_capitulo uno_ ( buen día para los reencuentros)

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Era el primer día de curso de este nuevo año, todos estaban entrando en clase para volver a ver a sus parejas secretas.
Pero lo que no sabían era que les esperaba una muy grata sorpresa: don Alfredo, el profesor favorito de todos los alumnos, acababa de llegar, después de 5 largos años de viajes de trabajo. 
Emma, la profesora de música estaba impaciente por volver a verlo, no podía reprimirse más, quería declararle su amor y, sobre todo, por fin besar sus carnosos labios.
Se dirigió hacia él para apartarlo un momento de los demas profesores y así, poder declararse.                                      Le tocó su musculoso hombro, a lo que él reaccionó dándose la vuelta bruscamente.
-¡Emma , cuanto tiempo!
Tenía especial ganas ganas de hablar contigo, espérame en 10 min en la sala de profesores que tengo que decirte algo por favor- dijo el con una amplia sonrisa en la cara.
- ¡por su puesto!-
Respondió ella con ansia.

La profesora estaba emocionadisima con la propuesta de don Alfredo, y no dejaba de contar cada segundo para poder encontrarse con el, a solas! Ella no hacía más que sonreír e imaginar todo tipos de cosas. Antes de que pudiera darse cuenta, ya era la hora, por lo que fue a la sala de profesores al encuentro de su amado.
Al entrar, lo vio. Observo cada detalle que lo formaba con paciencia durante unos segundos y sonrió, pero en cuanto dejo su trance para volver así a la realidad, diviso una figura al su lado. Era.. Una mujer? Desconcertada lo miraba, imaginando lo peor.
-¡Hola Emma! Esta es mi novia, Sara, espero que no te importe que la haya traído.
Se le cayó el mundo a los pies. Todo lo que ella deseaba había desaparecido en segundos.
-Oh.. No, claro que no!- decía putricia mientras intentaba contener las lágrimas.

-Bueno, ¿que es eso que me querías contar?- dijo Emma con la voz entrecortada.
-te quería pedir que si podías ayudarme a preparar el discurso ese que me dijo el director que hiciese para motivar a los alumnos a estudiar con mis vivencias sobre mi viaje por América- respondió él con cara de perrito perdido, a lo que ella no podía negarse.               -Si...claro- afirmó ella - será un placer-.

-Entonces... ¿os dejo solos no?- pregunto la acompañante del apuesto  profesor.
-¡si!- exclamó la pretendiente de don Alfredo.
Durante unos segundos un silencio sepulcral invadió la sala, resultando en un momento muy tenso.
-quiero decir...- dijo Emma interrumpiendo el silencio cuando se dio cuenta de su tremendo error.
-No pasa nada- dijo la novia interrumpiendo la aclaración de don Alfredo con una risa incómoda.
La novia, salió de la habitación cerrando la puerta tras ella.
-este es mi momento- pensó Emma con el corazón a mil por hora.
En ese momento la Emma colocó su mano en la entrepierna de don Alfredo.
Él, desconcertado, apartó su mano

Hubo un silencio incómodo. Emma salió llorando desconsolada de la sala de profesores, y don Alfredo, confundido fue detrás de ella.  Emma, al percatarse intentó encerrarse en el baño, pero don Alfredo paró la puerta con la mano, miró a Emma perplejo y se metió en el baño con ella; esta, se secó las lagrimas con la mano, se le había corrido todo el maquillaje.
don Alfredo la empujó contra la pared y junto su frente con la de ella y empezó a besarla pasionalmente.
La joven profesora no se creía lo que estaba ocurriendo.

Mientras tanto fuera del baño estaba Armando, el cual habían enviado a hacer un recado, masturbandose pensando en todo lo que podría estar ocurriendo ahí dentro.
Se masturbo hasta que noto que una mano envolvía su largo y duro miembro; abrió los ojos y descubrió que era Amador, no se lo podía creer el chico más hetero y guapo de su clase. Amador, lo arrastró al baño de enfrente donde le obligó a hacerle una felación.

Mientras Emma y don Alfredo seguían consumando en los baños sin ningún tipo de cuidado, Armando y Amador hacían lo mismo en el cubículo de enfrente. Amador agarraba la cabeza de Ortega llevando su miembro al fondo de la garganta de este chico, que disfrutaba cada arcada, cada escalofrío y el sabor que invadía su boca hasta, por fin, sentir como todo su esperma fluia por su boca. Tras eso, Amador  le dio la vuelta bruscamente y comenzó a penetrar su ano con destreza y pasión. Ambos se corrieron a la vez. Tras un rato, la primera pareja en salir son los dos estudiantes, cada uno por su lado, como si lo que hace nada había pasado en el baño fuese real. Siguiendoles, tras un par de minutos, sale primero don Alfredo, dejando a la profesora Emma exhausta sentada en el váter. Antes de que pudiera ni siquiera cerrar la puerta, había alguien  observando. César, uno de los alumnos más rebeldes la observaba.
-Oh, Hola, quieres algo?- dice la profesora aún jadeando.
-Yo... Ehh....-dudó uno segundos antes de mirarla los ojos y acercarse uno o dos pasos más- se que no es normal, pero la amo, me gustaría salir con usted seño.
Ella, se quedó congelada en el sitio y toda la sangre le subió a las mejillas.
- No, no puedo, ya amo a alguien más, además esto sería ilegal, no podemos, lo siento.-dice tartamudeando. Se notaba que no era lo que esperaba.
En un arranque de cólera, César, entró al baño, cerrando la puerta tras de sí de forma brusca. La chica, paralizada por el miedo lo miraba a los ojos y él, aprovechando el estado de la profesora, le rasgo la ropa y comenzó a violarla sin ningún tipo de piedad, tapando su boca para que nadie pudiera escuchar como pedía ayuda.

La putricia no dejaba de sentir ese largo y duro pene de unos 20 centímetros entrando y saliendo de su vagina, intentaba pedir ayuda en vano, dado que, nadie la escuchaba porque esa bestia le estaba tapando la boca.
Ya empezaba a sentir que le faltaba el aire cuando de repente, se desmayó.
Cuando logro recuperar la conciencia divisó una sombra enfrente suya, era don Alfredo. Pero su llanto no cesaba, no lograba recuperar las fuerzas.
-¿que te ha pasado?- exclamó el profesor preocupado.
-no te he visto durante el discurso y te he estado buscando por todo el colegio, la verdad, estaba muy preocupado- afirmó dándole un beso en la mejilla.
-Ce...ce....cesar...- balbuceó la víctima, un mal sabor me inundaba la boca hasta la garganta, al parecer, César, en un acto despiadado, decidió correrse en la boca de su pobre víctima.
-¡César!- exclamó don Alvaro con el ceño fruncido.
-ese hijo de puta tiene que morir-.

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⏰ Última actualización: Apr 02, 2019 ⏰

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