
—Claro que lo sé —me dijo, seria.
— ¿Por qué? —pregunté, nuevamente.
—Porque hoy se cumple un mes desde que comenzamos con todo esto del enamoramiento —me dijo.
Parecía que para ella era más simple decirlo que para mí. ¿Qué haría?
— ¿Sabes lo que significa? —le pregunté, luego de tomar un sorbo de agua.
—Que hoy me dirás si mi plan funcionó o no —se limitó a decir.
El resto de la cena fue bastante silencioso, porque al parecer ambos estábamos nerviosos.
Los pensamientos jugaban con mi mente, y no lograba tomar una clara decisión de lo que haría.

Las manos me temblaban de solo pensar la reacción de _______ al saber mi respuesta, y me estremecía de pensar lo mal que estaría mentirle.

— Harry —llamó mi atención y la miré.
Se acercó a mí y plantó sus labios en los míos con un beso bastante peculiar. Era una despedida, o una bienvenida.
Definitivamente extrañaría sus labios cuando me fuera, y sentir su respiración me mataría en un futuro.
— ¿Tomaste una decisión? —preguntó, al alejarse de mí y sentí que mi corazón latía fuerte.
Era el momento.
—Sí —respondí.
— ¿Logré que te enamoraras? —preguntó y yo desvié la mirada. 
Quería que alguien se acercara e interrumpiera, pero eso no pasaba.
—Harry, responde —insistió.
“Esto será mucho más difícil de lo que imaginé”, pensaba.
— ¿Logré que te enamoraras? —Preguntó nuevamente —, si la respuesta es no, responde ahora.
— No —respondí frío, sin siquiera mirarla a los ojos. 
“Es lo correcto”.

En busca de una esposa (Harry S. Y tú_) ||Adaptada||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora