"El chocolate contiene flavonoides, componente básico que ayuda a evitar el congestionamiento de las arterias, previniendo de ataques cardiacos y derrames."
Uno: Rojo.
Antes de un concierto, Kim Hyun Joong tenía como regla personal darse un breve espacio para aliviar la tensión y así prepararse para dar un buen espectáculo. En aquella ocasión, sin embargo, no había podido hacerlo. Sus responsabilidades como líder lo habían ocupado de tal forma que anduvo lidiando con las necesidades de cada uno de sus dongsaengs. Arreglarle el cabello a Jung Min (y vaya a saber el mundo porque diablos tenía que hacerlo), calmar los nervios de Hyung Jun (que se ponía en actitud de niño hiperactivo y sacaba un poco de quicio a las coordinonas), infundirle confianza a Kyu Jong (que aún siendo el más tranquilo no lo tenía por qué desatender) y... buscar a Young Saeng.
Sí, extrañamente Young Saeng había desaparecido. Quizás estaba haciendo una llamada, o dándose un respiro (tal cómo él intentaba en un principio) o, quizás, sólo estaba nervioso y necesitaba su espacio. Siempre lo necesitaba. A pesar de llevar tiempo en el grupo era curioso que aún no tuviera la suficiente confianza de acercarse. Al menos no a él. Sí reía. Sí platicaba. Pero con él ponía una especie de barrera. Disfrazada de formalidad y buenos modales. Y a Hyun Joong le fastidiaba un poco esa situación, aunque en ese momento no pudiera detenerse a pensar mucho en ello. Los chicos ya estaban listos y a él sólo le faltaba ponerse la chaqueta que completaba su atuendo. El vestuario en esa ocasión era rojo. Llamativo color. Estiró su cuello buscando a su dongsaeng perdido. Hizo muecas al no verlo por ningún lado.
- Hyun Joong-ssi, luces tenso - comentó uno de los bailarines. Rebuscó en sus bolsillos y le extendió algo - toma, un poco de chocolate, si no te tranquilizas podrías sufrir un ataque.
Hyun Joong se llevó el dulce a la boca dándole un breve mordisco. Iba a preguntar si alguien sabía dónde demonios se había metido Young Saeng, cuándo lo vio aparecer. El chocolate sobrante resbaló de su mano. Rojo. Llamativo color rojo. Cabello lacio cubriendo parte de su rostro como cascada de seda. Brillo en los labios y los ojos enmarcados por un negro intenso. A Hyun Joong se le secó la boca.
- Hyun Joong- ah, ¿te encuentras bien? - Le preguntó preocupado al llegar frente a él. - Parece que fueras a sufrir un ataque. - Eso. Eso precisamente era lo que iba a sufrir si se seguía acercando a él de esa manera. - ¿Hyung?
- ¡Hey! ¡Alíen babo! - Llamó Jung Min dándole una fuerte palmada en el hombro. - ¿Acaso te intoxicaste con el chocolate?
Reaccionó. Estaba actuando como tonto frente a todos. Especialmente frente a él. - ¡Yah! ¡Park Jung Min! ¡Intenta tratarme con más respeto!
Jung Min sólo echó a reír, pero Hyun Joong no tuvo tiempo de prestar atención. Una de las bailarinas se había acercado con el pretexto de limpiar una mota de polvo imaginaria del brazo del Príncipe del grupo. Príncipe. No había otro apodo mejor, pero para apodos estaba él ahora que Young Saeng lucía espectacular y las bailarinas, especialmente esa, se acercaban con disimulo con quién sabe qué perversas intenciones y lo alejaban de su lado. - Dame otro chocolate. - Exigió al bailarín.- Éste lo miró con extrañeza, pero sacó de su bolsillo lo que se le pedía y se lo entregó a Hyun Joong, quién en dos zancadas llegó hasta Young Saeng agarrándolo de la mano para poner el chocolate en su palma, ante la sorpresa del chico. - Young Saeng-ssi, toma... - luego lo sujetó de la mano libre y se lo llevó con él, pasando entre las bailarinas, mientras rumiaba dejando a su dongsaeng aún más perplejo sin entender ni pizca de lo que pasaba. - El chocolate previene de los ataques...
Y tal vez era así. Aunque en un ataque de celos no tuviera tanta eficacia.
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"El chocolate ayuda a disminuir la depresión, logrando hacer sentir bien a las personas."
Dos: Helado.
