Cuando Dylan volvió al club, Noah parecía estar perfectamente. No parecía haberse confesado hace unos minutos. No se podía ni imaginar lo que era estar enamorado de alguien con una orientación sexual diferente.
Noah le sonrió desde la barra sinceramente como la primera vez que se vieron. Aquel chico era fuerte. Muy fuerte.
Dylan volvió a los vestuarios que había tras el escenario a tiempo para ver como Brook salía al escenario con su solo. Le encantaba ver aquel número, para ello, Brook se ponía un corsé rosa y una falda de plumas. También se ponía una peluca blanca corta, apenas parecía ella, pero seguía teniendo aquella mirada que se clavó en el pecho de Dylan desde que la vio por primera vez.
Cuando terminó, Dylan la esperó en una de las salidas laterales con una botella de agua que le ofreció nada más verla.
–¿Como he estado?
–Maravillosa, como siempre.
–Gracias. ¿Y tú? ¿Está todo bien?
–Si. Todo está perfecto.
–Me alegro, Kansas.– Dijo y bebió un poco de agua.
–Oye, Brook... Me preguntaba si... ¿Querrías... Querrías cenar conmigo esta noche?
–¿Tu, yo y alguien más?
–No. No, solo tu y yo.
–Oh, ¿en plan cita?– Sonrió.
–Llámalo así si quieres. Aunque no hace falta si no...
–Tranquilo, Dylan. Me apetece cenar contigo esta noche.– Dijo Brook con una sonrisa antes de marcharse.
Dylan se quedó clavado en el sitio mirando como Brook se alejaba moviendo las caderas. No podía creerse que hubiera accedido a tener una cita con él, y mucho menos que él mismo se hubiera atrevido a pedírselo. Yoyo pasó por delante de él mientras terminaba de abrocharse unos brazaletes, cuando le vio con aquella cara de idiota enamorado y se acercó a él.
–¿Y bien?– Le preguntó ella.
–Tengo una cita con Brook.– Contestó él como si no se lo creyera.
–Ese es mi chico.
Cuando el club cerró, Dylan y Brook se prepararon para irse. Ambos querían estar guapos, pero después de pasarse toda la noche maquillados, vestidos y en tacones, lo que preferían era estar cómodos.
Tampoco quisieron ir a cenar a un sitio muy caro y elegante. Dylan quería llevar a Brook a un buen sitio, impresionarla un poco y que todo saliera bien. Pero al final Brook terminó llevándole a un sitio donde hacían las mejores pizzas artesanas de la ciudad.
No parecía para nada una cita. Se sentían como cuando salían con Simon, solo que ahora estaban solos pero no dejaban de ser amigos. Se reían, hacían bromas y hablaban sin ningún tipo de tabú.
La vuelta a casa si que fue un poco más íntima. Caminaban juntos sin decir nada hasta que Dylan respiró hondo y le cogió la mano a Brook.
–No ha estado mal la noche, Kansas.
–No, ¿verdad?– Dylan se rió nervioso.– Pero... ¿Cambiarías algo si pudieras?
«¿¡Por qué he hecho esa pregunta!?» Pensó Dylan al instante.
–Por supuesto. Claro que sí.– Dijo ella parándose y Dylan se quedó frente a ella.
–¿Enserio?– A Dylan le temblaron las piernas.
–Si. Bueno, en realidad es algo que todavía no ha pasado.
Dylan contuvo el aliento y miró directo a Brook. Llevaba esperando aquel momento desde que metió su llave por error en su cerradura. Dylan dio un paso adelante hacia Brook y ambos se acercaron un poco para besarse, pero entonces Brook abrió los ojos.
–Dylan...– Dijo Brook con tono de preocupación.
Dylan abrió los ojos, se dio cuenta de que Brook miraba algo detrás de él, y cuando Dylan miró, vio a Alex con un par de chicos de su edad, puede que un par de años más mayores, pero estaba seguro de que les vio en el Gold Park.
–Oh, mierda...
–¿Qué pasa? ¿Qué hacen aquí?
–Creo que vienen por mi.
–¿Qué? Dylan, esto es serio. ¿Qué hacen aquí?
–Oye, Brook. Hazme un favor y vete a casa, ahora.
–¿Pero que pasa con...?
–Lo sé y lo siento, pero por favor, vete.
–¿No te estarás metiendo en cosas ilegales, verdad?
–No.
–Ten cuidado, Dylan. Esa gente es peligrosa.
–Lo sé perfectamente. Por eso te pido que te vayas ahora.
Brook miró otra vez al grupo que no dejaba de mirarles y después decidió hacerle caso a Dylan y se marchó. Él esperó un par de minutos mirando como ella se iba y asegurándose de que nadie la seguía, pero cuando se dio media vuelta para acercarse a Alex, se dio cuenta de que ellos ya se habían acercado a él
–¿Qué haces aquí?– Le preguntó Dylan enfadado.
–Perdona, no era nuestra intención fastidiarte el polvo.
–No iba a acostarme con ella.
–Pues deberías plantartelo. Esta muy buena.
Dylan se enfadó, cogió a Alex de la camisa y sus amigos se pusieron a la defensiva.
–Vuelve a hablar así de Brook y te parto las piernas.
–Clamate, Dylan.
–¿Por qué me estabais siguiendo?
–Te ha dicho que te calmes.– Dijo uno de los amigos apartándose la chaqueta y dejó a la vista su arma. Al verla, Dylan se asustó y soltó a Alex.
–Eso está mejor, gracias.– Alex se alisó la camisa.
–¿Por qué me estabais siguiendo?– Volvió a preguntar Dylan.
–Mira, no queremos hacer daño a nadie. Sólo te queremos a ti.
–Y dale... ¡No quiero trabajar con vosotros!
–¿Por qué? Es rechazar algo mejor.
–Mira Alex, como tú, tu padre o cualquiera de tus amiguitos vuelvan a intentar llevarme al Gold Park voy a poneros tal demanda que os cerrarán todos los clubs que tengáis en la ciudad.
–¿Es tu última respuesta?
–¡Si!
–Vale.– Alex se echó un paso hacia atrás para marcharse.– Tarde o temprano terminarás con nosotros.
–Y una mierda.
–Yo ya he hablado. Pero mi padre no es tan diplomático como yo.
–Entonces dile de mi parte que se vaya a la mierda.
–Yo se lo digo.– Alex sonrió.– Pero recuerda, que yo lo intenté por las buenas.
Alex y sus amigos se marcharon dejando a Dylan solo en medio de la calle pensando que serían capaces de hacer para conseguirle.
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Show me your burlesque
Teen FictionLa gran manzana puede impactar a todo el mundo, sobre todo a un chico de Kansas, pero cuando Dylan Mcall puso un pie allí, supo que nada iba conseguir devolverle a la antigua granja donde vivía. Sobre todo después de descubrir que es capaz de mover...