La noche que comienza todo

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Aquí estoy, la música está a todo volumen y se siente retumbar en todo el sitio, mi cuerpo vibra y se mueve con el ritmo, me siento libre y feliz, Christian está coqueteando con una pelirroja de buen cuerpo, Alberto está en la barra comprando más cervezas y Noé está a mi lado dando todo de si para ganarme en el reto de baile que acabamos de empezar.

-¿Qué están haciendo?- nos grita Alberto llegando a nuestro lado maniobrando con las cuatro cervezas que trae en mano.
- Este imbecil que dice poder ganarme en un reto de baile.- le digo, riendo al ver como Noé choca con una rubia que lo empieza a insultar.
- ¿Ganarte?, ¿A ti?, yo sabía que era un pendejo pero no pensé que tanto.

Nos reímos ya que todos mis amigos saben que para bailar de lo único que sirvo es para hacer el ridículo.
Noé regresa encogiéndose de hombros e ignorando a la rubia que le sigue gritando.

- Esa chica si está loca, dice que la estaba manoseando y que le dirá a seguridad que me saque del lugar y no sé que más mamadas.

Continuamos bailando y cantando, realmente lo estaba disfrutando. Y estoy feliz de a ver podido tener una despedida de soltero. Mis amigos lo planearon para una semana antes sabiendo que yo estaría tan ocupado en los arreglos de último momento que no celebraría - lo que según ellos - era una fiesta que ni de pedo se tenía que pasar por alto. Así que aquí me encontraba disfrutando de la última noche sin preocupaciones que tendría por una semana entera.

Eran alrededor de las 2:30 a.m cuando  regresaba con una nueva ronda de cervezas que choque con algo o mejor dicho con alguien, fue cuando levante la vista para pedir disculpas que me encontré con unos ojos café oscuro tan hermosos que me hicieron recordar el café que mi mamá hace los domingos en familia, un café tan delicioso que no tiene comparación con nada del mundo - y eso que viajo constantemente -.

Estaba tan concentrado observando sus ojos que no me di cuenta del estado en el que se encontraba el desconocido hasta que fue demasiado tarde para poder reaccionar. Toda mi ropa olía a vómito y el chico estaba tan avergonzado que solo me pidió disculpas mientras pasaba a mi lado llendo directamente al baño a terminar de devolver todo lo que ingirió está noche.

Ya no sabía cómo sentirme, si enojado por haber terminado cubierto de porquería, preocupado por saber cómo se encontraba el causante de mi humillación o decepcionado por a ver dejado de ver esos ojos que me recuerdan a el color de la canela.

Decido ignorar todo lo relacionado con el chico y encaminarme a el lugar donde mis amigos se encuentran.

- ¿Qué pasó con tu ropa? - exclama Christian haciendo una mueca de ascó acompañado de ruidos que suenan a arcadas.
- Hueles horrible, hombre, ¿Qué pasó de la barra hasta aquí?- pregunta Alberto examinando los vasos de cerveza para ver si les cayó algo de vómito.
- Es una larga historia y siendo sincero no quiero hablar de eso en estos momentos, estoy para disfrutar, no para hacer corajes.- digo callando los futuros comentarios. 

Seguimos bailando cuando a lo lejos veo a el chico de ojos cafés viéndome y tomando con un grupo de personas que reían y bromeaban entre ellos.
Me sentí indefenso en su mirada, así que decide acercarme a el lugar donde se encontraba, él al notar eso rápidamente trata de buscar una salida sin éxito alguno, ganando miradas de incredulidad de sus acompañantes y una risa de mi parte.

- Hola otra vez - digo llegando a su lado sin importarme la miradas de curiosidad de el grupo.
- Hola...- dice él en un volumen bajo tratando de que no lo escuchará y una mirada sonrojada, ese gesto hizo que mi corazón latiera de manera rápida.
- ¿Te encuentras mejor?- preguntó.
- Sí, muchas gracias por preguntar y por no enojarte por ya sabes que -
- No hay de que, solamente tiene que recompense de algún modo lo sucedido hace rato. ¿No lo cree? - le digo.
- Tiene una idea en mente - me responde con un tono de voz que me hace pensar si la vergüenza de atrás fue una actuación, porque si lo fue, este chico tiene que ganar un Oscar.
- Podríamos comenzar por conocernos y dejar de hablarnos de usted y para eso estoy pensando en que le aceptaré una copa con mucho gusto -
- Me aceptará una copa - ríe negando con la cabeza- ¿Por qué tengo que invitar yo, si tú fuiste el qué propuso el trago? - dice retandome con la mirada.
- Porqué no fui yo el que te vómito en cima ¿O sí?.
- Ganó está pelea, Mesie, pero no la guerra. Vamos que la noche aún es joven y antes de que me arrepienta.

Lo sigo, riéndome de lo que dijo, algo dentro de mi dice que me arrepentiré de ésto, pero siendo sincero, quiero tomar todos los riesgos por este chico frente mío, aún si arruinaba mi vida.

Cambio de colores Donde viven las historias. Descúbrelo ahora