La tercera vez que Seokjin fue a ver a Yoongi no estaba tan acomplejado como antes. Y no lo simulaba, pues transmitía esa sensación de seguridad típica de los estudiantes de su categoría. Se sentó en la silla, al frente de Yoongi, lo observó en silencio mientras este preparaba café para los dos, y apenas Yoongi le entregó el líquido, el muchacho le dio un sorbo y agradeció.
—Te veo de mejor ánimo —se lo hizo saber de inmediato, regalándole una sonrisa.
Seokjin también sonrió.
—Terminé con Seulgi —explicó.
Si alguien ajeno a los hechos hubiera escuchado la conversación, habría pensado que ambos estaban locos: Seokjin lucía contento y aliviado por terminar su romance con la chica perfecta, sin embargo, todo el embrollo tenía un trasfondo más profundo.
—¿En serio? —preguntó Yoongi, sorprendido—. ¿Cómo reaccionó?
—En un principio no entendió muy bien la razón, porque no quise decirla. Pero conversamos mucho rato y se dio cuenta de que no era su culpa. Creo que me odia, pero está bien.
—¿Te odia? —Yoongi rió un poco, tomándolo con ligereza—. ¿Te lo dijo?
—No, en realidad —Seokjin también se rió—. Aunque supongo que le afectó el ego.
—Las chicas populares como ella no suelen ser rechazadas. Pero a veces es bueno darles una cuota de realidad. Me alegra mucho que hayas sido sincero, Kim Seokjin. Ahora está enojada, pero ya se le pasará.
—Gracias —murmuró el muchacho, mirando sus propias manos y con las mejillas coloradas—. Yo… sé que no debería estar contento por esto, pero no lo puedo evitar. ¿Soy una mala persona, señor Min?
Yoongi bebió de su café, permitiéndose observar un rato el comportamiento del chico. Se sentía bien consigo mismo ahora que él estaba mejor y había tomado la decisión correcta.
—Calma, pequeño. Es lo mejor que pudiste haber hecho —lo consoló —. Y cuéntame ¿qué harás ahora? —indagó.
—Ah, sí. Pues yo…
El sonido del celular de Yoongi invadió la pequeña habitación, Hedwig’s Theme sonando a todo volumen.
Yoongi sacó el móvil del bolsillo de su camisa e inmediatamente rechazó la llamada, apagó el móvil y lo dejó encima de la mesa.
—Lo lamento mucho, no se volverá a repetir —se disculpó—. Prosigue, por favor.
—Ehm… —Seokjin balbuceó, indeciso—. Yo decía que iba a… perdón, pero esa música… ¿A usted le gusta Harry Potter, señor Min?
Yoongi abrió sus pequeños ojos mirando a Seokjin. Aquella pregunta superficial lo sorprendió demasiado. En efecto, era fan de la saga y tenía como tono de llamada la canción principal de la banda sonora de la película.
—Soy fanático de la saga desde los diez años, Seokjin.
Seokjin boqueó, y sus ojos se llenaron de un brillo luminoso que lo hacía verse muy lindo.
—Woah… ¿En serio? Woah… yo también amo Harry Potter —manifestó fascinado—. El año pasado, para mi cumpleaños, fui al parque temático en Orlando. ¡Lo pasé genial!
Yoongi río, un poco avergonzado.
—Me temo que no he tenido ese privilegio, pero vi todas las películas en el cine cuando salieron, y tengo todos los libros —dijo orgulloso de su fanatismo.
—¡Yo también! Los tengo en coreano, en inglés, uno autografiado, otros siete empastados, y los que publicaron con las ilustraciones nuevas, además de uno en español que mi padre me compró cuando viajó a Argentina —contó el joven, muy orgulloso—. Y también las enciclopedias de Hogwarts, las películas, y “Una vacante imprevista”, y… bueno, varias más.
Seokjin había dicho tantas cosas que de pronto se cohibió, callándose la boca y observando a Yoongi como si este le fuera a regañar por su conducta descuidada.
Pero Yoongi estaba muy fascinado con todo lo que decía Seokjin.
—Me encantaría ver todo eso —expresó sin poder controlarse. Es que de verdad envidiaba la colección del joven, de ser cierto que la poseía, claro. Estaba seguro de que sí, de todos modos. El mocoso suertudo tenía mucho dinero.
Seokjin sonrió efusivamente, mostrando todos sus blancos y parejos dientes. Sus mejillas sonrosadas y los labios esponjositos le daban un toque muy adorable, como si fuera un bebé presuntuoso.
—Le grabaré un video mostrando mi biblioteca personal, y se la mostraré, profesor Min. ¿Le gustaría? —le ofreció el muchacho, muy entusiasmado por la idea. Yoongi lo observó entre divertido e impresionado.
Después de todo, Seokjin seguía siendo un adolescente.
—Sí que me gustaría —respondió Yoongi.
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JAYU #jinsu
FanfictionA Min YoonGi le gusta mucho su trabajo consistente en orientar a los estudiantes de una exclusiva escuela en Seúl. Habiendo llegado de Daegu a la capital hace muchos años atrás, y totalmente solo, desea ser el alivio de los jóvenes que (tal como él...