Sus pequeñas citas y apariciones de Finn en el puesto de limonada de la castaña, continuaron.
¿Cómo describir lo felices que se sentían al estar el uno con el otro? Simplemente, no había palabras que lo describieran.
La mayoría de las veces, el pelinegro invitaba ha la chica a algún lugar lindo, pero, otras tantas, simplemente iban al parque o Millie lo invitaba a su casa. Mientras estuviesen juntos, no importaba el lugar.
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Finn insistió en llevar ha la castaña a un lindo restaurante que habían abierto hace poco, pero, Millie quería únicamente pasar la tarde con él en algún lugar simple. Ambos terminaron ganando, pues Finn terminó aceptando los planes de Millie, pero él recibió un pequeño beso en la mejilla por parte de la chica.
Él iría a su casa, por lo tanto, tendría que estar todo perfecto y, de momento, parecía estarlo. Ava en el campamento de verano, Charlie de vacaciones con su novia, su padre trabajando y su madre... ella estaba en casa, pero, sabía que no los molestaría.
Mientras esperaba, estaba en la cocina, preparando la dulce limonada que tanto amaba el pelinegro. Agrego 11 cucharadas de azúcar y 4 de miel, no había sido la gran cosa el cambio que había hecho a la receta de Ava, pero, a Finn le parecía más dulce, lo cual, amaba.
Al poco tiempo, el timbre sonó y Millie se apresuró en dejar la jarra con limonada sobre la mesa, para poder ir a abrir la puerta.
Al abrir, una sonrisa apareció en su rostro, el pelinegro estaba ahí de pie, con sus lindos rizos despeinados y su ropa habitual. No parecía ni un poco nervioso, pero, ella si que lo estaba. Millie se hizo a un lado, dejándolo pasar.
—Hola, Mills. —Saludo el chico, al entrar.
—Me alegra que hayas venido, Finnie. —Sonrió. —El día esta lindo, ¿te gustaría salir o prefieres que nos quedemos aquí en la sala?
—Salgamos, me gusta el brillo que le da el sol a tus lindos ojos. —Dijo el chico, sonrojándola.
Millie asintió y tomó la jarra de la limonada.
—Yo la llevó. —Dijo Finn, quitándole la jarra de las manos.
—Yo puedo llevarla.
—Pero quiero llevarla yo.
Millie hizo un puchero y el pelinegro se acercó para besar su mejilla.
—Que tierna eres, Brownie.
Wolfhard salió, llevando la limonada y la castaña tomó dos vasos, para después salir detrás de él chico.
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En el patio trasero había una mesa de cristal, que era usada para comer afuera durante el verano, fue ahí donde Finn dejó la jarra con limonada. La chica dejó los vasos sobre la mesa y se sentó en una de las sillas.
—¿Quieres limonada? —Le preguntó la chica.
—Yo la sirvo. —Dijo él.
Finn sirvió limonada en ambos vasos y uno de ellos lo entregó a la castaña.
—Son cincuenta centavos. —Dice Finn, sentándose a su lado.
Ella ríe. —Yo preparé la limonada.
—Yo la serví.
—Y yo la preparé. —Repite Millie. —Serías tú quien tiene que pagarme.
—¿Sabes? Justo no quiero limonada. —Bromeo Finn.
—Es broma, anda, tómate la limonada, la preparé especialmente para ti. —La chica apretó las mejillas de Wolfhard.
—La tomaré con mucho gusto. —Dijo Finn, sonriendo.
Pasaron la tarde hablando de diversos temas, no elegían uno en específico. El tiempo siempre pasaba rápido cuando estaban juntos. La puesta de sol había llegado, era un poco tarde, pero, a ninguno de los dos les había importado la hora.
Llegó un punto en que el silencio los había invadido, pero, no uno de esos silencios incómodos en los que ninguno de los dos sabía que decir, era un silencio en el que simplemente se miraban el uno al otro y confesaban sus sentimientos sin necesidad de palabras.
Millie miraba atentamente los labios de el pelinegro, no eran muy gruesos, ni delgados, tenían un tamaño perfecto y ese leve color rojizo que sólo hacía que fuese más tentador para ella el besarlo.
—¿Qué pasa? —Preguntó Finn.
—Nada, es solo que.. —Hizo una pausa. —comienzo a preguntarme si tus labios tendrán el mismo dulce y empalagoso sabor de la limonada que tanto te gusta. —Dijo la castaña, con una pequeña sonrisa en sus labios.
—Averígualo, entonces. —Dijo, acercándose a la chica.
Tenía su permiso para besarlo, ¿por qué desaprovechar esa oportunidad? Millie se acercó a él y junto sus labios con los suyos.
El beso era lento, dándole oportunidad a la castaña de que pusiese comprobar que los labios de el chico tenían ese toque de limonada dulce, justo la que siempre bebía.
No era su primer beso, sin embargo, había sido el mejor que habían dado.
Sus mejillas estaban levemente sonrojadas y ella sólo quería que ese momento jamás terminase, pero, al ser ambos amantes del aire, tuvieron que separarse.
—¿Y bien? —Millie frunció el ceño. —¿Mis labios saben a limonada?
Ella asintió sonriendo.
—¿Cómo si tomases un vaso de tu dulce limonada?
—Mejor aún, como si besases a una linda ranita. —Finn hizo un puchero. —Una rana que bebe limonada dulce. —Dijo, para después volver a besar los labios de el chico.
Millie comenzaba a amar la limonada dulce.
Apa la papa.
Esto si me gustó y mucho uwu. Alto Fillie hay acá, es en compensación por todo el Fillie que no habrá en 'Inglés' xd.Si te gustó, te agradecería que me regalaras una estreshita :3.
Gracias por perder un poco de tiempo leyendo esto~
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Lemonade || Fillie (EN EDICIÓN)
Fanfic❝La limonada se distingue, principalmente, por ser un poco amarga. La que Millie preparaba, era más bien dulce, tan dulce como lo era Finn. En donde Millie se encarga de el puesto de limonada de su pequeña hermana, mientras ella asiste a un campamen...