La tinta se convirtió en algo casi inexistente a medida que escribía, pero siguió haciéndolo aunque los renglones quedaran en blanco. Varus escuchaba mil palabras en cientos de lenguajes desconocidos, las voces que solo eran susurros débiles se habían fortalecido para no dejarlo en paz. Ni siquiera podía moverse. Su padre Valmar estaba en el teléfono en la cocina, mientras el televisor estaba a todo volumen.
--Audi, frater. --Era lo que más podía identificar. De un momento a otro, su padre estaba frente a él, repitiendo una y otra vez un nervioso Padre Nuestro mientras le acariciaba la cabeza.
-- ¿Varus? ¡Responde! --pidió Valmar.
-- ¿Padre? --murmuró Varus mirándolo a los ojos, notando la más real preocupación.
-- ¡Por un momento pensé que te había perdido?
-- ¿Y crees que rezando me hubieses recuperado? --Valmar guardó silencio--. Solo bromeo padre.
-- ¿Es la ansiedad que te tiene así? --preguntó pasándole una pastilla--. Si necesitas vacaciones para ir donde tu abuela solo dinos y nosotros...
-- ¡Estoy bien! --dijo después de tomarse el vaso con agua--. Solo necesito ir a dormir. --Fue con prisa a su habitación. Valmar no dijo nada, suponía que el comportamiento de su hijo era por la adolescencia.
Cuando Varus cerró la puerta de su habitación con llave, en una extraña forma de actuar que ni él mismo pudo controlar, todo se puso oscuro. Quiso gritar, pero una mano grande rodeó su boca. Subió la mirada solo para encontrarse con un hombre de extraño color de piel, terrorífico y hermoso a la vez, de gran altura y con vestimenta que reconocería como tradicional jonica. Por unos momentos ni siquiera pensó en luchar, hipnotizado por la mirada celeste de aquel hombre.
--Hermano, ¿cuánto tiempo? --La oscuridad empezó a formar un escenario tan desconocido y familiar a la vez: una casa vieja, llena de cuadros con pintura roja que parecía sangre recién derramada, con muebles viejos y polvorientos y un piso carmesí. Poco a poco la mano que sostenía su boca fue bajando, recorriendo su cuerpo de forma suave, pero apenas se acostumbró empezó a ser fuerte e insistente, tocando cada parte de su ser.
El demonio empezó a morder su cuello con brusquedad, podía sentir la sangre recorrer su yugular, pero no podía apartarse, no podía. Sentía un placer enorme, queriendo masajear su erección y sentir algo dentro.
--Frater... Lo he esperado. He querido sentir tu esencia, hundirte en el pecado conmigo y para siempre... --murmuró mientras retiraba la ropa de ambos. Varus no dijo nada, parecía una fantasía que nunca más volvería a tener, una llena de la lujuria pura.
-- ¿Hermano...? --Perdía la consciencia, pero pudo alcanzar a preguntarse eso.
--Sí, querido hermano menor. He vuelto por ti, como lo he prometido durante siglos. Nunca he olvidado tu dulce néctar, nunca he olvidado tu calidez. Ahora te puedo hacerte mío nuevamente. --Lo besó fuertemente y Varus no pudo hacer más que dejarse llevar. Las sensaciones eran demasiadas, por lo que finalmente despertó.
Miró a su alrededor: estaba en su habitación, desnudo y con la mano cubierta de su propio semen. Se puso unos boxers y fue a limpiarse con la toalla. Ya no recordaría nada de lo ocurrido, de no ser por la marca en su cuello que notó desde el reflejo del baño.
--¡AH! --gritó angustiado. Sus padres entraron rápidamente al cuarto. Varus quiso cubrirse la marca, pero era inútil, probablemente ya la hubiesen visto con lo grande que era.
-- ¡Varus! --Kai corrió hacia él y lo obligó a quitar su mano de la zona--. ¿Cómo...? --Su palma tocó su mejilla y el menor no supo que decir. Valmar inemdiatamente empezó a llamar a alguien por teléfono.
-- ¿La estás llamando? --preguntó Kai intentando no mostrar inseguridad. Varus seguía sin saber que decir, seguía intentando recordar cada fragmento de lo que parecía haber sido real hace unos momentos. Kai lo abrazaba fuertemente y acariciaba su cabello.
--Por supuesto. Ella dijo que la llamaramos de inmediato si algo le pasaba a Varus, no podemos ignorar algo así, y más en esta época. --Kai asintió con la explicación de su pareja.
