Youtuber

‹¡Paquete!›

Dejé el boli en la mesa y repasé la carta como por cuarta vez. Estaba en Milán, el amor de mi vida estaba en Milán. Bueno, amor de mi vida no, ella solo era un gran y apreciado amor platónico; mi verdadero amor era Steph, mi hamster, junto a Tuco, mi perro. Los tenía desde hacía como unos 2 años, cuando decidí que la independencia estaba bien pero la soledad no tanto. Metí los botecillos con cuidado, cerré el paquete, escribí su dirección y lo cargué con cuidado hasta mi scooter.

-¿Y ahora dónde vas?
-A ningún sitio interesante.- Sonreí mientras guardaba el paquete en el maletín y me colocaba el casco. La jóven de piel trigueña se apoyó sobre los codos en la ventana e hizo un puchero.- Adiós Cecilia.- Me despedí y me puse en marcha a la oficina de correos.

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-Charlie, no deberías subirte a mi cama...- Rodé hasta abrir los ojos, mi gato escocés, Charlie, caminó sobre mi cara como si no estuviese ahí. Estaba hecha un asco, Dios. Mi pelo graso, la cara pálida, la mejilla babada, se notaba que yo nunca me iba a despertar como si fuese a hacer de modelo. El móvil marcaba las 8:47 de la mañana; no me gustaba levantarme tarde. Aún asi, mi buen humor persistía.

-¡Oh, Charlie!- grité y cogí al gato que maulló, molesto por mi comportamiento- ¿no te encanta Milán? Adoro que nos hayamos mudado aquí, pero tengo que grabar un vídeo antes de salir.- Besé su pata naranja y lo dejé en la cama.

Coloqué mi cámara en la isla de la cocina y me subí a un taburete con un bol de cereales sin si quiera lavarme la cara. La encendí con el mando y empecé a comer.

-¡Buenos dias, chicos!- sonreí con amplitud.- soy Nina, y este es mi canal, ninaisinyt. Nina está en YouTube. Al final tiene gracia porque tiene sentido, ja, ja.- me reí de mi propia tontería.- supongo que ya veis que mi casa no es la misma, ayer de noche llegué a Milán... El barrio es genial, lleno de señoras que se asoman a la ventana con el delantal y hablan a gritos.- Mastiqué los cereales y pensé.- bueno... En el anterior vídeo dejé mi nueva dirección, para seguir recibiendo vuestras cartas, aunque recibiré menos por el hecho de que al cambiar de país es mas caro y bla, bla, bla... En un rato saldré a explorar y grabaré lo que vea y todo eso... Gracias por verme, choca puño.- Acerqué mi puño a la cámara y la apagué.

Bien, esto mola.

Me mudé a Milán con intención de vivir un año aquí, ir a Berlín a pasar otro año y finalmente regresar a Escocia con mi familia. Los videos en YouTube me habian dado bastante dinero para vivir yo sola, y mis ahorros-no-invertidos-en-la-universidad eran más que suficientes. No nací para estudiar una carrera, acabé la secundaria y fui a trabajar de camarera, a mis padres no les pareció correcto pero siempre fui bien independiente.

Me puse un peto vaquero para no ir demasiado abrigada, cogí mi cámara, las llaves y una chaqueta fina para meterlo todo en una mochila. Abrí la puerta de madera y bajé los tres pisos de escaleras hasta la calle, la mujer que ayer me enseñó el apartamento estaba tendiendo la ropa cerca de la ventana.

-Buon giorno bambina!

-Buon giorno, signora.- Sonreí educadamente y empecé a caminar.

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Volví a mi calle, estaba agotada. Todo subir y bajar, y los tenderetes de verdura y fruta callejeros tenían cosas que no había probado nunca. Sonreí, a penas eran las 12 de la mañana, era pronto. Escuché unos aporreos a una puerta en mi edificio, y, al final de las escaleras, encontré al cartero.

-¡Paquete urgente! ¿Es usted Nina Collins?

-Oh, si, disculpe.- Mi contestación fue absurda, estaba aturdida porque aquel hombre hablaba alto y rápido.

-Firme esto, por favor.- Me entregó un bolígrafo y un pequeño resguardo que firmé y devolví con un gesto de despedida.

Abrí la puerta con una patada suave para no soltar el paquete. ¿Primer día y ya recibía cartas? Dejé las bolsas sobre una silla y me senté en el suelo a abrirlo. La etiqueta "frágil" estaba en todos los lados del envoltorio. No había remitente, como siempre, ¿y si era una bomba? Casi me dieron ganas de escribir una despedida antes de abrir la caja por mi propia paranoia.

Saqué tres botecitos de cristal, a penas más grandes que la palma de mi mano. Contenían purpurina azul, arena blanca, y estrellitas minúsculas de color amarillo. Al fondo, venía una carta.

"¡Bienvenida a Milán, querida! Espero que te gusten los botes, la arena es de la playa más bonita de toda la ciudad, el azul es polvo de hadas (no lo malgastes, Campanilla me quiso matar) y las estrellitas tienen su secreto.

Hasta mañana"

Había un pequeño mapa en el que señalaba la ubicación de la playa. Había fans realmente considerados, y que, además, me conocian muy bien, como por ejemplo saben que Campanilla me parece el personaje más entrañable de dibujos animados.

El paquete me hizo sonreír, y pensar que ya tenía algo que decorase esas estanterías tan sosas de mi cuarto. Volví a hacer lo que hacia siempre con las cartas de cada mes. Encender la cámara, leer las cartas y agradecerlo.

-Hola otra vez chicos... Acabo de llegar a casa y bueno, otra vez, el paquete sin remitente... Cha cha cha chaaaaán, ¡botes con cosas dentro! Swag, flow, yolo. Me ha encantado, teniendo en cuenta que el resto de paquetes estan en una caja sin desempacar y que mi casa nueva no tiene ni un triste cuadro. Gracias... anónimo. Supongo que vive aquí porque un bote tiene arena de "la playa más bonita de toda la ciudad". Está bien, muchas gracias.- Sonreí y apagué la cámara sin más, ya montaría el vídeo más tarde. Coloqué los botes con cuidado en una vidriera algo sucia del salón y asentí satisfecha.

La mieeeeer. Aya, ahí tenéis, bueno, me gustaría mínimo 10 votos, aunque cuando pase de 7 votos empezaré con el segundo capítulo. Es la primera fic que me tomo un poco en serio, gracias por leer y espero algún comentario. Lo que esté en cursiva está narrado por x, y lo normal, por Nina. Es un poco corto, pero mejorará según avance la novela.

Xx ily c: