—¿Sabes?, me parece un tanto extraño.— Dijo Ambar mientras suspiraba, rescostandose en la cama de Luna, apoyando su cabeza en sus antebrazos.—¿El qué?.— Preguntó Luna, mirándola con una ceja alzada mientras acariciaba a su peluche tiernamente .
—Me refiero a, hace un rato estabas llorando bien deprimida al borde del suicidio, y luego simplemente ¡pum!, se te ocurre dar una fiesta— Cruzaron miradas de complicidad, mientras reían al unísono gracias a lo último que Ambar dijo.
Luna alzó los hombros, restandole importancia al tema —no me siento muy bien, y dicen que mente ocupada no extraña a nadie, entonces que mejor que organizar una fiesta
—Si bueno...—Ambar se levanto, apoyando todo su peso en sus codos, mientras miraba fijamente los ojos de Luna. —no darás una fiesta cada que te sientas para la mierda. Luna, estar triste es completamente normal, y no está nada mal.
—Realmente yo no la daré, sino Emma, ya sabes, por lo de su llegada. —Luna bajo la mirada, no podía sostenerla ante aquellos ojos azules que tenían tanta razón, y es que, ¿a quién quería engañar?, ella misma sabía que sólo andaría en esa fiesta para tener una excusa y ver a Matteo.
Ambar miró hacia la ventana mientras hablaba —Somos humanos, pensamos mucho, actuamos poco y no decimos nada. Luna, tenes que aclararte, pensar, y todo eso, ya que se te pase esta pequeña crisis, darás todas las fiestas que puedas.— Dirigió su mirada hacía la pequeña morocha, a la cuál le escurrían lágrimas de sus hermosos ojos, cayendo por sus mejillas, Ambar frunció el ceño, apoyando una mano en su hombro y apretandolo suavemente, en señal de hacerle saber que estaba ahí para ella.
—No sé— sorbio la nariz —siento que voy por el mundo tratando de hacer sentir bien a la gente, ya sabes, dando consejos, con una sonrisa en la cara, diciéndoles que pueden con todo y todas esas cosas pero, no soy tan fuerte como piensan, ni siquiera sé que hacer con mi vida
—Creo que absolutamente todos, en algún punto de la vida somos así, queremos controlar sentimientos externos porque no podemos lidiar con nuestra propia batalla. Luna, eres más fuerte de lo que crees y de lo que demuestras, no vuelvas a dudar de ti, ¿vale?
—No Ambar, no soy nada de eso. No lo soy y nunca lo seré, soy un maldito desastre, ¿y qué hacen los desastres?, causan daño, algo así como los terremotos
—Lo que pasa es que nadie le preguntó al terremoto si buscaba destruir todo a su paso, o destruirse a sí mismo— la morocha frunció el ceño— cancela la fiesta, piensa un poco en ti, en lo que quieres, organízate, y listo.
—No puedo...— Luna mordió su labio, mirando a su peluche mientras Ambar la miraba a ella, impaciente. —Envié el mensaje y ya todos confirmaron, el viernes a la noche tendremos casa llena.
Ambar suspiro, si tenían casa llena no podría irse a llorar a su cuarto, porque corría del riesgo de que la oyeran y descubrieran, y no podía estar en la fiesta, porque sabía que, de ley, Simon se presentaría. Todo era una mierda.
—Bueno, si esa es tu manera de sentirte mejor, está bien, vamos organizando esa fiesta.— Luna aplaudió sonriendo como nena pequeña mientras Ambar reía. Esa sería una noche larga.
(...)
El viernes llego, y con ello, la tan esperada fiesta también. La mansión estaba llena de gente: unos por el patio, otros en el living, otros en la cocina y unos tantos en los corredores.
Mientras Ambar deambulaba por ahí, se encontró con Mónica, quién le pidió de favor si podía ir a buscar a Luna a su habitación, ya que no estaba por la fiesta.
Ambar accedió, entro a la mansión, subió escaleras arriba para abrir la puerta de la habitación y comprobar que no se veía nada.
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¿Qué habría sido si?...
Fanfic•La historia que todos conocemos. •Mismos personajes. •Mismas parejas. •¿Mismo...Final?. 《¿Y si mejor inventamos...Un final diferente?...》