Plástico, plástico. No confíes en las personas que son de plástico y tienen lágrimas de cera porque son las que te apuñalan sin ninguna ética, llevándose consigo tu corazón en la lonchera para luego comerlo delante de ti mientras te desangras a la espera de una muerte certera.
Okay, todavía no había enloquecido.
O tal vez un poco sí. Pero no quería admitirlo. Estaba haciendo aquello por una razón, una importante razón y siempre creyó en aquello de «El fin justifica los medios» y se lo repetía constantemente para conservar lo que quedaba de su cordura.
Igual, no tenía nada que perder.
Okay, tal vez si tenía algo que perder, o más bien alguien.
«El fin justifica los medios, el fin justifica los medios, el fin los justifica» se volvió a repetir
Pero no siempre era así. El fin no justificaba a los medios cuando había de por medio manos manchadas de sangre
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Me estaba divirtiendo viendo a Zach paseándose de un lado a otro, mantenía un diálogo consigo mismo para tratar de calmar sus nervios. Jin estaba acomodando su supuesta túnica griega que más bien era una sábana, su cara de culo estaba más marcada que de costumbre debido a la incomodidad. Las chicas estaban todas en el baño maquillándose.
Aquel día, haríamos nuestra dramatización. Y solo quería cantar aleluya porque ya saldría de eso y no tendría a Zach acosándome para que me aprendiera bien mis líneas y podría hacer el ridículo de una vez por todas porque Coraline no había mentido cuando dijo que yo era un pésimo actor.
Estábamos en lo que era considerado el teatro del instituto pero para mí no era más que una gran sala con varias butacas y un escenario y aire acondicionado. Zach abrió el telón una mínima parte, luego lo vi llevándose el pulgar a la boca para morderlo.
—Zach, rélajate. Tampoco es Broadway— le solté a ver si así se calmaba un poco
—Ya sé que no es Broadway pero esto nos costará el treinta por ciento de nuestra nota Elis. El treinta— evité lo más que pude reírme de su expresión aterrada. Cielos, en verdad le importaba —Y esta mal... Bendita profesora— se corrigió justo a tiempo antes de decir una mala palabra —No se le ocurrió nada mejor que meterme en este grupo con un montón de peleles que no les interesa en realidad nada de esto, sin ofender—
—Que digas sin ofender no lo hace menos ofensivo ¿Sabes?
Jin siguió con su típica cara de culo cuando le respondió —Y yo tengo mejores cosas por las que interesarme en vez de la jodida escuela—
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El Asesino de las Rosas
RomansaEn el pueblo de Villa Olímpica han estado ocurriendo asesinatos. Más que todo a adolescentes. Más que todo a chicas. Y los incompetentes oficiales de policía ni siquiera han tenido indicios. Elis se cree capaz de descubrir quién es el director de l...