"Ama a quien te ama, cuida a quien te cuida"

340 13 0
                                    

—Pero —continué —, eso no significa que el trato descontinúe. Me explico —dije, a medida que notaba las lágrimas en sus mejías—, el trato era que yo te daría todo mi dinero y posesiones, eso seguirá siendo así… vele el lado bueno —sonreí.

— ¿Qué lado bueno Harry?, me humillé —dijo y luego se quebró en llanto.

Verla llorar me estaba cortando el corazón, pero debía ser fuerte. No quería lastimarla.

—No lo hiciste —le dije, tratando de no rendirme ante ella y llorar a su lado —, esto quedará entre nosotros… ya no llores —pedí, pero ella estaba devastada, tanto como yo —. Vamos ¬¬¬-______, no me hagas sentir mal.

—Será mejor que nos vayamos ahora —se limitó a decir y segundos después se puso de pie, en medio de un pesado suspiro.

Se han de preguntar, ¿Por qué dije que no?, verán:

Puede que no la amase en ese instante, porque un mes es insuficiente para ello, pero la quería mucho y no estaba dispuesto a colocarme en la posición de malo. Moriría, lo cual era desconocido para ella y de pensar en el instante en el que se diera por enterada, se me ponía la piel de gallina.

Ella no merecía sufrir más, y menos por mi culpa.

En ese momento creí mi decisión muy sabia, sin saber las consecuencias que traería consigo.

(…)

Entrar a casa y notarla tan vacía, me entristeció aún más.

______ no se detuvo a entablar una conversación conmigo, como solía hacerlo, y a pesar de que no lloraba o siquiera me miraba, yo sabía lo vulnerable que era y lo mucho que le habían afectado mis palabras.

La noche fue peor. Revisar la contestadora unas veinte veces, con la esperanza de escuchar la voz de Marie y/o Mitch, fue detestable.

(…)

—Harry, estás hirviendo. Despiértate —susurró ______ a mi oído, y pronto sentí un ardor en el estómago y dolor en los ojos.

— ¿______? —pregunté aturdido. El sonido de su voz se escuchaba preocupado, y sus manos algo temblorosas al hacer contacto con mi piel.

Creí que ella se olvidaría de mí y me odiaría, pero estaba allí, cuidándome.

—Sí, soy ______. Levántate, te daré tu medicina —dijo con tono suave, haciéndome sentir un completo idiota.

Abrí los ojos y la vi tan paciente, como si lo de la noche anterior no fuese nada y no evité sonreír.

— ¿Qué medicina? —pregunté y ella sonrió.

—La que el médico me dio hoy en la mañana —me dijo, ayudando a levantarme de la cama —, las fui a recoger por ti. Eres un descuidado —rio y yo traté de imitarla, pero mi estómago no me dejó —. No intentes hacer fuerza, necesitas medicinas, y luego podrás seguir molestando.

—Gracias —me limité a decir.

Que buena persona era mi esposa. Perdón, ______.

Me sentó en uno de los sillones de la sala, y abrió la ventana para que entrase un poco de aire. Buscó dentro de su bolso, y de este sacó un bote de pastillas color azul sin alguna letra en él.

—Toma —dijo al entregarme una pastilla junto a un vaso de agua, y entonces noté la clase de medicina que era, y no evité reír incontrolablemente, aunque mi estómago me lo privaba.

Eran vitaminas para niño.

— ¿Por qué estás riendo? —preguntó aterrada y yo sonreí.

—Esta situación me causa risa —mentí y ella frunció el ceño.

En busca de una esposa (Harry S. Y tú_) ||Adaptada||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora