With ears to see and eyes to hear

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30 de Abril del 2002

Había descubierto la pequeña habitación dos días atrás y aunque había un gran letrero con las palabras "Solo personal autorizado" con letras grandes y rojas a él le había importado una mierda y de todas formas había entrado. Entonces lo vio a él, El Soldado Del Invierno se encontraba ahí frente a sus ojos dentro de lo que parecía ser un cámara criogenica de metal y vidrio.

En sus casi diez años que tenía al servicio de HYDRA había escuchado hablar de él, de el Soldado al que nunca le pasaba el tiempo, del arma perfecta que podía asesinar a un pelotón en un parpadeo y cumplir misiones que a un simple agente como Brock le eran imposibles. Claro que como todos pensaba que no existía, que era solo un mito creado por los superiores como algún tipo de leyenda urbana que se había pasado de generación en generación. Porque era imposible que un ser humano así existiera.

Pero entonces su curiosidad lo había llevado a entrar en esa habitación y había visto que no, de hecho no era imposible, el puño de HYDRA estaba ahí frente a sus ojos y se dio cuenta que el mito no era un mito sino una realidad, el Soldado existía y era más bello de lo que se lo habían descrito. Se quedó dos horas parado frente a la cámara viendo el rostro del hombre a través del ventanal de cristal, parecía como si estuviera durmiendo sin embargo Brock era consciente de que estaba en un estado de congelación extrema cosa que le puso los pelos de punta. Ahora entendía porqué el hombre existía desde antes que él hubiera nacido siquiera.

Sin embargo esas dos horas no fueron suficientes y ahora, justo dos días después estaba ahí de vuelta parado en el mismo lugar con su mirada cobriza clavada en el cristal una vez más. Como había esperado, el rostro del Soldado no había cambiado ni un ápice, se preguntó cuanto tiempo llevaba ahí, según tenía entendido y por lo que había investigado en esas cuarenta y ocho horas, solo era descongelado cuando una misión de suma importancia lo requería. Lo que si era seguro es que su ayuda no había sido requerida en esos casi diez años que él llevaba en la organización.

Eso era jodido ¿diez años sin salir al mundo? y eso suponiendo que no fuera más tiempo del que calculaba. Había tantas preguntas rondando por su cabeza pero ninguna tenía respuesta, no sabía nada del sujeto frente a él y por nada se refiere a cosas personales ¿quien era? no tenía idea pero tampoco es que le importara mucho. En HYDRA esas cosas eran irrelevantes, ahí el valor de los agentes se calculaba por su acción en el campo de batalla y no por quien eran, así de sencillo.

Como sea hizo esos pensamientos a un lado y caminó un par de pasos hacia el frente acortando la distancia que lo separaba de la cámara de criogenización, suerte que esta estaba en modo vertical y quedaba justo a su altura. Fijó sus ojos en ese rostro y seguía pensando igual, el sujeto era casi perfecto, era joven, probablemente solo un par de años menor que él, poseía un cabello largo y castaño que caía en ondas enmarcando su rostro en forma de corazón, había una sombra de barba que rodeaba sus labios carnosos y barbilla partida, pero lo que más le gustó fueron las pestañas oscuras que eran tan largas que a pesar de que sus ojos estaban cerrados le rozaban los pómulos.

-Hey, hola- murmuró mientras levantó su mano y con su dedo indice dio unos ligeros toques en el cristal.

Como era de esperarse no recibió respuesta y se sintió estúpido por estar ahí parado viendo y hablándole fijamente a un hombre congelado. Por lo que sabía era como si lo estuviera viendo con los oídos u escuchando con los ojos.

-Mi nombre es Brock Rumlow- soltó, porque al carajo, nadie lo estaba viendo y si él quería hablar iba a hablar.

El Soldado ¿Podría escucharlo? lo más probable es que no, se imaginaba que estaba en un estado parecido al coma inducido, algo así había visto en un documental de Discovery Channel.

Winter and Bones (One-shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora