Los hijos de Anabel, Amara, Alex ( Alexandra), Emilio, Félix (Felisa), Pocholo ( Daniel) y Desiré se juntan para terminar lo que sus padres empezaron, esta vez se van fuera de España, se van a dar una vuelta a Europa, aunque no tienen planeado hacer...
Soy Laura, una adolescente de 16 años, me conoceréis por el anterior libro, agentes secretos 2, hoy mi madre me ha dicho que me tiene que decir algo importante, estoy nerviosa por si es algo malo, encima la semana que viene me voy a dar una vuelta por Europa con mis amigos y no quiero que la charla de mi madre tenga algo que ver con el viaje.
Ahora estoy bajando las escaleras para ir al salón, llego y veo a mis padres sentados en el salón con una caja de madera en las piernas de mi madre.
— Laura — Me llama mi madre.
— ¿Si? —Dije nerviosa.
— Ven, siéntate aquí con nosotros — Dijo mi padre.
Yo obedecí y me senté frente a ellos.
— Verás hija, tenemos que contarte algo muy importante y que debe permanecer en secreto, desde que teníamos tu edad, somos... Agentes secretos, y nosotros ya no tenemos edad de seguir resolviendo casos, aparte de que ya no pasamos igual de desapercibidos que antes —Dijo mi madre.
— ¿Qué? — Dije riendo, esto era surrealista — ¿Me estáis diciendo que erais agentes secretos y que yo tengo que serlo ahora?
— Efectivamente — Dijo mi padre.
— Eso, eso es... ¡Genial! — Dije.
— Y no eres la única, tus amigos también — Dijo mi madre.
— ¿¡Enserio!? — Dije emocionada y mis padres asintieron.
— Nos alegra que te lo hallas tomado tan bien — Dijo mi madre — Teníamos miedo de que no te gustara la idea
— Hemos estado guardando esta caja desde que nos retiramos de nuestro puesto — Dijo mi padre mientras que mi madre me daba la caja de madera, yo me la puse en mis piernas y la abrí.
— ¿Qué es esto? — Pregunté asombrada.
— Es un uniforme a medida de los agentes secretos, un mini micrófono para hablar con los demás sin que sospechen y unos tacones conjuntados con el uniforme — Dijo mi madre orgullosa.
