Cap.3: "La incertidumbre"

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Desperté tirado en el pasto ¿Eso es vomito? Guácala, qué asco... Los rayos del sol parecían brillar solo para molestarme a mí, me tome la cabeza adolorido y con la otra mano sobre la boca del estómago, la cual me ardía como un volcán, me incorpore con dificultad.

- ¿Estas bien?

Logre enfocar mi vista y ahí estaba la rubia despampanante de anoche, pero ya no llevaba su vestido rojo, tenía plataformas, jeans acampanados, una camisa beige y un morral escoses colgado al hombro, parecía tener prisa.

- S-Si... Creo
- Sera mejor que te vayas, debo irme a la universidad, y llévate a tu amigo

La chica sin más siguió camino alejándose de la propiedad y yo avergonzado me puse en pie algo inestable, camine a paso lento hasta la casa donde dentro había un grupo de chicos acomodando todo, creía reconocer algunos pero no tenía tiempo para eso, busque a Roger con la mirada y una de las chicas me señalo las escaleras, cada escalón fue una maldición sintiendo el latido de las venas en mi cabeza hasta que llegue al primer piso con un suspiro.

- ¿Roger?
- Mmm...

Seguí el gruñido entrando a una habitación y ahí estaba el muy maldito acostado en una cama matrimonial desecha, apenas cubierto hasta la cintura por las sabanas, todavía tenía los ojos cerrados y babeaba la almohada como un niño. Esquivando toda la ropa desperdigada por el piso me puse a su lado tomándolo por los hombros sacudiéndolo para que despierte, si no lo hacía me iría de ahí sin él de todos modos, lo que menos deseaba era estar en ese lugar, en ese estado y luego de que la propia dueña de casa me echara.

- ¡Roger!
- Cinco minutos más... ¡Ah! ¡N-No me acosté contigo! ¡¿Verdad?!

Abrió un poco los ojos cuando el verme se sobresaltó mirando a su alrededor alarmado cubriendo su desnudo cuerpo con las sabanas, la única respuesta que obtuvo fue mi enojado rostro, no se para que había ido a buscarlo sabiendo en que situación lo encontraría, sin necesidad de contestarle aquella estúpida pregunta di media vuelta saliendo ofendido de la habitación.

- ¡John, espérame!

Cuando llegue a casa recordé la cantidad de veces que me había prometido a mí mismo no salir de fiesta hasta aprobar los próximos exámenes, lejos de dedicarme a estudiar pase la tarde acostado en el sofá de la sala bebiendo agua, levantándome solo para ir a vomitar. Al despertar todo estaba completamente a oscuras, era de noche, la cabeza ya no me daba vueltas pero el estómago me dolía, no había comido nada en todo el. El teléfono sonó, pestañee un par de veces y me levante pesadamente prendiendo una lámpara para divisar el aparato.

- ¿Diga?

Deteste oír mi propia voz rancia, no quería delatar el pésimo estado en el que me encontraba, prefería que todos creyeran que pase toda la tarde estudiando, o al menos a mí mismo me hubiera gustado creer eso.

- ¿John? ¿Estás bien? Soy Freddie, hoy habíamos quedado en casa para hablar sobre los temas que estuvimos escribiendo ¿Recuerdas?
- Ah... Si...

Busque rápidamente el reloj con la mirada mientras hacía memoria, eran más de las 8PM ¡¿Cómo pude haber olvidado ese compromiso?!

- Ya están todos aquí ¿Vas a venir?
- ¿Roger también está?

Que pregunta estúpida, dijo que ya todos están ¿Para qué pregunto? Taylor debe estar mas que acostumbrado a estas fiestas, seguro llego super puntual y lucido a lo de Freddie.

- Si, aquí está la rubia ¿Por qué? ¿Te paso con él?
- ¡No, no! ¡Enseguida salgo para allá!

Odiándome por aquella estúpida comunicación telefónica me duche rápidamente, manotee un par de scons de la cocina devorándolos y colgándome el bajo al hombro salí. Por suerte el frió nocturno chocando contra mi rostro logro despertarme bastante, rogué verme decente, llegue tocando la puerta y Freddie me atendió tan caluroso como siempre.

- Creímos que te habían secuestrado, querido ¡Pasa, pasa!
- ...Y si a esta parte la cambiamos por esta otra creo que quedaría aún mejor
- Entonces aquí iría tu solo de guitarra antes del cierre
- ¡Exactamente!

Roger y Brian charlaban con lápices inquietos en sus manos y la vista atrapada en unos papeles llenos de anotaciones y tachones, sentados en la alfombra de piel de la sala frente a una pequeña mesa ratona; parecían tan absortos que ni siquiera habían notado mi presencia entrar.

- ¡Oigan tortolos, llego nuestro bajista!

Los chicos levantaron la vista, parecían más molestos por la interrupción que por el apodo, pero al verme me saludaron con alegría haciéndome sentir bienvenido, con un ademan me indicaron que me les uniera y me descolgué el bajo sentándome a su lado, Freddie anunciando que prepararía café desapareció dirigiéndose en la cocina.
Las tazas de café se vaciaban y llenaban, Roger y yo acariciábamos un gato negro sentado en el medio de ambos sobre el regazo de Brian, mientras ellos junto a Freddie cantaban las canciones que acabábamos de arreglar, me insistieron varias veces que los acompañe con los coros pero les dije que el canto no era lo mío. Al cabo de un rato Brian tocaba su guitarra y yo mi bajo mientras Freddie cantaba y Roger coreaba marcando los tiempos con sus manos sobre la mesita como una improvisada batería, Freddie no tardo en sentarse al piano, y nos deteníamos cada tanto solo para repetir de manera distinta alguna parte o anotar algo.

- ¡Voy a preparar más café!
- Te ayudo

Deje mi bajo a un lado siguiendo a Mercury a la cocina, pero la habitación era tan pequeña que, temiendo ser más una molestia que una ayuda, me quede apoyado en el marco de la puerta supervisando que no necesitara nada.

- Que amable eres cariño, sostenme esto

Me dio las tazas vacías para dedicarse a preparar más infusión, realmente no nos gustaba el sabor pero era gracias a ese combustible que estábamos despiertos a aquella hora de la madrugada. Desvié la mirada por la sala, era una casa pequeña pero muy acogedora, los gatos rondaban por donde querían pero sin alterar el medido orden, uno color arena salto del piano al taburete y de ahí a la mesa ratona buscando la atención de los invitados, Brian lo acaricio sin sacar la vista de sus notas y Roger a su lado bostezo apoyando la cabeza en el hombro de éste, May automáticamente acaricio sus rubios cabellos en un tierno gesto casi igual a como había hecho recién con el gato.

- A veces me dan diabetes ¿Crees que sean pareja en secreto o algo así?
- ¡¿Eh?!

Freddie me descubrió mirando a aquellos dos y me sentí avergonzado como si hubiera presenciado algo que no debía, yo sabía que probablemente estaba bromeando ¿Pero y si era verdad? Si lo analizaba no era una idea muy loca, ellos sin duda eran muy cercanos, sin saber porque una sensación de angustia me invadió ante la idea.

- ¿Qué pasa? ¿Acaso se te fue el tren?

Tras escuchar eso volví en sí sintiendo mis mejillas arder y mire fastidiado al cantante, esas bromas suyas ya me estaban poniendo incomodo, estaban bien para la telenovela de las cuatro de la tarde pero no para mí.

- Déjate de bromas, Fredd
- ¡No me digas que di en el blanco! ¿Te gusta Roger, verdad? Después de todo él te ayudo a integrarte a la banda y siempre está buscándote para hacer alguna tontería... Cuando no está con rulos, claro... ¡Además mira sus tiernos ojos azules! Su esbelta figura y su largo cabello rubio, casi parece una chica

Freddie deliraba sirviendo las tazas de café que yo le iba pasando mientras solo deseaba desaparecer de la vergüenza, era cierto que Roger era un hombre muy lindo y tal vez aquella belleza se debía precisamente a su androginia, pero de pronto su comparación física me recordó a alguien más.

- Más bien pareciera gustarte a ti ¿Acaso te recuerda un poco a Mary?

Vi como automáticamente la sonrisa se le borro del rostro pegando un chillido cual gato erizado mirándome indignado con la boca abierta y los ojos como platos ante mis "ofensivas" palabras.

- ¡Nadie se compara a mi Mary!

Me paso dos tazas llenas y tomo las otras dos saliendo resentido de la cocina con la cabeza en alto, Brian y Roger voltearon curiosos al escuchar el alboroto pero parecieron olvidarlo en cuanto me vieron llegar con más café.

Mis miedos por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora