El Primer Amor

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Si me hubieran dado la posibilidad de elegir a mi primer amor, definitivamente no hubiera elegido el que tuve. Y no es porque no haya valido la pena, sino porque realmente fue algo... estúpido.

Ni siquiera recuerdo cuándo o cómo la conocí, solamente recuerdo lo último, el cómo terminó todo; aunque creo que nunca hubo un inicio.

Muchos podrían estar en total desacuerdo en que la considere "mi primer amor", pero es cosa de perspectiva y criterio.

Cuando pasé al segundo grado de secundaria, me comenzó a gustar Alexia, una chica algo loca pero buena onda. Ni siquiera la conocía del todo bien, solamente hablábamos de cualquier cosa en ocasiones contadas. No éramos cercanas, pero aun así había algo de confianza.

A mí me daba mucho miedo confesarle que me gustaba, o sea ¿qué iba a decir o a pensar? ¿y si se enteraba toda la escuela? ¿me quedaría sin mis amigas? No hubiera podido soportar eso. Tiempo después decidí no seguir guardando mi mayor secreto, y fue cuando me atreví a confesarles a mis amigas que era gay. Ellas lo tomaron bien y de hecho me respondieron literalmente "ya lo sabíamos", y siguieron en lo suyo. Lo tomaron tan normal que me sorprendí y se me hizo fácil decirles que Alexia me gustaba. Lo siguiente fue que Magali, la más pequeña de estatura de todas nosotras, hizo una cara de horror, y no exagero cuando digo que casi vomita. Ahora que ha pasado tiempo, es gracioso recordar esa parte.

Lo que restó del último grado de secundaria seguí igual, admirándola de lejos, deseando que en algún momento me hiciera caso, y principalmente preguntándome si ella también era como yo. Pero cómo podría saberlo si nunca se lo dije, aunque no fue necesario, porque un día en el inicio de Facebook aparecía una publicación de ella diciendo que era bisexual...

Al instante le mandé inbox preguntando si era en serio y simplemente dijo que sí.

Para mí, crecieron las posibilidades y la esperanza de que me hiciera caso, pero había esa pequeña parte donde ya estábamos en diferentes escuelas y con nueva vida. Para esto, le dije a una de mis amigas, Cecilia, que cuando hablara con ella le dijera que le dedicaba una canción y que me gustaba. Ya no recuerdo qué canción fue, pero desde ahí agarré la costumbre de hacerlo y mandárselo a decir con mi amiga. Una vez más compruebo que fui cobarde y que era estúpida por no hacerlo yo misma.

Poco después, acompañada por mi amiga Cecilia, tuve que ir a mi antigua escuela por algunos papeles, y al salir de las oficinas Cecilia vino a mi corriendo "¡Wey, allá afuera está Alexia!". El mundo se me vino encima, no sabía qué hacer o cómo actuar, y me puse tan nerviosa que no quería salir de ahí. Realmente fue una coincidencia y entonces me dije a mi misma que si no era hoy, no sería nunca.

La enfrenté y después de una plática breve, le pregunté que había pensado de las canciones que le dediqué y todo lo que había hecho para que me hiciera caso... "No sé. Yo sólo te veo como una amiga y la verdad me siento presionada". Entonces yo no podía soportar la vergüenza de ser indirectamente rechazada, así que me despedí con un beso en la mejilla, pero Alexia al momento de hacerlo, me lo dio besando una parte de mis labios. Un "medio beso".

Me fui caminando un poco confundida, no sabía si sólo fue mi imaginación o, si es que fue real, habría sido al propósito o accidental por la rapidez de despedirnos. Cecilia dijo que no podía haber sido mi imaginación, que seguramente lo hizo porque estaba confundida. Después de mi horrible fracaso, no me di por vencida, hice un último esfuerzo. Así que le mandé mensaje una vez más, preguntando si quería ir al cine conmigo, pues se estrenaría una película de miedo muy buena: "MAMÁ". Para mi sorpresa, Alexia acepto y nos pusimos de acuerdo para ver cuándo y a qué hora sería. Honestamente no sé de dónde agarré valor para preguntarle si fue real el medio beso que me dio o sólo mi imaginación "fue real. ¿Tú querías besarme?". Definitivamente le dije que sí y hasta ahí quedo todo.

Para nuestra mala suerte, las funciones de "MAMÁ" comenzaban tarde, entonces decidimos ver "¿Y dónde está el fantasma?", que por cierto fue la peor que pudimos escoger. Ya en la función Alexia se comportó muy rara, me abrazaba y me tomaba de la mano... ¿Cómo se supone que debía actuar? yo nunca había tenido contacto con una niña en ese plan. Fue muy raro.

Saliendo de la aburridísima película, esperamos a mi papá ya que él nos iría a recoger. Mi papá no supo hasta mucho después de mi orientación sexual, así que no sospechaba ni un poco. Unos minutos más tarde, mi papá me mandó un mensaje diciéndo que ya estaba afuera esperándonos. Entonces bajamos las escaleras eléctricas y no sé cómo pasó realmente, pero voltee a verla y me sonrió. Fue una sonrisa bonita y natural. Yo le devolví la sonrisa, supongo que de nervios. Entonces el tiempo fue más lento, yo vi como Alexia se acercaba a mí lentamente con los ojos cerrados. Y Me besó.

Obviamente me encantó lo que sucedió, pero me quedé en shock total. Y como toda una perdedora profesional, la cagué. Al separarnos no la voltee a ver, no le dije ni una sola palabra, y por si fuera poco, caminé rápido hacia la salida de la plaza dejándola atrás.

No me lo podía creer, o sea, Alexia me había besado. Pero por qué si ella había dejado claro que me veía solo como amiga. Y fue una incógnita que me atormentó por largo tiempo. En el camino todo fue muy incómodo. Seguía sin voltear a verla, ni siquiera me di cuenta cuando llegamos afuera de su casa.

Luego de ese tarde, pasaron días para que volviera a hablarle, y cuando lo hice fue para disculparme por mi comportamiento "indiferente". A su vez, aproveché el momento para preguntar la razón del beso, "creo que me empiezas a gustar".

La esperanza volvió a mí, pero no fue por largo tiempo, pues comenzamos a tomar distancia a tal punto de ya no hablar. En ese transcurso, Alexia publicaba fotos y hacía comentarios de que le gustaba una persona. Me decepcioné, y entonces me di cuenta que yo realmente no le gustaba. Me besó porque yo lo quería, no porque ella lo deseara de verdad.

Hoy en día no hablamos, pero si se da la oportunidad, lo hacemos como buenas conocidas. Ahora ella es pedagoga y se ve que la pasa bien. Me siento bien por ella, porque prácticamente la mayoría de nuestra generación se echó a perder. Ya saben lo típico: amigas embarazadas, prepa trunca, amigos en la cárcel o siendo delincuentes. ¡Claro, hay excepciones!

Y todo esto fue apenas el principio de lo que nunca imaginé que vendría. 

Los amores que nunca tuveWhere stories live. Discover now