-- ¿Quién es ella...? --murmuró Varus, mirando a su padre.
--La indigna, aquella que no fue digna de la luz celestial, ni siquiera de los gusanos. --Varus se sobresaltó por la voz, al igual que sus padres.
-- ¿Ella se demorará?
--Dijo que no.
Kai ayudó a Varus a vestirse, no sin antes darle una cruz de plata bendecida. Varus no dudó en aceptar, no después de lo vivido. Luego trató su herida y los tres se dirigieron a una pequeña capilla cerca de la casa, que siempre estaba sucia y vacía, salvo cuando una vez al mes los tres iban a limpiarla.
Varus nunca entendió porqué sus padres, rechazados por la Iglesia, seguían siendo fieles seguidores de Dios, pero ahora parecía entenderlo un poco más.
-- ¿Saben lo que me pasó? --preguntó sin mirar a ninguno a los ojos--. ¿Lo que viví fue real? ¿Lo saben? --Valmar dejó sus oraciones y Kai terminó de persinarse.
--Hijo... Cuando ella venga lo comprenderás mejor. Estarás a salvo.
-- ¿A salvo de qué?
--De él. --Los tres voltearon para ver a una mujer de cabello claro, con fría mirada, cargada de un habito dorado y una cruz grande colgando de su cuello aparentemente frágil.
--Kayle. --Los padres se acercaron para saludarla--. Ha pasado tanto tiempo...
--Diecisiete años para ser exactos. No es tanto tiempo para mí. --Fijó su mirada en Varus--. ¿Ese es? ¿El hijo del Darkin?
-- ¿Hijo del Darkin? --se preguntó el joven en voz baja--. Él dijo que yo era su hermano, un hermano Darkin. ¿Qué es eso? ¿Realmente lo soy? --Kayle se acercó a él y tomó su mano: era muy fuerte y firme para una mujer de ese aspecto y tamaño.
-- ¿No sabe nada? --preguntó a Valmar y Kai. Ambos negaron--. Mejor, si lo hubiese sabido se hubiese tentado desde hacia años. Hicieron un buen trabajo, pero yo me encargaré del resto.
Los tres se alamarlon.
-- ¿Disculpe? ¿No dijo que nos ayudaría?
--Así es, los ayudaré. Para eso debo llevarlo a Targon, ahí estará a salvo. --Varus recordó algo sumamente vago relacionado con ese lugar, pero no le dio importancia.
-- ¿Lo llevará a Targon? ¡No puede hacer eso! ¡Es nuestro hijo! --Kayle sonrió, una sonrisa que parecía nunca hubo aparecido en su perfecto rostro.
--Ambos saben que nunca lo fue. Él nació en la oscuridad que pareció haberse purificado, pero el mal nunca muere. Pero no se preocupen, él puede... expiarse... --La palabra sonó como si fuese un amargo recuerdo para ella.
-- ¿De qué hablan? ¡Padre, papá, ¿quién es ella? ¿Por qué esto me está pasando? ¿Saben algo? --Se acercó a ellos desesperados, pero Valmar y Kai no supieron que decir.
-- ¿No dirán nada? Perfecto, es lo que necesita. Tomó a Varus del brazo y lo arrastró sin esfuerzo alguno a la salida. Sus padres se quedaron estáticos, con la desdicha emanando de ellos. No entendía que pasaba, pero a la vez sentía que las respuestas siempre estuvieron frente a él, al otro lado de una pared de un transparente distorsionado.
--Hermano... Huye... --Y sin saber cómo o de dónde, Varus se zafó del agarre salió huyendo. Finalmente lo rodeó nuevamente la oscuridad.
--Huye, mi querido hermano. Huye lejos, huye de aquí pronto. No dejes que su luz cegadora te encuentre, llena de verdades a medias.
-----------------------------------------
Juro que actualizaré esto más seguido.
Finalmente la segunda parte de esta historia, la cual he tomado mucha inspiración de diferentes partes. Espero que no solo yo quede satisfecha con esta historia, sino que mis pocos lectores también la aprecien.
Frater: Hermano en latín.
YOU ARE READING
La seducción del demonio [Aatrox x Varus]
Fanfiction[Personajes de Riot Games] [AU!] Varus siempre supo que era diferente. Sus padres siempre lo quisieron sentir incluido, pero había una sombra que lo hacía cambiar de opinión, y empezó amarla. Los hijos del Darkin nacieron para algo: destruir mundos...