Cero

17 4 0
                                    

Es inútil pensar que todo a tu alrededor es bueno y modesto, que todos los problemas se resolverán como en los cuentos de hadas, que por más batallas perdidas siempre estaremos listos para levantarnos sin sentir dolor; pero la verdad es que nada de lo que he dicho es correcto porque los seres humanos solo nacemos para hacernos daño.

Todas las mañanas me levanto y dejo fija mi mirada en la ventana y me pregunto si hoy por fin seré honesta con todos y conmigo misma... sin embargo, lo único que puedo hacer durante ese rato es reír mientras soporto el gran peso que me atormenta.

Me visto con mi mejor sonrisa y decido salir de mi casa para escapar de mi encierro con la intención de gobernar el mundo.

Todo afuera es silencioso que por momentos da miedo. El cielo se ve tan calmado que no parece que fuese a llover. No escucho el ruidoso sonido que emiten los carros. Todo es solitario aquí, no hay nadie y tampoco está el mismo color que vi ayer.

He caminado varias cuadras y me pregunto donde están todos... ¿Es qué acaso todos se han ido a la misma fiesta y no me avisaron? No, eso no puede ser posible.

Empiezo a correr esperando a encontrarme con alguien. Toco las puertas de las casas y nadie responde. Ok, esto me asusta. No hay ni siquiera animales que asalten las calles de imprevisto. ¿Estoy sola? ¿Si? ¿No? Esto es un sueño, entonces por qué no puedo despertar.

Ahora que lo pienso no había nadie en mi casa y ni siquiera me despertó mi gato como todas las mañanas. ¿Qué está pasando aquí? ¡Dónde están todos! Me detengo en medio de la calle y grito con todas mis fuerzas, pido porque alguien me escuche y vaya en mi auxilio, pero eso no sucede, nadie responde a mi llamado.

Es que no lo entiendo, no entiendo por qué me encuentro sola.

Camino hasta llegar cerca de un parque y me detengo a pensar en lo que hice ayer y en los días pasados. No hice nada que pudiera llevarme a esta situación, todo lo que he hecho es escuchar a los demás y sus problemas, dar consejos y ver que los siguieran, es decir, no he hecho nada fuera de lo normal.

Lloré lejos de mis amigos, lloré porque todo lo que les sucede me duele tanto como si fuese yo la afectada. Pero no puedo decirles como me siento, tengo que mostrarme fuerte, optimista y feliz ante todos para alegrarles el día. ¿Es que eso está mal? No, no lo creo ni por un segundo.

Es desesperante recordar cada historia, porque ninguna de las que he escuchado tiene un final feliz. Me lleno de rabia al sentirme incapaz de borrar y volver a escribirles sus vida. La lógica llega a mí y pienso que si la vida es cruel entonces por qué estamos aquí.

De pronto, se me ocurre llamar a alguien desde mi celular. Lo hago y éste se me cae en tanto que lo enciendo. Mis contactos no existen y todo lo que marco se convierte en nada, ni siquiera puedo saber la hora ni la fecha porque todo está completamente en cero.

Pequeñas gotas de lluvia asaltan la pantalla de mi celular y me doy cuenta de que esto es lo último que me faltaba. Busco un refugio debajo de los árboles que rodean el parque. Estoy completamente empapada y culpo a la lluvia por eso, que más puedo hacer cuando soy consciente de que estoy sola.

Regreso a casa y con los ánimos completamente bajos subo hasta mi habitación. Cambio mi ropa mojada por una seca y me recuesto en mi cama. Cierro mis ojos y trato de entrar en calor, mis manos están frías y no sé si es por la lluvia. Mi cabeza empieza a doler y siento una punzada muy fuerte en mi pecho. Me levanto de inmediato, pero caigo en el intento. Mi respiración empieza a fallar y lágrimas salen de mis ojos sin parar.

Aquí estoy como en el inicio, mirando ya no a la ventana sino al vacío con una sonrisa llena de dolor. Claro, ahora lo recuerdo todo. Este mundo en el que estoy es producto de mi imaginación, me he asustado por gusto.

Recuerdo que harta de todos y de mi misma y harta de las maldades del mundo decido huir. Como olvidar cuando agarro las llaves de mi coche y escapo sin rumbo. En el camino con la música a todo volumen de mi radio favorita, piso el acelerador, no me importa nada ni siquiera me preocupo por el bus que viene en mi dirección.

Todo ocurre tan rápido, pero tan lento a la vez que siento como mi vida pasa por mis ojos y en como me arrepiento de no haber hecho muchas cosas, me arrepiento sí y aún así en lo profundo de mi ser me encuentro satisfecha. Es estúpido, lo sé.

Soy tan terrible por querer este final para mí.

Quiero empezar todo, desde cero, volver a nacer y ser una persona nueva, pero ya es muy tarde.

Estoy en un quirófano, en medio de unas personas que tratan de salvarme, mi cuerpo salta varias veces, y el sonido de la maquina que está a mí lado empieza a hacer un ruido interminable, uno que se une al respiro de mi vida.

Tres, dos, uno y cero. Mi vida llega a su fin.

Diarios del alma ||TERMINADO||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora