Different Life [#Changes 2]

11. Suertudo.

Cambio mis zapatos nuevamente y refunfuño cuando tampoco quedo satisfecha con el resultado.

Llevo un vestido mangas largas color verde militar, es completamente ceñido a mi cuerpo, casi como una segunda piel, por lo que no llevo brasier. Es cerrado en frente, pero con un escote en V hasta mi espalda baja, el cuál se ve totalmente provocador. Llega un poco más arriba de mis rodillas lo cual me hace pensar en una ejecutiva sexy. Amo como se ve mi silueta, pero detesto no tener los zapatos correctos que combinen con el pequeño bolso color crema que llevaré. Voy a la habitación de mamá y busco en su closet un par de sandalias altas que cumplan con lo que deseo. Por suerte las tiene, me las calzo y por fin me siento despampanante. Es bastante bueno que ella y yo compartamos el mismo número de calzado.

Vuelvo a mi habitación, cojo mi celular. Me aplico un poco más de perfume, me doy un último vistazo en el espejo y amo como mi cabello rubio cae en ondas sobre mis hombros. Tomo mi abrigo largo, pretendo ocultar mi vestido para luego sorprender totalmente a mi novio. Cuando termino de abotonarlo bajo las escaleras. Sé que Vincent está hablando con Jack en la cocina porque oigo sus risas.

Mamá anuncia mi llegada a la primera planta de la casa desde la sala. Me río porque ella está recostada con una fuente de palomitas sobre su vientre. Se ve tan relajada viendo alguna serie. La chica que contrató Jack para los cuidados de Alice se fue hace poco tiempo. Ella fue quien la obligó a estar en esa posición mientras veía televisión.

Vincent asoma su cabeza desde la puerta de la cocina y cuando sus ojos enfocan mi cuerpo lanza un silbido. Ruedo los ojos divertida y me acerco.

—Hola amor—Saludo. dejo un pequeño beso en su mejilla. Vin sale de su escondite y se planta frente a mí. Debo admitir que estoy salivando más de lo normal porque mi novio en traje con un pequeño corbatín en su cuello es totalidad delicioso y dan ganas de comer un trozo de él o quizás todo de él, suena aún mejor.

—Deberíamos irnos, yo quiero ver qué hay debajo de ese abrigo—Comenta entrelazando sus dedos con los míos.

—Quizás tengas suerte y no haya nada—Le respondo bromeando.

—Sería un chico bastante suertudo—Concuerda. Me despido gritando un adiós para mamá y Jack, lo cual mi novio imita y nos vamos hasta el auto de su padre.

El viaje al restaurante no es muy largo, ya nos encontramos esperando a la persona que nos guiará a nuestra mesa. Todo está adornado con corazones y globos, lo que llama mi atención es que no se ve sobrecargado, sino que luce fantástico y simple.

—¿Desea dejar su abrigo?—Pregunta la encargada. Doy una media sonrisa a Vincent, quién luce muy agradecido por esa pregunta. Me lo quito y se lo doy a la encargada.

Mi novio está babeando un poco mientras me observa. Se posiciona tras de mí y deposita un beso húmedo en la parte alta de mi espalda descubierta. Gimo un poco con su gesto.

Caminamos tras la chica designada a guiarnos a nuestra mesa y tomar nuestras órdenes, sé muy bien que Vin sigue todos mis movimientos con su vista. Siento un calor recorrer los lugares correctos de mi cuerpo.

La cena transcurre entre conversaciones triviales, bromas y algunas promesas como: voy a quitarte ese vestido con los dientes, besaré cada centímetro de tu piel y tendremos al menos dos rondas de sexo. Lo cual me tiene bastante expectante.

—¿Estás conciente de que eres un adolescente sumamente hormonal?—Pregunto dando un sorbo a mi copa de vino. Vincent lanza un carcajada. Como aún es menor de edad, para él solo hay jugo natural de piña.

—¿Quién podría culparme? Tengo una novia muy tentadora—Ahora soy yo quien ríe.

—Tienes un buen punto ahí—Concuerdo.

—Claro que lo tengo. Solo alguien ciego podría no notar lo ardiente que eres.

—Ok. Ya detente o me lanzaré a ti para besarte de manera sucia, sin importar que toda esa gente a nuestro alrededor nos vean horrorizados.

—Me gustaría ver eso—Admite encogiéndose de hombros.

—No lo dudo.

La cena finaliza con una pequeña presentación de una banda local. Son alrededor de 4 canciones románticas las que presentan y claro que yo estoy bailando con Vincent entre algunas otras parejas. La mano izquierda de mi novio hace pequeños círculos en mi espalda y con la otra me toma firmemente desde mi cadera, yo tengo mis dos manos en su pecho y disfruto de sus labios, porque por Jesús que necesitaba besarlo.

La última canción finaliza y nos preparamos para irnos. Voy al sanitario para retocar mi labial, es algo vanidoso, pero luego de esa sesión de besos lo amerita.

Salgo y me dirijo a la entrada del restaurante en donde retiro mi abrigo, Vin me espera fuera, cuando lo diviso él está quitándose el corbatín y abriendo un poco su camisa. Da un resoplido de alivio.

—Creo que ahora te ves aún más sexy—Le digo. Él me guiña y camina hasta mí para besar mi frente.

—Quiero quitarte ese vestido y hacerte el amor—Susurra en mi oído. Me sorprende lo directo de sus palabras. Yo de verdad creé un monstruo.

—Si tienes suerte Alice y Jack estarán dormidos cuando lleguemos a mi casa y podrás escabullirte en mi habitación.

—Hoy he tenido mucha suerte, espero seguir con esa racha.

Caminamos hasta el aparcamiento y tras desactivar la alarma nos subimos al auto. Decido que quiero helado, así que nos dirigimos a una heladería cercana, tomamos nuestros barquillos y después caminamos un poco por un parque cercano.

Lamentablemente cuando llegamos a casa, a pesar de ser más de la una de la mañana, las luces de la sala están encendidas. Puedo ver la silueta de Jack y mamá hablando en el sofá frente a la ventana. Sé que podría solo entrar con Vincent ir directamente a mi habitación y fingir demencia, pero tampoco soy así de descarada. Aunque...

No, no haré eso.

—Tendrás que conformarte solo con otra cantidad de besos calientes y algo de manoseo sobre la ropa dentro del auto, no habrá más que eso para ti—Le informo. Mi novio hace un adorable puchero.

Me quito el cinturón y me subo sobre Vincent. Una pierna a cada lado de sus caderas  Mi vestido sube más arriba de mis muslos. Es una posición incómoda pero vale la pena si él toca y besa lo que tengo en mente. Y vaya que mi mente tiene buenas ideas.

—Es mejor que nada—Dice antes de inclinarse hacia mí y obtener lo que le ofrezco.