Seo YoungHo se levanta temprano cada mañana y camina por las desoladas calles de Seúl para llegar a su trabajo.
Su trabajo lo mantiene ocupado de 5 a.m. a 9 p.m., completamente inmerso y solo en su cubículo.
Mantiene baja la mirada, no dice mucho y todos sus colegas piensan que es intimidante o llegan a la suposición de que es simplemente tímido.Se encuentra constantemente viendo el reloj en la pared, hasta que ve la ciudad oscurecer y, finalmente, se va a casa.
Al llegar, se quita su traje, vierte un par de tragos y tan pronto como sale por la puerta se convierte en otra persona.
Jung YoonOh se levanta tarde diariamente, agotado.
Él trata de graduarse y ser el orgullo de una familia que está decepcionada por lo que él es.
Cada día es más difícil, pero él a estado fuera desde que el sol se oculta y regresa cuando es un nuevo amanecer.Pone burda atención y espera a que termine la clase.
Todos a su alrededor creen la imagen que él les proyecta.Cuando finalmente el reloj en su muñeca da las 7 p.m. en punto se va a casa apresuradamente.
Se mira inmerso en el espejo, cuida cada detalle de su aspecto y al final coloca el delineador.Duda de sí mismo, la ansiedad cruzando su espina dorsal. Pero se arma de valor y respira profundo para salir por la puerta, convirtiéndose en otra persona.
El mismo lugar, a la misma hora.
Luces neón en el ambiente, miradas fructífera y palabras silenciosas para abrirse camino y unirse finalmente, huyendo de todo.
El delineador hace su mirada intensa y profunda, el fuego mismo en sus ojos. Una mirada que él ama.
Noche tras noche YoungHo tiene el deleite de verlo cobrar vida, de verlo lucir y marchitarse.
Caricias, cariño y consuelo. Un amor de una sola noche.
Y cuando finalmente el sol hace presencia todo alrededor se desvanece, un beso de despedida, sábanas tibias y una cuenta saldada.
El tiempo regresa, y es otro día más, siendo totales desconocidos, esperando la noche donde puedes verlos cobrar vida.