El Amigo

18 3 0
                                    

En aquel barrio, golpeado por la pobreza y marginado del resto del mundo, había pocas cosas que hacer, y no solían ser honorables.
Tres amigos, dos de ellos que rondaban la quincena de años y otro bastante más mayor, se reunían cada tarde en el banco de un parque abandonado donde las flores se marchitaban, la basura abundaba y el aspecto de los envejecidos árboles representaban la imagen de la barriada.
El amigo uno y el dos salían juntos de su portal cada tarde para recoger al amigo tres, que vivía un par de calles atrás. Decían a sus madres que iban a hacer los deberes de clase juntos, pero mentían.
Se sentaban en aquel banco de aquel parque ha evadirse del resto del mundo, a reír, charlar y soñar, sentir que por unos momentos eran los reyes de todo  y que nadie podía decirles nada. Allí, el amigo uno no oía los llantos de la vecina del tercero cuando su marido le pegaba, ni los de su hermano pequeño a causa de que su madre no podía saciar el hambre. El  amigo dos, que vivía en el tercero, sacaba por unos instantes los gritos de su madre a causa de los golpes.
Fuese verano o invierno, nada podía hacerles dejar de estar juntos en aquel banco, con el amigo tres, que tenía un nombre distinto dependiendo de con quién estuviese.
Un día, Juan, el amigo dos, no se reunió con sus amigos en el banco. Volviendo del instituto, el padre del amigo tres había acabado con su vida por estar con su hijo y no haberle pagado por ese privilegio. Afligido por el dolor de la perdida, Dani, el amigo uno, pasaba mucho más tiempo, hasta el anochecer, en aquel banco con su último compañero.
Poco después, de pasar tanto tiempo con el amigo tres llorando sus penas, Dani murió a causa de este.
El tercer amigo, droga, había vuelto a acabar con sus amigos.

El Amigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora