"¿Por qué no me lo dijiste antes?"

404 13 0
                                    

Había pasado una semana desde la noche en la que leí la carta que papá y mamá escribieron, y la misma cantidad desde que ______ y yo estábamos técnicamente juntos.

La casa entera estaba a nuestra disposición, lo cual me hacía sentir solo a veces, pero la mayor parte del tiempo me encantaba.

Diariamente pensaba en lo que papá escribió.

______ estaba en el tocador, maquillándose para ir a cenar conmigo. La había invitado, porque todo había sido en torno a mí, y no le había dado nada de créditos.

Me puse uno de mis mejores smokings, usé la colonia más deliciosa de mi repertorio y me peiné por primera vez desde que me enteré del cáncer. Estaba listo.

— ¿Lista? —pregunté, parado frente al espejo en donde ella se arreglaba.

—Lista —dijo.

Llevaba un vestido negro con bordados dorados a los costados, un escote de medio lado y unos tacones negros. Su cabello castaño estaba suelto a lo natural, con una línea vertical en el medio y sus ojos se veían resaltados por el maquillaje que traía consigo.

Se veía hermosssaaaa. Sí, con tantas ‘s’ y ‘a’.

—Te ves hermosa —susurré a su oído de camino al auto y ella se sonrió.

—Tu hueles delicioso, y eso te hace más guapo —sonreí.

Le abrí la puerta del auto, como Mitch me dijo que hiciera, y conduje todo el camino hasta el restaurante, en silencio.

Bajamos juntos y caminamos uno al lado del otro, ambos en silencio. Tomé coraje y entrelacé su mano en la mía, uniéndonos al caminar, y elevé esta a mí para besar su antemano.

Nos entregaron la mesa que nos correspondía y nos sentamos uno frente al otro para luego recibir la carta del menú. Todo iba bien.

— ¿Qué vas a pedir? —pregunté.

—Algo simple —dijo con la vista a la carta —, no quiero que gastes mucho.

—Eso no es lo que importa. ¿Acaso has olvidado que soy millonario? —pregunté y ella elevó la vista sobre la carta en sus manos.

— ¿Seguro? —preguntó.

—Seguro, Bonita —le dije, tomando de su mano sobre la mesa —, somos millonarios. Podemos gastar lo que queramos. Es una cita, y yo pago todo.

En las últimas semanas el dinero había estado de último en mi lista de prioridades. Todos mis bienes pasarían a ______ cuando muriera, si es que lo hacía, y estaba más preocupado en el cáncer que en hacer crecer mis negocios.

—Pidamos bistec, y listo —se limitó a decir, y el camarero apuntó.

—Yo quiero lo mismo, y de postre una rebanada de pastel de chocolate —le dije. El camarero tomó las cartas y se retiró con las órdenes.

— ¿Acaso no te cansas de comer chocolate, Styles? —preguntó sonriente y yo la imité.

—Nunca —me limité decir —. Bonita —llamé su atención —, tengo algo importante que decir…

— ¿Qué cosa?

Estaba nervioso. Había planificado decirle esa noche la existencia de mi cáncer, porque no podría soportar tanto tiempo muriendo por dentro, sin que ella lo supiese.

—Amm —emití. Bajé la mirada con ambas manos sobre la mesa, mientras ella rascaba su cuello y suspiraba lento —. Debo mostrarte algo —le dije —… pero tengo miedo.

En busca de una esposa (Harry S. Y tú_) ||Adaptada||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora