11

485 98 36
                                    

Doyoung era de los que llegaba temprano a clase. No le molestaba tener tiempo para sí mismo con la sala de clases vacía y sin el montón de idiotas de sus compañeros gritándose de un lado a otro y lanzándose todo lo que estuviese a su alcance. Así que ese día no fue la excepción.

Para su sorpresa, Yuta tampoco tardó en llegar con una resplandeciente sonrisa en su rostro y saludándolo con la mano, como si jamás lo hubiera rechazado y la incomodidad entre ellos no existiese. 

—Qué hay, Doyoung —saludó sentándose a su lado—. ¿No es un lindo día hoy?

Dongyoung negó con la cabeza y frunció los labios.

—¿No? —Yuta abrió grande los ojos, saliendo de su ensoñación y mirando rápidamente hacia todos lados antes de acercarse a él y susurrar—. ¿Descubriste de quién está enamorado Jungwoo?

—Creí que no querías saberlo —dijo—. Ya sabes, por lo de tú y yo.

El mayor sonrió con amplitud y pasó un brazo por los hombros de Doyoung, acercándolo a sí mismo y juntando sus cabezas. Comenzó a reír y el menor solo consiguió sentirse confundido. ¿Yuta se había vuelto loco?

—Ay, Doyoung, mi lindo amigo Doyoung —suspiró sin dejar de sonreír—. Ya te superé, ¿sabes? No eres la gran cosa. 

—¿Qué está mal contigo, hyung? —preguntó Dongyoung juzgándolo con la mirada. 

—¿Qué puedo decirte? Digamos que soy un tipo fácil de enamorar y ayer salí con alguien diez veces más adorable que tú —rió—. Creo que puedo ser correspondido, así que déjame en paz y dime qué pasó con Jungwoo.

Dongyoung se inclinó en su asiento y suspiró con pesadez. ¿Que qué había pasado? Nada, como siempre. Lo único que tenía claro era que debía ser directo de una vez por todas, sin embargo, no sabía cómo comenzar. ¿Tenía simplemente que acercarse y devolverle la libreta? Decirle que la leyó y que quería saber si se trataba de él o alguien más, y de paso confesar que estaba enamorado. 

No, probablemente Jungwoo moriría de la vergüenza en cuanto mencionara que había leído lo que escribió y correría antes de que pudiese preguntarle o declararse. Ese tipo de franqueza no era un opción. Era preferible avergonzarse a sí mismo que al lindo chico que le gustaba.

—No estaba mi nombre —dijo Doyoung con un puchero que Yuta imitó—. El problema es que en realidad no estaba el nombre de nadie más tampoco. 

Yuta frunció el ceño y se apartó de él, mirándolo incrédulo. No podía ser posible que a Jungwoo no se le escapara algo así ni una sola vez.

—¿La tienes todavía? —preguntó. Dongyoung asintió—. Déjame ver. 

 Aún era temprano y difícilmente alguien más llegaría, por lo general el menor de los dos pasaba una media hora solo en el salón antes de que el resto comenzara a llegar, así que no se preocupó por que alguien los atrapara revisando algo que no les pertenecía y con calma sacó la libreta de su mochila para entregársela a Yuta, quien enseguida se dispuso a leer su contenido.

Ninguno hablaba. El mayor de los dos estaba demasiado concentrado en su lectura y Doyoung mirando la pared.

Era cierto. El nombre de Doyoung no estaba en ninguna parte, pero de todas formas estaba más que claro que hablaba de él. Yuta había contemplado más de una de las situaciones que ahí se describían (exceptuando las partes en las que Jungwoo dejaba su imaginación volar y hacer parecer todo un musical) y estaba claro a quién se refería. Estaba en un punto en el que no entendía si la memoria y capacidad de comparar de su mejor amigo eran terribles, o si es que en realidad no quería aceptar que también le gustaba a Jungwoo.

—¿Temes ser correspondido? —preguntó sin más Yuta dejando de lado el cuaderno.

Dongyoung no respondió enseguida, se limitó a cerrar los ojos y suspirar antes de abrirlos otra vez.

—¿Qué haré si le gusto también, hyung? —cuestionó apretando los labios—. Nunca he estado con alguien y Jungwoo es tan... perfecto, no lo sé. ¿Y si arruino todo? ¿Y si estando juntos se da cuenta de que en realidad no le gusto y no soy lo que esperaba como novio? Dime, Yuta hyung, ¿qué se supone que haga si resulta ser así?

Dos alumnos entraron a la sala y, sin mirar de quiénes se trataban, rápidamente Yuta escondió la libreta bajo el banco y posó una mano sobre el hombro del contrario. Lo observó en silencio un momento y acabó sonriéndole con empatía. No sabía que Doyoung, alguien que lucía tan seguro de sí mismo y tan enamorado, podía tener un lado pesimista y repleto de inseguridades. 

—Hola, chicos —habló alguien parándose frente a ellos, haciéndolos levantar la vista—. ¿Dónde está la libreta?

—¿Para qué la quieres, Jaehyun? —cuestionó Yuta alejándose de Doyoung.

—Jungwoo me llamó ayer preguntando si yo la tenía y le dije que sí —explicó con una sonrisa—. Me deben una, pero más les vale dármela antes de que él llegue o va a matarme. No se supone que la persona que le gusta y a quien está dirigida la tenga.

Dongyoung abrió con amplitud los ojos y se levantó de un salto de su asiento, sobresaltando a los otros dos. 

—¿Qué dijiste, Jaehyun? —preguntó Doyoung exaltado—. ¿La persona que le gusta?

Jaehyun asintió confundido.

—Sí, tú... Oh, ¿él no lo sabía? —dijo mirando hacia Yuta, quien se dio un golpe en la cara con la mano y sacudió la cabeza en negación—. Uh, lo lamento. Creí que Jungwoo era el despistado entre ustedes dos.

Yoonoh se mordió el labio, Jungwoo lo mataría si se enteraba de lo que hizo. Creyó que Dongyoung quería la libreta para saber más sobre el aludido e invitarlo a salir o algo así, no que ni siquiera sabía que era correspondido. Se sentía un gran idiota porque, por la expresión de Yuta, no se suponía que se enterara así de las cosas.

—Entonces le gusto a Jungwoo —musitó Doyoung sentándose otra vez, con las mejillas sonrojadas y una boba sonrisa que intentaba disimular.

—No lo supiste por mí —afirmó Jaehyun retrocediendo—. Debo irme, yo nunca estuve aquí.

El chico tomó la libreta que Yuta le ofrecía y se alejó bajo la mirada cargada de reproche del mismo. Si hubiese sabido que todo terminaría así, él mismo le hubiese contado a Jungwoo sobre los sentimientos de Doyoung para ahorrarse los problemas. (Y sí, a Jungwoo, porque por más que le repitió a su mejor amigo que era mutuo, éste no le creyó.)

—Yuta hyung, ¿y ahora qué?

—Aún debes declararte, tonto —bufó—. No creas que tienes todo solucionado.

SIN MOVER UN DEDO 指 DOWOODonde viven las historias. Descúbrelo ahora