Narrador
Los hechiceros habían solicitado la presencia del congreso de brujas, debían seguir con el plan lo más pronto posible. Prepararon todo para la asamblea, solo faltaba hablar con Michael.
Ariel llamo a la puerta, Michael abrió la puerta unos segundos después.
- ¿Puedo ayudarlo en algo?-- Vengo a hablar contigo.- El rubio se hizo a un lado dejando pasar al hombre. - Es sobre tu nuevo puesto.-
- Lo lamento, pero hoy no estoy de ánimos para ir con la directiva.-
Había pasado 1 semana desde lo que pasó con (Tn) y Michael aún se sentía miserable, solo iba a sus clases y se encerraba en su cuarto. Incluso viendo el estado en el que se encontraba Michael, Ariel no sentía ni una pizca de culpa o remordimiento por lo que había hecho.
- Michael. No hay tiempo para que te pongas así, debes prepararte ahora más que nunca para lo que se aproxima.-- ¡¿Prepararme para qué?! Ya nada tiene sentido. ¿De qué sirve ser poderoso?-
- Para que nadie se burle de ti otra vez.- Dijo firme el hombre. - Para callar a todas las personas que dudaron de tus capacidades y estar en la cima.-
- Pero...-
- Nada de peros, chico. Sé que pasaras las 7 maravillas y le quitarás el puesto de suprema a Cordelia. Y así los hechiceros obtendremos el lugar que se nos ha sido negado desde el inicio del tiempo, nosotros somos más fuertes que las brujas y tú, Michael Langdon, se los demostrarás.-
- ¿Y qué pasa si no paso las pruebas?-
- Lo harás, tú eres el Alfa.- Sin decir más, Ariel salió de la habitación de Michael.
El joven Langdon se quedó parado en medio de su habitación, analizando las palabras del hechicero. Tal vez era tiempo de dejar ir el recuerdo de (Tn) y enfocarse en su futuro.
De su bolsillo sacó la pulsera de (Tn), la llevaba con el a todos lados, pero ahora estaba decidido a ganar su lugar como el Alfa y no podía perder el tiempo pensando en la chica que lo abandonó. Debía ser fuerte, tenía que serlo por Mead, la una mujer que se ha quedado a su lado.
- Ninguna bruja me volverá a hacer menos.- Se quitó su pulsera y guardo el par de accesorios en una pequeña caja de madera en su repisa. Como un recordatorio del chico débil e iluso que fue al enamorarse.
Al día siguiente...
El congreso de brujas y la directiva de hechiceros se reunieron en la biblioteca para tratar el asunto del nuevo prodigio, sin embargo Michael no se encontraba en la sala ya que aún no era el momento, pero el joven Langdon no es tonto, y plantó una pequeña "ventana" mágica escondida entre los libros para poder escuchar la plática.
- Nunca habrá un hombre supremo, nunca ocurrirá.- Sentenció Myrtle después de escuchar a los hechiceros.
- Escúchense. Dicen, que porque algo no ha pasado, nunca podría pasar.- Replicó Ariel.
- ¿Qué es lo que quieren de nosotras exactamente?- Cuestionó la suprema.
- Que le hagan la prueba de las Siete Maravillas.- Dijo Ariel.
- Eso es imposible.- Cordelia contestó secamente.
- ¿Por qué?- Los hechiceros comenzaban a enfadarse por la actitud arrogante de las brujas.
- Estaría condenando a este chico a su muerte. Perdí a una de mis brujas más prometedoras, Misty Day, por hacer una prueba antes de tiempo. No volveré a cometer ese error.-
"Misty Day" Michael escribió ese nombre en su libreta, pero por lo que presentía, la Suprema había perdido a más brujas bajo su tutela.
- Yo cuido de las mías.- Dijo Cordelia.- Solo de las que te importan.- Ariel miró con desdén a la rubia.
- ¿A qué te refieres?- Preguntó la suprema.
- Una de las tuyas, a quien abandonaste. Queenie.- Comento Ariel.
"Vaya suprema" Pensó Langdon con sarcasmo. Sin duda Cordelia Goode no era lo que esperaba, será más fácil derrotarla de lo que creyó.Michael siguió escuchando la conversación de las brujas y hechiceros.
Por lo que oía, la suprema está decidida a no darle una oportunidad para realizar las Siete Maravillas. Debe encontrar la forma de hacerla cambiar de opinión y que mejor forma que haciendo lo que ella no pudo.
Intentó localizar el lugar maldito del que hablaba Cordelia, pero falló en su tarea. De pronto una sensación extraña recorrió la espalda de Langdon, una especie de escalofrío y después su mente divagó entre pensamientos que no eran de él.
Era como si algo hubiera poseído su cuerpo e inconsientemente comenzó a dibujar en la libreta. Pudo encontrar el lugar donde estaba Queenie, el Hotel Cortez.
Cuando salió de trance supo que debía hacer, se teletranspotó y llegó al hotel en segundos.
El lugar tenía una lujosa decoración de los años 20, Michael ignoro a la recepcionista y al hombre vestido de mujer que le llamaba para que se registrará antes de subir por el elevador.
Llegó al cuarto piso, camino con pasó firme a través del largo pasillo, abrió la puerta indicada y ahí estaba un hombre de cabello perfectamente peinado y bigote frente a una chica de tez negra. Los huéspedes dejaron de lado su juego de cartas para prestar atención al recién llegado.
- Que espécimen tan fascinante.- Dijo March admirando al rubio. - Vivo, pero tan íntimo con los muertos.-- ¿Quién rayos eres?- Queenie ignoró los alagos de March.
- Mi nombre es Michael Langdon. Y vine a hacer lo que tu Suprema no pudo.- Se presentó con una sonrisa en los labios y extendiéndole su mano.
- Si claro.- La chica regresó su atención a las cartas.
- Toma su mano, Queenie.- Le dijo Marcha con tono serio, el dueño del hotel pudo sentir con mayor fuerza el aura negra que rodeaba al chico.
- ¿Y si no quiero?-
- No estoy seguro de que tengas opción.- Comentó el hombre al ver la sonrisa de Michael, por primera vez en décadas, Marcha se sintió intimidado por alguien.
- Ya vuelvo.- Comentó la chica aceptando la mano de Langdon.
Ambos salieron de la habitación. Michael iba al frente, Queenie lo seguía a unos cuantos pasos de distancia, cuando llegaron a la salida el rubio abrió la puerta y la chica se quedó parada a unos cuantos pasos de él, aún sin poner un pie fuera de la propiedad.Michael la miró con atención, quería darse prisa y Queenie no parecía muy convencida.
- Vamos.- Alentó a que saliera.
Queenie cruzó la puerta u está vez no regreso a aquella espantosa habitación para seguir jugando cartas. No podía creer que fuera libre y menos por ese chico.
- Falta ir a buscar a una persona. Vamos.- Empezó a caminar con Queenie atrás.
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El Diablo En Mi •Michael Langdon X (Tn)•
FanfictionPara ella, él era solo un niño perdido rodeado de personas despreciables. Para él, ella era capaz de destruir a cualquiera si se lo proponía. El destino les tenía preparado algo muy importante. Pero ellos decidirán si estarán juntos o en contra del...