Ser parte de un grupo de idols no era tarea fácil. El público exigía perfección en todos los sentidos, casi rayando en lo imposible. Y peor aún si se era el líder. Cualquier pequeño error (incluyendo el de sus compañeros) caía sobre sus hombros. Hyun Joong lo sabía muy bien. Esa mañana, sin más, le habían llamado la atención por una cosa que él consideraba sin importancia, pero que a la empresa le parecía crucial. Lo cual lo llevaba a preguntarse una cosa ¿era realmente un buen líder? ¿Valía la pena pasar por todo eso? Sentado, en la cocina, se preguntaba si no sería mejor renunciar.
La puerta se abrió. Sus ojos se alejaron de la mesa y se posaron sobre el recién llegado.Piernas desnudas. Ligeros shorts. Pies descalzos a pesar del frío. Cabello sujeto de manera improvisada en la parte superior de la cabeza por una horquilla. Y una larga camiseta roja. Todo en conjunto daba un aspecto infantil a quién había interrumpido de esa forma sus reflexiones: Young Saeng.
- ¿Hyung? - Siempre llamándolo de manera formal. - ¿Te encuentras bien?
Hyun Joong negó con la cabeza. Young Saeng evitó su mirada, indeciso. Luego caminó hasta ponerse a su lado. - Todo estará bien, hyung, ya lo verás. - Estiró su mano para quizás tocar su hombro, pero lo pensó mejor y dando media vuelta se dirigió al refrigerador. - ¿Sabes que hago cuándo me siento triste? Como helado, mucho, hasta que mi tristeza se congele.
Hyun Joong lo escuchaba, mientras lo veía sacar del refrigerador un recipiente, ponerlo en la mesa, buscar en el estante dos platitos y cucharas, para después tomar asiento a su lado. - Todo estará bien, hyung. No hay nada que el helado no cure - le decía sirviendo dos considerables porciones del postre - y mejor aún si es de chocolate. - Le estiró uno de los platitos y comenzó a comer despacio. - ¿No quieres? - Le preguntó un poco desilusionado al ver que él no tocaba el helado.
- ¿Eh? ¡Ah, sí! - No se había dado cuenta que lo había estado observando fijamente. Con ese aire infantil Young Saeng lucía hermoso. Si es que ese era un adjetivo adecuado para un chico. Aún sin maquillaje y con todo lo que solían llevar encima, aún así, en su forma natural, lucía cómo un ángel.
- ¿Qué? - Preguntó Young Saeng incómodo. La mirada fija que le dirigía de verdad debería serle extraña.
- Eh... Nada, sólo estaba pensando. - En algo en lo que no debería pensar. Porque Young Saeng era su compañero de grupo, y era su dongsaeng y aparte de todo era muy serio y algo tímido, y sin embargo, hacía algo con Hyun Joong. Algo muy extraño. Se llevó la cuchara con helado a la boca mientras de reojo lo seguía observando. Saeng comía despacio, mirándolo todo, menos a él. Más de pronto lo vio. Y ladeó una sonrisa. Sus hoyuelos aparecieron.
- Hyun... Te ensuciaste.- Le dijo inclinándose un poco y pasando el pulgar por la comisura de su boca. - Hyun Joong se tensó. Sus miradas se encontraron. Las mejillas de Saeng enrojecieron. Se apartó ágil, murmurando - lo siento.
¿Lo sentía? ¿Por qué? ¿Por tocarlo? - El helado está delicioso. -Dijo a cambio. Saeng volvió a sonreír mirando su plato. Hyun Joong no pudo evitarlo. Estiró su mano hasta tocar su mejilla. - Tus hoyuelos...
De nuevo sus ojos se encontraron. Young Saeng hacía algo... algo con él. Porque llenaba las cosas de calidez. Porque los problemas no parecían tan grandes. Porque había mandado a la tristeza a un sitio lejano. Porque con esa camiseta roja enorme, esos shorts y esos hoyuelos lucía precioso. Porque poco importaba si era un adjetivo adecuado para un chico. Era adecuado para Young Saeng. Ahora se sentía mejor. Sí. Y esa calidez que lo embargaba podía guardársela para él solo. - Gracias Young Saeng-ssi... Por el helado. - Por todo. Por ser así. - Me gusta. Y mejor aún si es de chocolate.
Sí. Por supuesto. Ahora se sentía mejor. Mucho mejor.
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Las propiedades del chocolate.
FanfictionRojo, helado, chocolate y Heo Young Saeng... Mala, terrorífica... la combinación más temible para Kim Hyun Joong. Two shot. Hyunsaeng. Todos los derechos reservados. No copiar ni adaptar sin permiso.