25.- LA PRIMERA OPCIÓN

125 13 29
                                    

Jung JaeHyun soltó un suspiro tembloroso y se dejó caer contra la puerta de la casa, en sus manos estrujaba un pequeño papel y las lágrimas pugnaban por escapar de sus ojos. No importaba cuántas veces ocurriera, al final él seguía sintiéndose como el niño de diez años que perdió a sus padres cuando solo uno de ellos se marchó.

Ya no le preguntaba a su madre por su padre ni se ganaba golpes cuando ella ya no podía tolerar su insistencia, pero nada más había cambiado desde entonces.

JaeHyun seguía sosteniendo a su madre entre arcadas y gemidos, seguía despotricando contra su padre y ella por ser tan débil, seguía sin tener la fuerza y el desapego suficientes como para abandonarla en su dolor.

«Cuida de tu madre, YoonHo».

Su padre no necesitaba decirle qué hacer, debía quedarse con ellos y hacerse cargo de la mujer a la que un día juró amar y luego abandonó una y otra vez sin tener consideración por el vástago engendrado en esa errática y violenta relación.

No esperaba tener de vuelta a su padre y pasar las noches escuchando sus discusiones o siendo un testigo silencioso de la violencia cruzada entre ellos, realmente deseaba que el tipo no volviera solo para dejar a su madre más rota al final, estaba cansado de tener que recoger sus pedazos.

Y, si bien no odiaba a su padre, el resentimiento que sentía hacia su madre era insoportable.

Recordaba a la mujer alegre que había sido, a la madre preocupada y trabajadora que le inculcó el amor por la música y las letras, y recordar todo lo bueno que tuvo alguna vez ahora solo le hacía daño. Esa mujer estaba enterrada en bajo toneladas de latas y botellines, sumergida en un profundo mar de lágrimas y lejos, tan lejos como ese hombre fuera llevándose su corazón.

No había compasión en sus progenitores al niño que una vez fue, no hubo cariño más que el aprecio que se tuvieron entre ellos y solo mancillaba su calidad de padres cuando JaeHyun debía tomar sus propias armas y enfrentarse en soledad a un mundo cruel.

Por suerte consiguió recostar a su madre, luego de ayudarla a ducharse y quitarse los restos de la noche anterior aún adheridos a su cuerpo. Su padre se había marchado durante la madrugada, mientras él intentaba estudiar, y su madre se dejó caer nuevamente en los vicios que su padre anulaba con sus esporádicas visitas.

No comprendía si lo que su madre sentía era amor o una enferma dependencia, pero lo que fuera, JaeHyun nunca quería sentirlo. Había visto personas sufrir por amor, pero la forma en que sus padres se destrozaban era incluso desesperanzadora.

El camino a la universidad fue casi refrescante, con las corrientes tibias que auguraban una tarde de lluvia arañándole el rostro y despejando su mente, por unas cuantas horas podía olvidarse del caos que lo esperaría al llegar a casa y concentrarse en su segunda vida, en la que elegiría a ojos cerrados si tuviera la oportunidad.

Llegó diez minutos antes de que el casino comenzara a llenarse y se sentó en una mesa alejada de la que solía usar cuando se sentaba con SiCheng y su hermano. Últimamente se había estado saltando el almuerzo, solo encontrándose con el menor al comienzo de las clases. SiCheng era un buen amigo, uno que comprendía los silencios y la necesidad de espacio, no lo presionaba, pero se aseguraba de recordarle su amistad cada vez que JaeHyun sentía que se estaba ahogando y podría morir. Esperaba que ese día no fuera la excepción, porque realmente necesitaba una mano amiga de la que sostenerse.

Estaba tan equivocado.

Jugó con su comida sin percatarse del paso del tiempo hasta que una voz desagradablemente conocida lo sacó de su ensimismamiento.

—No veo suficientes dramas para comprenderlo en realidad—. No tenía la más remota idea de lo que estaban hablando los tipos que ahora compartían mesa con él, pero definitivamente le sorprendía que fuera Ten el que estaba sentado justo a su lado—, pero si son un reflejo de la sociedad, ¿qué tan podridos debemos estar para admirar siempre al personaje equivocado? En realidad es un poco, ya saben, rastrero. Si necesitas hacer buena publicidad, que no sea de las historias misóginas y retrógradas que le gustan a tu madre.

Rappelle toi que je vis [WinKun/KunWin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora