El Castillo Triste | COMPLETA

Capítulo 1 - El castillo triste. CORREGIDO

Corregido.

EPISODIO 1: El Castillo Triste

"Érase una vez, un antiguo castillo junto al bosque, al sur de la Provenza, en él vivía una familia feliz y dichosa integrada por cuatro miembros: la mujer, su esposo, y sus dos hijos (la pequeña Madelaine y el hijo mayor Giancarlo). Todo era bueno en la familia Endolfini, una vida llena de lujos, pues el cabeza de familia era un respetado y conocido médico en la capital y estaban provistos de buena fortuna.

Pero la tragedia llegó una noche de verano, cuando un terrible accidente acabó con esta respetada familia. Según dice la leyenda, esta fue devorada por un extraño animal, dejando como único superviviente al hijo mayor, que dormía plácidamente en el interior del castillo mientras el resto eran devorados por la bestia.

La pérdida y la desolación, la culpa y el desasosiego, persiguieron al joven Giancarlo durante años. Con el paso del tiempo, creció, pero en su corazón siempre albergó tristeza, pues él y su castillo estaban unidos por un triste secreto" - Charlie tomó una bocanada de aire, acababa de terminar el cuento, y cómo era de esperar, sus oyentes le observaban impresionados, al menos, los más pequeños, pues los mayores ansiaban escuchar la otra versión de la historia.- Es cierto, chicos, sé que os gusta más la otra parte, pero esta es la que cuenta la historia desde el principio – El anciano sonrió, enseñando su dentadura completa, pues a pesar de la edad, la tenía intacta. Se puso en pie con dificultad, pues sus piernas estaban algo entumecidas de pasar tanto tiempo sentado.

- Charlie, cuéntanos la otra versión. - rogaban los pequeños, que habían permanecido en silencio durante toda la historia, y querían saber más acerca de aquel extraño castillo.

- Os contaré la otra versión mañana, ahora estoy muy cansado. – añadió.

Charlie estaba demasiado exhausto, ya no era un jovenzuelo, la edad no perdona, y eso era algo que él mismo estaba descubriendo en sus propias carnes. Pero, también es cierto, que él era el único que podía contar aquella historia con lujo de detalles, pues la había escuchado de primera mano.

Tras escuchar las voces defraudadas y quejas de los niños, se puso en marcha, de vuelta al hogar, pues sabía que Rosalie, su preciosa hija le estaría esperando para la cena.

Sonrió, al pensar en aquella jovencita a la que adoraba, su pequeña mujercita, la luz de sus ojos. Gracias al cielo, había crecido sana y saludable, amable y encantadora, con una palabra hermosa para todos. Se parecía más a su madre de lo que había esperado, aunque eso tan sólo traía dolor al anciano, pensar en su esposa, esa que tuvieron que dejar atrás hacía ya mucho, por eso no solía hablar sobre ella.

Se paró en seco, había llegado a casa, su hermoso hogar, una pequeña panadería donde trabajaba diariamente con su hija, ambos llevaban el negocio. Tras colocarse sus enormes y gruesas gafas sobre su aguilucha nariz entró en el lugar.

A la mañana siguiente, despertó bastante temprano, estaba demasiado nervioso como para seguir durmiendo, era el día más esperado por todos en el pueblo, ya que se celebraba un gran evento en la Mansión Manson, a la que muy pocos eran afortunados de asistir. Por suerte, o por desgracia, la panadería de Charlie fue elegida para preparar los deliciosos pasteles que se servirían en la fiesta de cumpleaños que tendría lugar.

Los Manson era la familia más rica de todo el pueblo, pero a la vez, eran fríos y egoístas.

El día pasó con una ligereza abismal, y no era para menos, pues todos estaban tan ocupados, que ninguno pareció percatarse de que había comenzado a oscurecer. Charlie acababa de terminar de colocar la última guinda en el hermoso pastel.