Una gran emoción me recorría el cuerpo, no podía creer esto. De todos mis años en el internado siempre pensé que si algún día me llegarán a adoptar sería una familia muy común la que me tocaría o algo peor, que a mis 12 años ya no sería adoptada.
Entro apresurada a la enorme casa, aún vacía pues la mayoría de las cosas aún se encontraban dentro del camión y otras en el patio esperando las órdenes de Diana para saber dónde serían acomodadas dentro de la gran casona.
Al entrar noto un enorme salón de recepción con una enorme escalera al fondo que la adornaba un enorme ventanal con cristales de colores que formaban un gran ángel con alas enormes, era muy bello aquello, no me lo podía creer, era un sueño. A ambos lados se encontraba un arco de madera hermoso que abría paso a grandes salones, el de la izquierda a lo que sería el gran comedor y el de la derecha a lo que sería la sala de estar que en el fondo justo en frente de encontraba una enorme chimenea de piedra con detalles en madera muy bien mezclados en la piedra sólida que le daba la forma a esa enorme estructura.
— ¿pero que es esto?— me preguntó agarrándome la cabeza con ambas manos, estaba muy asombrada.
— ¿Te gusta?— pregunta Diana recargada en el arco del salón.
— Si, es muy hermoso— le contesto mientras observó a detalle las paredes y el techo, pues al ver tantos detalles en estos me sentía como en un palacio.
— Y a un no has visto las habitaciones. —
— ¿Qué... hay más? —
— Si, anda a ver, sube al segundo piso la habitación del fondo es la tuya. —
Corro apresurada a las escaleras y subo por el lado derecho de esta ya que al toparse con el ventanal se abría hacia los lados para darle una forma de espiral, Al llegar arriba camino unos cuantos pasos para quedar en el balcón del segundo piso con vista al ventanal de las escaleras y de tras del balcón se abría paso un gran pasillo que lado a lado tenía unas cuantas puertas que daban a diferentes habitaciones.
Camino por el pasillo y al final de este se encontraba una puerta de madera muy fina, era la de mi habitación. ansiosa por saber cómo era por dentro me iba imaginando como sería.
Quedó justo en frente de la puerta y al girar la perilla me entra un escalofrío, un temblor que se apoderó de mí cuerpo, los vellos se me ponían de punta, me quedé helada al sentir tal sensación.
Abro la puerta y un enorme rechinido la acompaña. Al abrirla me quedo asombrada, era una habitación muy bonita, era más o menos grande.
en el fondo una pared curvada tenía una enorme ventana como la de las torres de los castillos, sus paredes tenían estampados rosas como si ya hubiera Sido de una niña anteriormente.Me acerco a la enorme ventana para ver la vista que daba a la parte trasera donde al fondo, no muy lejos se alzaban los grandes cerros. De repente escucho como la puerta se va cerrando lentamente como si el viento la fuera empujando, al percatarme del rechinido de la puerta volteó y la puerta se detiene como si lo que la estuviese moviendo se percatarse de que me di cuenta de lo ocurrido. No le tome importancia, le di una respuesta lógica. — la casa es vieja y aquí toda la madera de las puertas y paredes hace ruido.— Pensé mientras salí de la habitación para bajara a ayudar a la mudanza.
Ya en la noche con todo en su lugar, la casa parecía otra. Mi habitación ya parecía la de una jovencita decente con sus libreros y uno que otro mueble que la adornaba, la sala de estar con sus enormes sillones y una que otra pintura en la pared que el padre de Martin le había regalado para adornar las enormes paredes de la casa.
Estábamos en el salón de estar disfrutando de una película.
—Creo que me iré a dormir— les digo a ambos.
—Esta bien, que descanses — me responde Diana con una sonrisa.
— Hasta mañana — les contesto y me retiro del salón, ambos se voltean a ver y sonríen entre sí mientras Martin abraza a Diana.
Subo las escaleras y me dirijo a mi habitación, entro y me tumbo en la cama, tan cansada estaba de la mudanza que el sueño se apodera de mi.
— Nicol!... Nicol!... —. escucho una voz suave que me susurra por el pasillo oscuro, la puerta se encuentra abierta, me quedo fijamente viendo al pasillo.
— ¿Quien es?... ¿Hay alguien ahí?... Dian... Mamá eres tú? —. pregunto con confusión y miedo.
— Nicol, ven, date prisa, no hay tiempo —. me responde la voz que se escuchaba con desesperación.
Tomo valor y me levanto de la cama descalza y en pijama.
Salgo de la habitación volteando a todos lados del pasillo para ver quien me hablaba. Con miedo sigo caminando.— Date prisa Nicol — se oye la voz de nuevo.
— ¿Donde estás? — le pregunto, en voz baja.
—Sigue hasta las escaleras — me responde.
Camino hacia las escaleras y justo al llegar al balcón que da vista hacia el ventanal veo que en el se encontraba una niña pequeña como de unos cinco o seis años a lo mucho, llevaba un bonito vestido rosa pastel, zapatos hermosos y un gran moño en su peinado, su piel era blanca, lo notaba en sus brazos aún así al haber poca luz dejaba ver su color de piel, su cabello era como la miel, dorado, parecía una muñeca de porcelana, era hermosa.
— Ayúdame Nicol!... —. me dice mientras observa angustiada por el ventanal.
— ¿Quien eres tu?... ¿Cómo entraste? —. le pregunto confusa y asustada.
— No me deja ir—. me dice mientras comienza a llorar.
Bajo las escaleras para llegar hacia ella y justo debajo de las escaleras en el primer escalón se encontraba un anciano blanco con cabello canoso ropa muy antigua y desgarrada, llevaba un bastón en mano y una sonrisa escalofriante que observaba a la niña, cuando me percato de la presencia del hombre me detengo de golpe con mucho miedo, el anciano se percata de mi presencia y voltea a verme con su sonrisa perturbadora y lanza una risa de miedo.
doy un paso para atrás volteó para subir las escaleras y huir del lugar y justo cuando levanto la mirada delante de mí se encontraba la niña del ventanal un escalón arriba de mi justo en frente pero esta vez con una apariencia más tétrica con su vestido desgarrado y su piel dos veces más pálida y dónde se suponía que irían sus ojos solo avía dos agujeros enormes y obscuros que aún sin tener ojos tenía una mirada fría y penetrante.— viene por ti —. me dice la niña. Se me va el aire arrojo un gran suspiro y despierto de un salto.
con la respiración cortada y el pulso a mil me tocó el pecho con la mano y sofocada me levanto como puedo de la cama, me quedo frente de ella volteando a todos lados buscando algo que no encontraría. — que fue eso, pero que.. no entiendo.— me repetía en la cabeza una y otra vez.
Volteó a la puerta pero esta se encuentra cerrada justo como la dejé antes de dormir, abro la ventana y el sol apenas si da luz, aún está amaneciendo.
No puedo dar explicación alguna a la pesadilla, fue tan real y tétrica que me puse a temblar.
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EL CUARTO DE AURA
Gizem / GerilimEsta es una historia de suspenso y fantasía llena de misterios y sorpresas. Nicol una niña de 12 años llega a su nuevo hogar, una casa poco vieja que sus padres adoptivos han adquirido al poco tiempo de adoptarla ya que querían comenzar de cero, lo...